Capítulo 37

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Horas más tarde, la mañana se mantenía esplendida. 9:30 am y el ruido de los carros andando y de la gente en las calles hacían presencia en todos los alrededores de la ciudad y por supuesto, en el barrio de la familia Volkov no era diferente. Las vacaciones escolares para los más pequeños daban inicio en estas fechas así que el ruido de los más chicos jugando y correteando en los jardines vecinos estaban presentes.

Elena quien había tenido unas horas de sueño magníficos finalmente empezaba a despertarse y lo hacía en completa calma. Bostezos y movimientos muy sutiles empezaban a notarse entre las cobijas que le cubrían. Aún no abría los ojos, pero cambiaba de posición frecuentemente mientras estiraba con libertad sus extremidades por toda la cama.

Yulia quien ya estaba fuera de las cobijas, recién bañada y con ropa ligera de estar en casa miraba en primera fila junto con una gran sonrisa todos los gestos y movimientos que hacía su novia para despertar correctamente. No daba crédito a tanta ternura. Elena era como un bebé. Definitivamente lo era.

La pelirroja dio por terminado su protocolo para despertar y por fin abrió los ojos de par en par. Se quedó quieta de repente. Pareció extrañarse por el lugar donde estaba, pero todo volvió a la normalidad cuando movió su mirada a un extremo de la habitación y se encontró a unos metros a Yulia secándose el cabello y mirándole mientras lo hacía. No pudo evitarlo y escondió su rostro en la almohada debido a la vergüenza que sintió. Todas las imágenes de su perfecta cita y de los momentos tan candentes en la limosina le retumbaron la cabeza.

Yulia sonrió, y de inmediato dejó lo que estaba haciendo para ir a su lado. Se subió a la cama recostándose boca abajo para poder verle. Cariñosamente le besó sobre la oreja la cual era la única parte notable. Esta al sentir el contacto sacó el rostro de la almohada. Su cara seguía roja como un tomate. No podía con la pena. Como mirar a Yulia después de todo lo de anoche.

La chica rió con diversión y cuidadosamente empezó a quitarle el cabello de la cara — Buenos días preciosura ¿Amaneciste bien? — Le dijo dulcemente.

Elena asintió con lentitud. La pregunta ni siquiera era necesaria. Por supuesto lo había hecho. Dormir después de aquella faena a su lado era inexplicable. Además, la cama de Yulia era mil veces mejor que la suya y la calidez era inconfundible. Aunque claro, había algo, pero no muy grande. Se aclaró la garganta — En general todo bien...aunque si me duele la cabeza un poco. Sobre todo cuando la muevo - Su voz sonó algo ronca.

Yulia asintió.

—Bueno cariño eso es normal. Y por supuesto es producto de la resaca. No sé si te acuerdes pero te bebiste prácticamente todas las seis botellas de vino que teníamos allí. Te saliste de control — comentó divertida.

Elena intentó reír pero su cara rápidamente se convirtió en una mueca, el frágil movimiento le había hecho doler la cabeza de nuevo.

—Ouch...Dios no debí beber tanto — Dijo en un quejido.

Yulia se sintió preocupada. Rápidamente le ayudó a calmar el dolor acariciándole las sienes — Amor, voy a ir a prepararte un agua aromática. Eso va ayudarte. Espérame aquí y no te muevas mucho — Volvió a besarle, pero esta vez en la mejilla y rápidamente se levantó de la cama para salir de la habitación.

No le tomó mucho tiempo volver, en menos de tres minutos Yulia ya entraba de nuevo al cuarto y volvía al colchón. Ayudó a Elena a sentarse contra el espaldar de la cama para que pudiera beber con tranquilidad el líquido.

La pelirroja empezó a tomar pequeños sorbos, y el efecto curativo del agua pareció ser inmediato con cada uno de ellos. La no tan fuerte resaca prácticamente comenzó a disminuir. El dolor de cabeza se volvió frágil. Elena terminó de beber todo el líquido y descansó la cabeza contra el espaldar durante unos segundos. Intentó cerrar los ojos para relajarse más, pero el timbre de un celular no se lo permitió. Rápidamente inclinó la cabeza y vio a Yulia agarrando el aparato de la mesa.

Mis Ojos Sobre TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora