Capítulo 3

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Pronto el molesto cosquilleó que Yulia sentía en el cuello desapareció cuando un dedo se posó sobre su frente y empujó fuertemente su cabeza hacía atrás. Rápidamente reaccionó alzando la mirada, encontrando a Masha frente a ella, apoyada sobre un pie y cruzando los brazos mientras le miraba con una ceja enarcada.

—¿Qué demonios se traen tú y Elena? ¿Seguro que no la conoces? ¡No me mientas, Yulia! ¡Dime ya!

Yulia se sorprendió al escuchar el elevado tono con el que su amiga le interrogó. La chica más joven sonaba completamente furiosa —Nada, Masha ¡No la conozco! ¡Te lo he dicho!—Le respondió con calma.

Masha, sin creer en la respuesta, sacó el celular de su bolso y rápidamente capturó una imagen de su cuello.

— ¿Y entonces que significa esto?—  Le preguntó. Yulia tomó el teléfono y observó en la imagen capturada los labios rojos de Katina perfectamente marcados en su cuello.

Internamente se maldijo una y otra vez.  Los malditos pero sensuales labios de la pelirroja resaltaban tan bien junto a su piel. Recordó aquella cercanía de hace segundos, el aroma a fresas de su cuerpo y el pequeño beso... Si, le había gustado, al igual que el anterior.  ¡Rayos!

—Masha, no sé que se trae tu amiga. Lo juro—  Yulia trató de hacerle entender, pero Masha no parecía convencida. Aún molesta le arrebató el teléfono de las manos y lo guardó sin ningún cuidado en su bolso.

—No te creo. Besos por aquí y besos por allá, esto es muy raro. Dime la verdad, ¿Elena es lesbiana? ¿Fue tu novia, terminaron mal y ahora se odian pero siguen con los mismos derechos?

—¡¿Qué?! ¡No, no!— Exclamó Yulia rápidamente. ¿Elena su novia? No por favor. Qué clase de ideas tan desquiciadas y absurdas tenia ésta chica en la cabeza —Masha, te lo repito, no conozco a Katina, no sabía de su existencia hasta ayer, nunca la había visto en mis veinte años de vida, no sé porque me besó en el campus y no sé porque lo hizo ahora. Y no quiero tener que ver nada con ella, ni ahora, ni nunca. Es exactamente el tipo de persona y de chica que aborrezco ¿Entiendes? Es un gran y rotundo no!

Masha vio la seriedad en la respuesta y en el rostro de su amiga. Yulia no había vacilado ni una sola vez al contestar, no parecía estar mintiendo —¿Me lo juras?— Le preguntó.
Yulia asintió sin dudar.

Masha finalmente cambió su expresión a una más relajada, seguido de un pequeño suspiro que salió de su cuerpo.

— Lo siento, Yul es que... me contaste que tienes una novia y se me hace muy mal que te andes besuqueando con mi amiga así como así...

—¡¿Disculpa?!— Yulia se sobresaltó —Yo no me ando besuqueando con tu amiga, ella me tomó desprevenida el día de ayer y ahora le estaba hablando de algo serio y me hizo esto — Señaló el beso en su cuello —Ya te dije que no sé por qué lo hace pero no dejaré que vuelva a pasar.

—Hablaré con ella, Lena no es de andar besuqueando a chicas— Masha dijo lo último mirando al suelo, más como un pensamiento para ella misma —Y a propósito, ¿de qué hablabas con ella?

—Katina falló todos los ejercicios que hicimos en clase y que tú te perdiste— Los ojos de Yulia miraron con cierta preocupación a Masha  —Sobre eso... ¿te pasó algo grave?—  dijo, una de sus manos descansó en el hombro de su amiga.

Masha de inmediato sonrió lindamente, y después negó mientras cubría la mano de Yul con la suya. El gesto le había parecido encantador —No, es solo que cuando salí de mi casa no me fijé que había dejado a mi cachorro encerrado en mi habitación. Yo tengo la única llave que existe para la puerta y mi padre me llamó preocupado porque mi pequeño lloraba mucho. Tuve que ir y volver—  Yulia se tranquilizó y le devolvió la sonrisa —Hey, nos desviamos del tema fácilmente. Sigue contándome sobre lo que hablabas con Elena.

Mis Ojos Sobre TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora