Capítulo 36

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El resto de la noche continuó su trascurso con mucha tranquilidad para la nueva pareja. Las manecillas del reloj se habían movido como era habitual, ahora, dándole la bienvenida a la aún oscura madrugada del nuevo día. La hermosa vista del cielo y de la ciudad servía magníficamente para hacer del ambiente un lugar más especial.

2:10 am del jueves, y las chicas se mantenían recostadas en el sofá cama disfrutando de la compañía, de conversaciones tontas, de besos apasionados e incluso de pequeñas caricias que no iban más abajo de la ropa. En el suelo, unas cuantas botellas de vino ya vacías se habían unido como parte del decorado. Sin duda estaba siendo un magnifico momento para ambas.

En un instante, Elena apartó sus labios de la boca de Yulia y bebió otro gran sorbo de vino proveniente de la botella que sostenía en su mano. Dejó que el líquido se deslizara por su garganta y apartó el cristal de su boca mostrando su bella sonrisa. Volvió a inclinarse contra el rostro de su chica y le regresó una sonrisa que derrochaba felicidad. Estaba maravillada. Aún no daba crédito de todo lo que le había pasado en un solo momento. Era la novia de Yulia Volkova. De la chica más guapa que jamás había visto. Tomó otro sorbo de vino y al alejar la botella de sus labios soltó otra de sus típicas risitas risueñas; Yulia, el ambiente y por supuesto el alcohol se lo provocaban.

—Diablos...Me siento muy mareada y no sé si es por lo enamorada que estoy de ti o por todo el vino que hemos bebido — Eso lo dijo con mucha gracia causando que Yulia tampoco pudiera controlar su risotada.

La pelinegra también capturada por el alcohol, pero en menor grado que ella, le agarró de la nuca y la atrajo de nuevo a su boca. El beso que compartían no era para nada delicado. A ambas se les notaba la necesidad de la una por la otra. Lengüetazos y mordiscos abundaban allí. Era como si fuera lo último que tuvieran permitido hacer. Como si lucharan.

Elena de pronto se encontró sorprendida con ella misma cuando sintió que su entrepierna se humedecía con sus propios líquidos y mojaban sus bragas. Se separó del beso de inmediato sintiéndose incomoda por la sensación. Apretó las piernas para intentar detener el fluido pero lo único que logró fue sentir la necesidad de ir más allá con su novia. La excitación la había atrapado. Lo quería, lo deseaba, añoraba que Yulia Volkova le acariciara cada rincón de su piel, y sobre todo, le mimara su palpitante centro. Le miró a los ojos mostrándole todo el deseo que tenía reprimido. El hambre que le carcomía.

Yulia respondiéndole a su vista, no tuvo que adivinar nada. El brillo de los ojos verdigrises de Elena lo obviaba y lo pedían a gritos. También quería, pero ella aun estando más coherente sabía que ese no era el lugar para cumplirle el deseo. Estaba consciente de que estaban en un lugar público, y que en cualquier momento podía entrar alguien allí y llevarse una sorpresa. De manera que intentó pensar con rapidez.

—¿Te gustaría ir a un lugar más privado?— Le preguntó.

Elena asintió sin dudarlo. Volvió a apretar sus piernas con desespero y se inclinó quedando sentada. Yulia hizo lo mismo.

Elena se mostró algo avergonzada y se aclaró la garganta —Mmm vamos a donde quieras, pero no a un Motel, no quiero ir a un motel — Le aclaró.

Yulia le dio una media sonrisa y empezó a levantarse. La ayudó a salir del sofá cama, le agarró su chaqueta, su cartera y su cerdito y empezaron a caminar hacia el ascensor.

En las afueras, el chofer de la limo aún las esperaba. Él al verlas salir de inmediato saltó a la última puerta y la abrió para ellas. Notó que ambas caminaban tambaleándose así que se alertó varias veces cuidando que no se cayeran. Finalmente llegaron al auto, Yulia ayudó a Elena a entrar y se quedó un momento afuera con el hombre. Le dio una sonrisa amable — Gracias por esperarnos Joseph.

Mis Ojos Sobre TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora