Epílogo

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OCHO AÑOS DESPUÉS

Suelym

—Hablé con el capitán esta mañana —dije, reclinándome en la silla de la oficina—, llegará al puerto en dos días.

—Perfecto —respondió Nikolái al otro lado de la línea, llenando todo el lugar por el altavoz—. No quiero que los idiotas de Nexus tengan razón para quejarse.

Logan soltó una risa baja, sentado al otro lado del buró mientras terminaba de doblar los pétalos de una flor de papel amarillo.

—No lo tendrán —respondí, girando la llave en mi cuello entre mis dedos—. Kaitlyn y yo nos encargaremos personalmente de entregarle el cargamento a Irina.

—No te retengo más —añadió Nikolái—, dale mis felicitaciones a Alina.

—Lo haré, gracias.

La llamada finalizó y me permití derrumbarme contra el asiento. Nikolái estaba siendo insufrible últimamente con todo lo referente a Nexus, la organización nacida de la Bratva que era competencia directa de Imperio y enemigos de la familia Vasnetsov desde varias generaciones atrás. Habían tenido un cambio de mando hace algunos años y eso había traído cambios en nuestro terreno de operaciones. Kaitlyn y yo manejábamos una alianza con uno de los nuevos líderes de Nexus, Irina, por lo que nos veíamos obligadas a lidiar con las insistentes crisis de desconfianza de Nikolái. No le agradaban nuestros socios.

—No deberías trabajar en días festivos —murmuró Logan, dejando la flor terminada sobre la superficie de madera oscura para tomar otro papel de color rojo—. Amy confiscó mi teléfono esta mañana y dijo que enviaría todas las llamadas al buzón. Aprende de mi esposa.

No pude evitar sonreír al captar la nota de orgullo en su voz. Nada hacía más feliz a mi hermano que presumir a su mujer. Amy y él se habían casado tres meses después de mi boda con Roy, justo antes de que nos mudáramos definitivamente a Múnich junto a Brandom y Kristal. Logan era mi virrey y lo necesitaba a mi lado. Por suerte Amy no opuso resistencia al cambio, trabajaba en un bufete de servicios internacionales y brindaba asesoría legal a varios socios de Imperio. Mi hermano se convirtió en una pieza fundamental en el organigrama de Imperio, me ayudó a adaptarme a Inglaterra y a expandir el poderío de la llave al resto del Reino Unido. También apoyó mi plan de hacer una tregua con Nexus y firmar un acuerdo de paz, literalmente. En palabras de Roy, nuestra gestión estaba dando más frutos de los que alcanzó a imaginar.

Un golpecito en la puerta me sacó de mis pensamientos. La pequeña Andrea asomó la cabeza, dejando caer su melena de suaves rizos castaños a un lado al inclinarse dentro. Sus ojos azules chispearon cuando vio a su padre frente a mí.

—¡Papi! —chilló, corriendo hasta Logan— El tío Andrew ya está aquí.

—Entonces vamos a recibirlo —respondió Logan, alzándola para sostenerla con un brazo contra su pecho. La diminuta copia de Amy soltó una risita y se acomodó contra su padre, cuidando de no estrujar su vestido rosa de princesa, me hizo un gesto con la mano para que los siguiera.

Dejé el teléfono en el escritorio, negándome a más distracciones laborales por un rato, y tomé las flores en las que Logan había trabajado tan devotamente. Cerré la puerta al salir al corredor, escuchando la música proveniente del patio trasero. Roy me había obsequiado la casa como regalo de bodas y, aunque en un primer momento me negué a necesitar tanto espacio, en días como esos me alegraba que los niños tuvieran un lugar seguro y cálido para corretear de aquí para allá.

Logan guio el camino, deteniéndose abruptamente en la terraza cuando Alexandr pasó a su lado con la cabeza enterrada en un libro de historia medieval, tan absorto en lo que leía que no reparó en los obstáculos del camino. El cabello rubio casi le cubría los ojos verdes, creando una mini versión de Brandom que era extremadamente tierna, aunque el chico no era muy hablador y prefería pasársela en la biblioteca de su padre desde que aprendió a leer.

Hassle [Problemas #3]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora