Capítulo 20

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—¿Esto también es una invitación?— Karina le arrebató el volante a Yulia de las manos. Se dispuso a leerlo detenidamente, entonces soltó una gran carcajada. La pareja enseguida desvió su atención a ella —¡Oh por Dios! Oh Dios...No lo puedo creer — Decía mientras se ahogaba en su propia risa.

Los labios de Tasha e Inna comenzaban a inclinarse de las esquinas a medida que la burla de Karina tomaba fuerzas. Las novias estaban a punto de comenzar a reír. Realmente la risa de su amiga era contagiosa,

—¿Qué diablos te pasa?— Tasha le preguntó.

Karina procuró calmarse un poco soltando el aire de sus pulmones, luego alzó el papel para que tanto ella como Inna pudiera leerlo. Ambas chicas observaron con detalle la hoja y, después de captar el motivo de la burla quedaron sorprendidas.

Inna desvió la mirada a la dueña del volante.

—¡No irás, verdad!— Lo supuso.

Yulia no alcanzó a contestarle nada porque Karina tomó su palabra —¡Por supuesto que no irá!— Exclamó —¿Ven esto?— Puso el dedo sobre el escrito de Elena — Este "Tú no me faltes por nada" en su idioma se traduce a: Ni siquiera te atrevas a poner un pie allí.

—¿Y si no es así?— Tasha le cuestionó. Seguidamente, puso sus ojos en Yulia —En mi opinión...Katina está planeando algo maquiavélico en tu contra. No tiene otra explicación. Y es mejor que no te aparezcas por allá...Ni de curiosidad — Le alertó.

Yulia movió la cabeza mostrándose confiada —No lo haré chicas. No tengo ninguna razón para hacerlo. No se preocupen — Les aseguró. Le volvió a quitar la invitación a Karina, la dobló por la mitad y la guardó en el bolsillo de su chaqueta. Seguramente más tarde la tiraría a la basura.

....

Los días siguientes a ese fueron trascurriendo con total normalidad para la suerte de Yulia. En casa, la armonía con los miembros de su familia se mantenía intacta, y con la llegada de Anya los ánimos de todos, en especial los de su madre y de su hermana se habían triplicado. Casi todas las noches hacían planes para llevar a Anya a conocer la ciudad. Los fines de semana Yulia la llevaba al Sugar Rock y allí había logrado que su mejor amiga congeniara muy bien con Masha, Tasha, Inna y las otras chicas.

Por otra parte, su relación con Miroslava, aunque fuera mediante una pantalla también se mantenía en calma. Se hablaban todas las noches antes de dormir, ocasionalmente de cosas banales, la mayoría de veces eran pura y absoluta dulzura, y de vez en cuando tenían la necesidad de sentirse una a la otra por consiguiente las video llamadas se convertían el algo muy privado en la habitación de pintura. Yulia no dejaba de pedirle que esperara por ella.

En la Universidad, la cosa tampoco marchaba mal. Las clases avanzaban de maravilla, al igual que las nuevas amistades. Aunque en una que otra ocasión, ese plan de conocer gente nueva la hacía sentirse incomoda. Le aparecían admiradores hasta debajo de las piedras. Tanto hombres como mujeres le lanzaban miradas picaras y coquetas que a veces era muy molestas.

Y por último con Elena, aunque pareciera increíble, desde aquel día en la clase de música no había vuelto a tener ningún contacto físico ni de comunicación con ella. Se la encontraba permanentemente por los pasillos de la Universidad, en el campus, en la cafetería, cuando llevaba y recogía a Viktoria de la escuela, pero entre ellas, ni siquiera un "hola" se cruzaba. Algunas veces solamente se tiraban aquellas miradas que eran imposibles dejar pasar.

Ocasionalmente la pelirroja se aparecía en su casa con Katya, pero no pasaba de la puerta cuando veía a Anya merodeando en la sala. Yulia notaba como su amiga era fulminada por los ojos verdigrises de Katina. Algo que le causaba risa...

Mis Ojos Sobre TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora