Capítulo 15

47 4 0
                                    

Si había algo en lo que Larissa Volkova se declarara una total experta era en la preparación del MANDUGUK. Aquel plato hecho con sopa de carne y especie de ravioles, carne roja, vegetales, tofu, tiritas de alga y muchos guisantes se convertía en su arma perfecta para enamorar a la familia; y también para combatir el frio que comenzaba a vivirse en la ciudad.

El aroma que salía de la cocina ya se regaba por toda la casa y tenía como loco a Lenin. El chico no dejaba de molestar a su madre quien mientras lo oía protestar desde la puerta, reía por lo bajo y revolvía con una cuchara de madera su deliciosa creación.

—El olor que sale de esas sartenes es grandioso mamá. Apúrate o voy a morir de hambre— Él, de nuevo se quejó y entró hasta llegar a su lado, le tiró una de sus manos por el cuello y sus ojos se clavaron en la sopa. Larissa seguía disfrutándolo.

—¿Y no comiste nada en el avión?

—Si... pero aún tengo hambre. Puedo tomar uno de esos? — Le señaló un pedazo de carne ya frita. Larissa le dio el visto bueno, entonces él comenzó a tomar no uno, si no varios pedazos.

La charla sobre lo bien que olía la comida continuaba entre madre e hijo hasta que unos gritos interrumpieron y empezaron a retumbar en la sala.

—¡Hermanito! ¡Hermanito! ¿Dónde estás?! ¡Hermanito!— La voz de Viktoria apareció y rápidamente Lenin se asomó por la puerta. Su hermanita menor corría por cada rincón de la sala llamando su nombre desesperadamente. Más atrás, Yulia cerraba la puerta principal.

Ella lo vio.

—Bebé, ya no grites más... Mira a tu hermano allí— Le dijo y le señaló a Lenin en la puerta. La niña sonrió de oreja a oreja y se lanzó como un rayo contra los brazos de su hermano. Lo empezó a besar enloquecida mientras él la sostenía en el aire y reía junto a ella.

—Ahí tienes a esa mujercita... Para que luego digas que ella solo se la vive por mí— Yulia le molestó y siguió dentro de la cocina para acercarse a su madre. Le dejó un beso en la mejilla y también elogió la comida.

—Desde la calle pude sentir el olor de esta maravilla. Se ve...Esplendida— Dijo mordiéndose los labios.

Larissa movió la cabeza estando de acuerdo —Lo sé, sabes que es mi plato estrella— Le respondió junto con un guiño y continuó —Tu papá no demora, así que ya casi voy a servir la mesa. Pueden ir yendo al comedor.

—Uhhmm no, madre..., mejor iré arriba y sacaré mi ropa sucia de la maleta. La lavaré. En el hotel no tuve tiempo de nada.

—Está bien, pero ve rápido... Yo te aviso cuando llegue papá.

—Si— Yulia besó la frente de Larissa como una diminuta despedida y luego salió de la cocina deteniéndose en la entrada e interrumpiendo el cariñoso reencuentro de sus hermanos.

—Viktoria, vamos a mi habitación. Debemos hablar— Se refirió a la niña.

Lenin la fulminó con la mirada.

—No ves que está conmigo, después te la llevas— Él le protestó.

—Hey... Solo será por un momento tonto. Tendré que irme a la Universidad en menos de una hora y tú podrás quedarte con esa belleza el resto de la tarde. Dame solo unos minutos con ella, ¿si? tiene que explicarme algunas cosas —Los brazos de Yulia se abrieron con intención de cargarla y Lenin no tuvo de otra más que entregarle a la niña.

Subieron las escaleras, entraron a la habitación y de inmediato Viktoria corrió sobre la cama y comenzó a deshacerse de su ropa escolar como si nada y a tirarla a donde fuera. Yulia se paró frente a la cama para observarle cruzada de brazos y una sonrisa ligera. Su hermanita parecía bastante feliz, con una energía más de lo común.

Mis Ojos Sobre TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora