Capítulo 3

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"¿Cómo sabes que no soy yo?"

Keyler

Se sintió como si no hubiera pisado el Boom Balloon en una eternidad, aún así todo seguía justo como lo recordaba. Un aire a nostalgia flotó a mi alrededor al ver vacías las mesas que siempre ocupábamos. Extrañaba esos tiempos en que nuestras mayores preocupaciones eran exámenes y nuestras relaciones. Había pasado mucho desde que pudimos sentarnos a hablar de algo más que maneras de atrapar a un homicida. Incluso mi presencia allí se debía a eso.

Era demasiado temprano, apenas habían abierto media hora antes, así que no había un alma. Avancé hasta la mesa del fondo, sentándome en la silla libre frente a Roy, quien sacaba las últimas cucharadas de un vaso de helado de chocolate. Siempre me sentía extraño cuando lo veía, es decir, el hombre era malditamente imponente con su cara de pocos amigos, pero no tardabas más de dos miradas profundas en notar que estaba triste e incluso algo desmejorado, las ojeras bajo sus ojos se volvían más oscuras cada día. Lo entendía, yo tampoco dormía mucho.

—Solo para aclarar —comencé, intentando romper el hielo en una broma—, ¿por qué será aquí nuestra primera cita?

Me dedicó una mirada tan fría que mi sonrisa se borró al instante. No estaba de humor para chistes. Anotado.

—Estás aquí porque quiero contratarte —dijo, dejando la cuchara dentro del vaso vacío.

—No recuerdo haberte dicho que necesitaba empleo —respondí, recostándome en la silla con los brazos cruzados sobre el pecho—. Quiero decir, soy artista, nosotros siempre necesitamos empleo, pero definitivamente no hablé de eso contigo.

—Quiero que seas mi espía —dijo.

Dejé escapar una risa. Era su momento de bromear. No podía estar hablando en serio.

—Y estoy malditamente seguro de que nunca dije que ofertara esos servicios —añadí, pero él no esbozó el más mínimo gesto de burla.

—Esto no es una broma, Keyler. Así que te agradecería que te comportaras como un adulto.

—Lo siento si no soy lo suficiente maduro ante tu propuesta de convertirme en Kim Philby.

Roy resopló, como quien ha perdido toda la paciencia y ruega internamente por obtener un poco más. ¿Él estaba molesto? Yo era quien no entendía un demonio de lo que estaba pasando.

—En realidad serías más Sherlock Holmes —dijo y, otra vez, no había un ápice de burla en él.

—¿Qué se supone que debo investigar?

—Quien es el asesino —respondió con total calma, como si no hubiera soltado la mayor estupidez del siglo.

Dios, estaba a punto de irme de allí. Logan tenía razón, Roy se había vuelto loco.

—¿Estás bromeando? —jadeé.

—Recuerdo haber dicho hace un minuto que no.

—¿Por qué no contratas a un investigador privado? —pregunté, recostándome en el borde de la mesa— ¿Cómo se supone que yo descubra algo? Estudié artes, Roy, no fui a la academia de preparación de la CIA.

—No puedo traer a alguien de afuera cuya lealtad no me es garantizada —dijo, copiando mi postura sobre la mesa—. Pero puedo confiar en ti. Te importan Suelym y los demás, sé que no los traicionarías. Y te gustan las novelas de misterio, ¿no? Suelym dice que siempre descubres quién es el malo.

—Sí y también me gustan las comedias románticas y no me ves yendo a una boda en Australia a ligarme a la hermana de la novia.

Para mi sorpresa, Roy sonrió. No fue un gesto amplio, ni parecía ser reacción a mis palabras, más bien las curvas de sus labios se elevaron con disimulo en un aire de nostalgia, como quien recuerda algo que en algún momento le produjo gran felicidad y ahora solo le dejaba un vacío.

Hassle [Problemas #3]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora