Capítulo 20

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"Nunca pensé que podrías ser tú"

Amy

Aparqué en la entrada de la casa, demasiado apurada como para entrar el auto al garaje. No pensaba tardar mucho. Le coloqué la alarma, repasando mentalmente lo que los chicos me habían pedido que les llevara y agregando mis propias necesidades a la lista mental. Me detuve algunos pasos después, notando un familiar auto azul aparcado en la acera del frente. Salazar. Había pasado tiempo desde la última vez que lo vi, y definitivamente estaba apretada de horario en aquel momento, pero tenía la sensación de que su presencia allí tenía que ver conmigo y, en ese caso, me parecía descortés no saludarlo. Independientemente de todo el problema con Logan, recordaba la profunda amistad que unía a Salazar y Elliot, y me agradaban nuestras charlas sobre viejas anécdotas de nuestro amigo.

Rehíce el camino que recién había hecho, cruzando la calle hasta llegar a la ventanilla del conductor. Intenté ver el interior a través de los cristales ligeramente tintados, pero no parecía haber nadie dentro. No podría haberse ido y dejado su auto allí. Quizás estaba dando una vuelta.

—Nunca pensé que podrías ser tú —dijo su voz a mi espalda, provocando que diera un salto en el lugar.

—Dios, me asustaste —exclamé, volteándome para encararlo.

Estaba de pie entre dos de los árboles de la acera, oculto de la luz de las farolas de la calle tras las sombras de los anchos troncos. Desde su posición pudo verme ir y venir. ¿Por qué no me avisó que estaba detrás de mí?

Los latidos de mi corazón, todavía lejos de su curso habitual por el susto anterior, se volvieron más frenéticos cuando noté el enrojecimiento en sus ojos y la furia contenida en su expresión. Parecía que había estado llorando, pero lo realmente desconcertante era que me miraba como si yo fuera la causante.

—¿Qué pasa? —pregunté, dando un paso hacia atrás. Mi espalda chocó con su auto.

—La mataste —masculló, todavía sin moverse—. Él tenía razón, fueron ustedes.

Tuve que tomarme un segundo para procesar lo que decía, pero no pude hallarle sentido.

—Salazar, no entiendo de qué estás hablando.

—¡Mataste a mi hermana! —gritó, acortando la distancia entre nosotros en dos zancadas.

Apenas tuve tiempo de esquivarlo, moviéndome hacia la izquierda antes de que me encerrara entre él y su auto. La mirada que me mostró establa plagada de ira. Moví las llaves en mi mano, intentando no delatar mis intenciones hasta que pude tantear la del auto con los dedos. Él estaba furioso y yo estaba sola. Necesitaba salir de allí rápido.

—No entiendo de qué hablas —repetí, caminando hacia atrás para alejarme.

—Lina era una maldita santa. ¿Qué hizo para que la lastimaras de esa forma?

Me congelé, incapaz de dar otro paso.

—¿Lina? —pregunté, mi voz salió en un murmullo trémulo, dudaba que él hubiera sido capaz de escucharme— ¿Lina era tu hermana?

Era imposible. Él no había asistido al entierro, toda su familia estuvo allí... O tal vez no. Recordé las pocas veces que Lina mencionó algo sobre su familia. Las cortas anécdotas sobre un hermano mayor que se había enemistado con sus padres y había vuelto a España algunos meses antes de que ella comenzara la universidad. Cuando su abuela materna murió, sus padres no le avisaron del funeral. Lina estuvo quejándose dos días sobre la desconsideración en su familia y como su hermano se había perdido la oportunidad de despedirse por culpa del orgullo de sus padres.

Hassle [Problemas #3]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora