Capítulo 25

13 5 0
                                    

"Nunca vas a perdonarme"

Suelym

No sabía cuánto tiempo había pasado desde que Jeremy me dejó sola y a oscuras en el contenedor. Pude deducir, por los ruidos exteriores a la bodega, que estábamos en el puerto. Debía haber alquilado alguna de las bodegas de la zona sur, eran las menos vigiladas y muchas ni siquiera se usaban. Esperé a que volviera, pero habló en serio cuando dijo que me dejaría por un rato.

Deshacerme de la cinta en mi boca no fue complicado, tardé un poco más en librarme de la que unía mis manos, pero no tuve forma alguna de salir del grillete que mantenía mi tobillo unido a la cadena. En algún punto había dejado de llorar y ahora solo seguía luchando por despertar mi cuerpo al cien por ciento. No sabía qué me había inyectado Jeremy, pero el efecto era duradero. Podría luchar con la decepción y el dolor luego, en ese momento solo podía concentrarme en salir de allí.

Probablemente Logan ya hubiera descubierto a Jeremy en el vídeo, pero quedarme quieta a esperar por Roy tampoco era una opción. Jeremy lo había eludido por cuatro años, podría seguir haciéndolo por un par de días. No tenía idea si realmente fue sincero y pensaba marcharse luego de dejarme ir, o si, por el contrario, me mataría antes de desaparecer. No podía arriesgarme a descubrir sus intenciones.

El inconfundible sonido de pasos acercándose me hizo soltar el grillete, intentando acomodarme en las almohadas en una pose casual. Él de seguro sabía que intentaría escapar, pero prefería que no me viera haciéndolo. No quería tentar su temperamento cuando no tenía forma de defenderme.

La puerta se abrió despacio hasta la mitad, pero no fue Jeremy quien asomó la cabeza dentro. Fruncí el ceño al reconocer a Evie.

—¿Te envió a vigilarme? —pregunté, incapaz de esconder el tono mordaz en mi voz.

—Cállate —murmuró, corriendo hasta mí—, si nos escucha, estoy muerta.

Sacó una llave del bolsillo de sus pantalones y se arrodilló frente a mí. Todas las protestas murieron en mi garganta al verla introducir la llave en la cerradura del grillete y liberarme. Eché la pierna hacia atrás por reflejo, saboreando la libertad de movilidad como si fueran a arrebatármela nuevamente en cualquier segundo.

—No sé si tardará en volver —dijo, poniéndose de pie y extendiéndome una mano—, tenemos que darnos prisa.

—¿No estás con él? —pregunté, todavía sentada.

—No desde que supe lo que realmente estaba pasando, para entonces tenía demasiado miedo como para ir en su contra —toda su expresión se contrajo en una mueca apenada—. Siento mucho haberle ayudado en primer lugar, yo pensé que solo estaba enamorado de ti y te dejaba notas porque no sabía cómo decírtelo.

Quería creerle, sobre todo por lo que ella representaba para Abraham, pero la voz en mi cabeza que aún se recuperaba de la traición de Jeremy me exigía a gritos que no confiara en nadie.

—¿Cómo sé que no es una trampa? —pregunté, mirando al pasillo detrás de la puerta.

—No voy a obligarte a venir conmigo —dijo, manteniendo la mano extendida entre nosotras—, solo quiero ayudar, pero tienes que decidir ahora.

Deslicé la mirada a la puerta. Él no estaba ahí. No tenía forma de saber si Evie era sincera o si me estaba llevando a un lugar peor. Pero, de todos modos, no tenía muchas opciones.

—¿Abraham? —pregunté, con el corazón latiéndome desbocado a la espera de su respuesta.

—Él no tiene idea de nada —aseguró.

Solté el aire que estuve conteniendo inconscientemente todo el rato. Tomé su mano, poniéndome de pie tan rápido como pude. Tuve que esperar unos segundos para moverme, repentinamente mareada por el sedante y el estar sentada tanto tiempo. Evie me envolvió con su brazo por la espalda, sujetándome por si me tambaleaba al caminar. Cerró la puerta luego de que pasáramos, con cuidado de que no sonara demasiado, y lideró el camino por una extensa galería llena de contenedores cerrados. Jeremy había elegido uno de los últimos, debíamos cruzar todo el almacén para encontrar la salida.

—Se supone que nadie puede entrar aquí —dijo Evie, tomando el camino a la derecha para continuar por un largo pasillo—, si ves a alguien debe estar con Jeremy, así que corre.

Asentí, aunque ella no podía verme.

—¿No era más fácil avisarle a Roy? —pregunté.

—Me quitó el teléfono desde que llegué —explicó—. He estado aquí el mismo tiempo que tú, solo que al menos me deja moverme por el lugar y tomar un poco de aire.

La mayoría de los pasillos estaban a oscuras, pero podía ver un área más adelante completamente iluminada. Una puerta de metal se alzaba en el centro de la pared al final. La salida. Apuramos el paso, pero toda mi esperanza murió cuando Evie movió la manija de la puerta y esta no abrió.

—No —murmuró, volviendo a intentar—, es imposible. La dejé abierta.

Evie soltó un suspiro y se retiró, dejando que yo lo intentara. Estaba cerrada con llave. No había forma de abrirla.

—¿Me buscaban? —preguntó Jeremy detrás de nosotras.

Giré, pero no alcancé a verlo. El sonido de un disparo inundó el almacén y solté un grito cuando la sangre me manchó la cara y el cuerpo de Evie cayó inerte sobre mí. La sostuve por unos segundos, pero se resbaló de mis manos y cayó al suelo. Un agujero de bala decoraba su frente mientras sus ojos me miraban en una expresión vacía carente de vida. Estaba muerta.

Escuché las pisadas de Jeremy acercarse por mi derecha, pero no fui capaz de levantar la vista del cuerpo de Evie. Todo mi cuerpo tembló cuando su presencia se cernió a mi espalda y dejó un beso en la cima de mi cabeza. Intenté moverme, pero estaba petrificada. Exhaló un suspiro y me acarició el cabello.

—Nunca vas a perdonarme, ¿cierto? —preguntó.

Algo sólido se estrelló contra la parte posterior de mi cabeza, provocando que un profundo dolor se extendiera por todo mi cráneo. La bodega comenzó a dar vueltas a mi alrededor cuando intenté moverme. Toqué la zona dolorida, manchando la punta de mis dedos de sangre. Jeremy cerró su mano en mi cuello, obligándome a mirarlo. Su boca se movía, pero las palabras se mezclaban con el eco y se escuchaban tan lejanas que no llegaba a entenderlas. La imagen distorsionada de su sonrisa me dio escalofríos. Sus ojos fue lo último que vi antes de que todo se sumiera en oscuridad otra vez. 

Hassle [Problemas #3]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora