—¡¿Qué fue lo que pasó?!— Masha gritó desde la puerta de su casa cuando vio la moto de Yulia parqueándose en el asfalto. Inmediatamente se acercó cubriéndose a si misma con las manos debido al insoportable frío de la noche.
Al llegar, notó que su amiga se quitaba el casco pero la moto seguía encendida. Su ceja se enarcó.
—¿Qué fue esa llamada tan extraña? ¡¿Qué pasó?!— Le preguntó de nuevo. Pues la mujer que tenía en frente le llamó hace minutos solo para preguntarle si se encontraba en casa y, al corroborarlo, decirle que iría para allá. No había entrado en ningún detalle.
—¡Hey! ¡Te estoy hablando!— Gimió, y Yulia la miró.
—Tienes que venir conmigo a casa de Elena... ahora mismo — Le dijo tendiéndole el casco.
Masha abrió las manos, haciendo una mueca de no entender. Y eso era exactamente lo que ocurría.
—¿Qué? ¿A estas horas? ¿Y eso cómo para qué?— Le preguntó.
—Su hermana llamó y me contó que Elena se encontraba muy mal. Dijo que estaba encerrada en su habitación llorando incontrolable, que no quería abrirle la puerta a nadie. La pequeña tampoco sonaba bien. Entre lágrimas, me dijo que temía que algo le pasara a su hermana, y casi me rogó para que fuera a ayudarla... Tenemos que ir.
Masha se cruzó de brazos. Su ceño se había fruncido.
—Espera un momento. ¿Y por qué Katya te llamó a ti?
—¡No me llamó a mi!— Yulia aclaró —... fue a mi hermanita y las descubrí hablando por teléfono. Pero eso no es relevante ahora — Se pausó. Puso una mano en su barbilla y movió la cabeza en negación mostrándose preocupada. Su mirada se clavó en el pasto.
—Masha, yo no sé nada sobre Elena, ni siquiera nos llevamos bien... Y sea lo que sea que le esté ocurriendo... Yo no voy a poder ayudarla — De nuevo la miró. Había sinceridad en sus ojos —Pero tú si, la conoces bien, eres su amiga, sabes todo sobre ella. Tienes que ir conmigo.
—Yo no sé todo sobre Elena, te equivocas — Masha le corrigió, y continuó — Si, somos amigas pero sé que hay cosas que guarda solo para ella y no la obligo a decirme nada — dejó salir un suspiro — Y... ¡¿como voy a ir a reconfortarla si ella y yo estamos peleadas?! ¡¿Qué voy a decirle, ah?!— Se quejó.
Yulia de inmediato rodó los ojos.
—¡Dios... Masha! Ya olvida esa pelea tonta y sin fundamentos que tuviste con ella. Lo que importa ahora es averiguar qué es lo que le pasa a esa chica. ¡Vámonos ya!— Yulia empezó a sentirse impaciente. Giró el acelerador, haciendo rugir el motor y, de nuevo, le tendió el casco.
—¿Vas?
Ella finalmente lo tomó.
—Está bien, está bien pero no te exaltes. Voy por mi abrigo y regreso —Masha intentó girarse para ir a la casa pero Yulia la agarró por la muñeca y la devolvió.
—No es necesario. Te daré mi chaqueta. Súbete— Comenzó a quitársela rápidamente y se la entregó. Masha se la puso, pero no se montó.
Ambas se miraron. Yulia confundida.
—¿Qué pasa? ¡Súbete!— Le gritó.
Masha señaló la casa.
—De todas formas tengo que ir por mis llaves y dejar todas las puertas cerradas. No hay nadie allí — Explicó.
Yulia suspiró derrotada, apagó el vehículo y dejó caer la cabeza sobre la dirección.
Masha aprovechó para escaparse, pero sin dejar de mirarla. No entendía porque Yulia estaba así.
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Mis Ojos Sobre Ti
RomanceEl nerviosismo mezclado con miles de sensaciones que sentía en ese momento hacía que su corazón golpeara enloquecido. Sintió como los dedos de la pelirroja ladeaban de izquierda a derecha su rostro estudiándolo. De pronto una sonrisa traviesa se dib...