Capítulo 12

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"Trucos baratos"

Audrey

Comenzaba a aburrirme. Una misión de espionaje parecía muy interesante desde las películas, pero seguir a alguien por toda la ciudad era realmente agotador y tedioso. Mucho más cuando se trataba de seguir a Abraham.

Me recosté más a la pared, asegurándome de que mi objetivo no pudiera verme desde su posición, aunque estaba tan enfrascado en una discusión por teléfono, seguramente con Evie, que dudaba pudiera notar algo a su alrededor. Keyler se detuvo a mi lado, tendiéndome un cono de helado de fresa mientras le daba una lamida al suyo de chocolate.

—Gracias —murmuré, tomando el helado, cuidando de no rozar sus dedos.

—¿Cuánto tiempo lleva así? —preguntó, observando a Abraham en la distancia, quien había comenzado a mirar al cielo como si rogara por paciencia.

—Casi quince minutos —dije, mirando la hora en mi teléfono—. Comienzo a aburrirme, pensé que sería más divertido.

—Justo por eso te dije que no vinieras.

Resoplé. Él tenía razón, yo me había invitado sola. Keyler me había escrito esa mañana, continuando la estúpida conversación que habíamos tenido la noche anterior sobre películas sobrevaloradas antes de que ambos cayéramos dormidos con nuestros teléfonos en las manos, y me había mencionado que se pasaría el día vigilando a Abraham. Roy tenía sus sospechas, además, Jeremy había mencionado que Abraham lucía extraño últimamente y creo que todos compartíamos esa opinión, así que Keyler quería ver si lograba averiguar algo. Cuando salió de su edificio me encontró esperándolo en el aparcamiento, ofreciéndome a llevarlo en mi auto porque Abraham no lo reconocería. Me advirtió que sería algo aburrido, pero yo no escuché y simplemente le ordené que subiera al auto. Aun así, podría estar muriéndome del hastío que no me arrepentiría de estar allí con él.

—Eres el único que no me deja de lado o intenta controlar cada paso que doy —confesé, centrándome en mi helado para evitar su mirada—, así que no hay otro lugar donde quiera estar.

Le di una lamida a mi helado, a punto de atragantarme cuando el brazo de Keyler rodeó mi espalda, dejando su mano en mi brazo. Me congelé completamente mientras sus dedos le brindaban una suave caricia a mi piel y desaparecían tan rápido como habían llegado. Lo miré, pero su atención estaba centrada en Abraham, no sabía si estaba disimulando o aquel contacto no había significado nada para él. Para mí fue extraño, a pesar de que sabía que solo había sido su forma de reconfortarme. No era la primera vez que nos tocábamos, aunque era siempre yo la que invadía su espacio en primer lugar, no estaba acostumbrada a que él tomara la iniciativa. Eso me puso nerviosa.

Algo se sentía extraño desde aquella tarde en su departamento. La forma en que me había hablado de Dalia, aunque hubiera sido solo un poco, significaba mucho para mí, sobre todo porque sabía que era un tema que se reservaba para sí mismo. Me tuvo la confianza para contarme algo tan personal y eso había hecho cosas raras con mi cabeza. Además, no olvidaba el dibujo. Suelym solía decirme que dibujar rostros era complicado para ella y Keyler, y que debían practicar mucho para perfeccionar su técnica por lo que solían tener muchos bocetos de modelos, actores o incluso extraños que veían en la calle, pero también decía que algunos dibujos eran especiales. Roy solía dibujarla a ella todo el tiempo y no tenía nada que ver con practicar sus habilidades, simplemente era una forma de adorarla, de mostrar lo que sentía. Podía ser que Keyler me hubiera tomado como modelo de prácticas, pero algo en mi interior anhelaba que no fuera así, de alguna forma quería que aquel retrato fuera de esos dibujos especiales. Solo que no entendía por qué lo quería así.

Hassle [Problemas #3]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora