Capítulo 24

15 5 3
                                    

"Todo lo hice para protegerte"

Suelym

Nunca me había sentido tan cansada. Abrir los ojos se convirtió en una tarea titánica. Cuando pude hacerlo, me encontré envuelta en un manto de oscuridad que no me permitía distinguir absolutamente nada. ¿Dónde estaba? Lo último que recordaba era leer el diario de Lina mientras iba al hospital con Jeremy. Todos los recuerdos de las últimas horas se lanzaron como dagas contra mi cerebro. La carta de Lina. Jeremy era el asesino. Él me había drogado hasta que perdí el conocimiento.

Intenté ponerme de pie, pero algo tiró de mi tobillo derecho y caí sobre una superficie mullida. Me senté con cuidado de mantener la pierna estirada, apoyándome a oscuras sobre lo que parecían ser almohadas. Arrastré mis dedos por mi pierna, el tacto de la tela gruesa de mi pantalón fue interrumpido por un material más duro como el metal, en forma de brazalete alrededor de mi tobillo. Moví la pierna, escuchando el tintineo del metal, parecido a una cadena al tensarse. ¿Él me había encadenado?

—No te muevas mucho —dijo una voz desde el otro lado de la habitación. Algo en ella me resultó conocido—. No se soltarán, solo conseguirás lastimarte

—¿Evie? —pregunté, forzando la vista tanto como podía, pero fue inútil— ¿Eres tú?

No recibí respuesta, pero escuché sus pasos moverse por la oscuridad. El sonido de un cerrojo al ser levantado hizo clic y la oscuridad se disipó cuando la pared frente a mí empezó a moverse hacia arriba. Cerré los ojos con fuerza ante la luz que se filtró de golpe, tomándome unos segundos para adaptarme. Evie estaba de pie frente a la pared movediza, que en realidad era la puerta del lugar, con los brazos cruzados sobre el pecho.

Estábamos dentro de un contenedor. No había nada allí, salvo una cantidad exagerada de almohadas y sábanas para formar la improvisada cama donde estaba; un tubo de metal a mi lado, conectado desde el suelo hasta el techo, donde se sujetaba el otro extremo de la cadena que se adhería al grillete en mi tobillo; y una silla en la esquina contraria, junto a la puerta, supuse que para vigilarme.

—¿Estás con él? —pregunté, aunque era más que obvio dado que no había ninguna cadena manteniéndola atrapada.

Evie guardó silencio una vez más, sin moverse de su sitio. No la había visto desde hacía semanas, pero lucía como si hubieran pasado años. Tenía el cabello recogido en un moño sin forma, círculos oscuros bajo sus ojos ensombrecían su expresión, e incluso me atrevía a afirmar que estaba más delgada. Todo en ella gritaba agotamiento.

Tantas preguntas se agolparon en mi garganta. ¿Por qué estaba ayudándolo? ¿Desde cuándo? ¿Abraham lo sabía? ¿Era Jeremy el que estaba a cargo? Me tragué mis palabras cuando una figura se cernió en la entrada, apoyando un antebrazo en la esquina del marco de la puerta corrediza para balancearse hacia dentro. La capucha de la sudadera negra le cubría la cabeza, ocultando la mitad de su frente, pero sus ojos estaban a plena vista, enfocándome con toda su atención.

—Despertaste —señaló Jeremy, dejando la bolsa de plástico que traía en el suelo.

Un escalofrío me recorrió la columna cuando dio un paso hacia mí. Su mirada se sentía tan gélida, pero no había nada distinto en él. Portaba la misma sonrisa amable de siempre y seguía observándome con cariño. Todo en él era tal y como lo que recordaba. No podía decir que el temor que se propagaba en mis entrañas como incendio forestal era debido a una súbita aura de maldad a su alrededor, porque no existía tal cosa. La imagen corrupta que esperé encontrar en el asesino de mi padre era en realidad un reflejo de amistad aparentemente pura. Eso era lo aterrador. No serías capaz de encontrar al monstruo si luce como uno de los más fieles ángeles. Ciertamente yo no pude hacerlo.

Hassle [Problemas #3]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora