A la mañana siguiente, el clima en Moscú amanecía un poco mejor que en los últimos días. Unos rayos de sol muy leves comenzaban a mostrarse entre las plenas nueve de la mañana, la nieve había parado de caer; sin embargo el frio en los alrededores aún se podía sentir con intensidad.
Las chicas Katin y, Yulia continuaban resguardadas en la habitación bajo las cálidas cobijas de lana que calentaban sus cuerpos satisfactoriamente. Las tres mantenían la misma posición en que habían culminado anoche antes de dormir: Las hermanas Katin abrazadas al cuerpo de Yulia como si fueran ositos koalas en un árbol.
Elena, quien ya se encontraba despierta en ese momento, no se movía de su lugar en lo absoluto. Todo lo que hacia desde hace minutos era mirar y mirar el perfecto y cincelado perfil de Yulia sin descanso. Desde sus orejas hasta el final de su barbilla. Simplemente le encantaba todo de ella, Yulia parecía no tener imperfecciones a pesar de las raspaduras, además estaba tan cómoda entre sus brazos que no tenía planes de levantarse.
De repente, su hermanita menor empezaba a hacer algunos movimientos leves estando dormida pero al final terminaba acomodando su cabecita en el hombro de Yulia con los ojos completamente abiertos.
Algo que le hizo sonreír.
— Buenos días bebé, ¿Has dormido bien?— Le susurró lo más bajo posible.
La niña se echó un gran bostezo y después asintió apenada mientras le mostraba una linda sonrisa. La pregunta era muy obvia. Había dormido de maravilla en esos cálidos brazos.
— Si dormí bien...El cuerpo de Yuli es tan calientito y suavecito como el de mis peluches. Me gusta mucho — Su vocecita sonó carrasposa pero divertida.
Elena volvió a mostrarle su sonrisa — En eso tienes razón bebé. Es muy calientito...— Se abrazó más al cuerpo —...Y lo mejor es que es mío. Mi peluche...— Se inclinó, tomó con suavidad la barbilla de Yulia y besó su hoyuelo con ternura.
Katya soltó una risita al ver la escena.
En ese mismo instante, Yulia comenzaba a despertarse. Ambas hermanas le veían mientras movía levemente sus parpados. De pronto intentó mover sus brazos pero por supuesto no los pudo levantar porque estaban atrapados entre los cuellos de las chicas.
Sus ojos se abrieron de golpe. El bellísimo rostro de Elena fue lo primero que pudo ver.
—Mmmm ¿Acaso morí en el accidente? Creo que estoy viendo un ángel ahora mismo.
— ¡Oye!...— Elena rió y le manoteó el pecho juguetonamente — No digas esa clase de tonterías. Nunca.— le frunció el ceño. Yulia sonrió genuinamente. Removió su brazo derecho y lo llevó al rostro de la chica, le echó algunos mechones de cabello tras la oreja y después le rozó los labios con su dedo pulgar sin dejar de mirarlos con deseo.
—Quiero despertar así todos los días. Con esta vista tan perfecta — Le susurró con sinceridad.
Elena se sonrojó al límite, y no pudo evitar chocar sus labios con los de ella, le dio un pequeño beso lleno de dulzura y luego se separó viendo de reojo a su hermanita. La niña les miraba con tranquilidad.
Yulia notó los ojos desviados de Elena y también intercambió miradas a la pequeña.
Ella, al verse observada por las chicas mayores se puso completamente roja.
Elena le habló — ¿Te gusta que Yul y yo estemos así? — Le preguntó con curiosidad.
La pequeña asintió con calma. Seguía sonrojada.
—¿Y por qué te gusta?— Esta vez, fue Yulia quien le interrogó.
Pero la niña no lo tuvo que pensar mucho, inmediatamente contestó.
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Mis Ojos Sobre Ti
RomanceEl nerviosismo mezclado con miles de sensaciones que sentía en ese momento hacía que su corazón golpeara enloquecido. Sintió como los dedos de la pelirroja ladeaban de izquierda a derecha su rostro estudiándolo. De pronto una sonrisa traviesa se dib...