Capítulo 17

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"Punto muerto"

Suelym

Me tomó solo un vistazo al departamento de Roy para comprobar que todo seguía justo como lo había dejado. Mis maletas no estaban en la sala, así que asumí que Shelsie se habría encargado de que las subieran al dormitorio. Me preguntaba si tendría que moverlas luego. Dudaba que pudiéramos dormir en la misma cama si continuábamos discutiendo como en el auto.

El sonido de la puerta al cerrarse de un golpe me hizo dar un pequeño salto. Había usado demasiada fuerza, como si quisiera avisarme que estaba molesto. No era necesario, ya lo sabía, y yo también lo estaba. Tomé el camino a las escaleras antes de que pudiera alcanzarme, subiendo al segundo piso mientras él me seguía de cerca. El repentino recuerdo de las veces que me persiguió por aquellas mismas escaleras me hizo caminar más rápido. No necesitaba añorar nuestras tontas cacerías que terminaban en besos robados o caricias obscenas en cualquier rincón del lugar. Debía mantener la cabeza fría para lo que vendría, porque el único progreso que logré en el camino desde el club fue que dejara de amenazar con lastimar a Jeremy por enviarme el email donde me contaba sobre el arresto de Amy.

Roy me tomó del brazo cuando llegamos a la puerta abierta del dormitorio, obligándome a voltearme para mirarle a los ojos.

—Fin del camino —murmuró como si se tratara de una sutil amenaza.

—Suéltame —demandé, sabiendo que intentarlo por mi cuenta sería más que inútil.

—¿Para qué? ¿Para que puedas seguir esquivándome por toda la habitación?

—¿Prefieres que te grite? —pregunté, intentando zafarme.

—¡Demonios, sí! —exclamó, cerrando sus dedos sobre mi piel como un grillete de acero—. He pasado cuatro meses deseando escuchar cualquier cosa de ti y no obtuve una maldita palabra, Suelym. Así que grítame, llena todo el maldito silencio que pusiste entre nosotros, prometo que lo disfrutaré.

—Ni siquiera tengo que decirte nada, ya lo sabes todo —intenté empujarle con mi mano libre, no se movió—. Sabías que me enojaría estar encerrada en Múnich. Sabías que preferiría quedarme aquí con mis amigos, con mis hermanos, contigo. Sabías que estaría herida, que me sentiría malditamente traicionada. Lo supiste desde el momento en que me pusiste en ese avión, y no fuiste capaz de darme una despedida siquiera.

—Suelym...

—¿Recuerdas nuestra primera cita? —le interrumpí— Te pedí que me avisaras antes de irte, y tú me juraste que nunca te irías. Supongo que a tu manera lo cumpliste, ¿no? No te fuiste, pero te encargaste de que yo lo hiciera.

—Te estaba poniendo a salvo.

—¡No me lo dijiste! —grité, sintiendo el impulso de llorar y conteniéndolo con todas mis fuerzas— No tuve un último abrazo con mis hermanos, no pude decirles a mis amigos que los vería luego, no me besaste en la frente y me dijiste que todo estaría bien. Eso hubiera hecho la maldita diferencia, Roy, pero preferiste ser un cobarde.

—¡No quería hacernos pasar por eso! —gritó de vuelta, haciendo que la vena en su cuello saltara— No quería que tú vivieras eso.

—¿Y qué crees que viví cuando me desperté en otro continente alejada de todas las personas que amo? ¡Mi padre acababa de morir, Roy! No necesitaba estar sola, necesitaba a mis amigos, te necesitaba a ti, y me quitaste eso.

Apretó los labios en una fina línea, tragándose lo que fuera a decir. Sus ojos parecían más oscuros de lo usual, tomados por la ira de la discusión. Quizás veía lo mismo en mí. ¿Él también notaba que gritarnos a la cara resultaría en un caos peor que intentar apagar un incendio con gasolina?

Hassle [Problemas #3]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora