Capítulo 11

27 6 2
                                    

"Una buena razón"

Keyler

Ir al cementerio con Jeremy siempre era incómodo para ambos, aun así continuábamos haciéndolo año tras año. Parecía más un proceso automatizado para aquel entonces. Nos reuníamos en la puerta de entrada, siempre vestidos de negro, siempre cargando un ramo de rosas amarillas idénticas, las favoritas de Dalia, caminábamos en silencio y no pronunciábamos palabra en los quince minutos que pasábamos mirando su tumba. El epitafio parecía burlarse de nosotros. Una luz amada por todos. Sí, claro, nosotros habíamos sido los imbéciles que la amaron.

Odiaba los aniversarios de su muerte, odiaba tener que ir a ese cementerio, y odiaba no poder parar de hacerlo. El año pasado quise faltar, me dije a mí mismo que no le debía nada, pero terminé yendo más tarde de lo habitual porque no podía sacarme la sensación de culpa del pecho. Era como si el maldito lazo que me unía a ella no se hubiera roto ni con su muerte. Me preguntaba si Jeremy se sentía igual, si también le inquietaba saber la verdad sobre su muerte, o si seguía viniendo porque también se sentía culpable; pero éramos demasiado cerrados sobre todo lo concerniente a ella como para hablarlo entre nosotros.

Le eché un vistazo mientras caminaba a mi lado, saliendo hacia la puerta principal del cementerio en total silencio, su rostro se mantenía en blanco la mayor parte del tiempo, pero podía notar el cansancio en sus ojos y, de cierta forma, toda su figura mostraba un abatimiento bastante notable. Siempre lucía igual de afectado cuando nos íbamos, era la única forma que tenía de comprobar que nuestro ritual era una carga emocional en lugar de un compromiso para él. Los tiempos en que lo llamaba mi mejor amigo parecían tan lejanos que a veces me costaba recordarlos, no concordaba para nada con los extraños en los que nos habíamos convertido. Éramos amigos, pero nuestra relación se había deteriorado demasiado a causa de Dalia y sabíamos perfectamente que no podría ser reparada de ninguna forma.

—Comenzaré una maestría en Boston el próximo mes —dijo cuando llegamos al portón de salida al aparcamiento—, pero no sé si deba tomarla.

—¿Por qué? —pregunté, algo consternado de que consultara algo así conmigo.

—No quiero irme sin saber que Suelym está bien.

—Ella no querría que pusieras tu vida en pausa por lo que está pasando —aseguré, desbloqueando la alarma de mi auto.

—Lo sé, es solo que no se siente correcto. No quiero ser la rata que abandone el barco.

—Ninguno lo verá de esa forma, Jer —aseguré, dándole un intento de sonrisa comprensiva.

No hubo mucho que decir luego de eso, así que solo tomamos caminos separados. El trayecto a mi departamento no sobrepasaba los veinte minutos, no tenía nada que hacer en la tarde así que no tuve prisa, pero al llegar y ver el deportivo blanco aparcado en el edificio deseé haber pisado el acelerador a fondo. Audrey salió del asiento del conductor, ofreciéndome una sonrisa mientras descendía la velocidad hasta detenerme frente a ella con el auto aún en marcha.

—Me preguntaba cuando llegarías —dijo, asomándose por la ventanilla abierta del copiloto.

—No sabía que vendrías, me hubiera apurado.

—Estaba de paso por el vecindario —dijo, obviamente mintiendo por la forma en que arrugaba la nariz mientras se esforzaba en que su sonrisa saliera genuinamente casual. Conocía sus hábitos y expresiones, necesitaría más que eso para engañarme.

—Dejaré el auto en mi plaza y vuelvo, ¿ok?

—Aquí te espero —aseguró, alejándose para permitirme avanzar.

Hassle [Problemas #3]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora