Pastel.

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Jay sentía mucho calor en su cuerpo, no le importo para nada estar haciendo lo incorrecto. Beso sin vergüenza la boca de Jungwon, y probó cada rincón que ocultaba. Se atrevió a buscar bajo la ropa del otro si él también sentía ese calor.

A Jungwon le hervía la cabeza, y no pensaba con claridad. Pero era totalmente consciente sobre todo lo que su cuerpo sentía, y sentía las manos tibias de Jay sobre todo su pecho, acariciándole cada parte de su cuerpo. Aquello le provocaba cierto cosquilleo bajo su estómago, que lo hacía retorcerse sobre el sofá.

Poco a poco los besos comenzaron a desesperarlos, Jay tomaba el cuello de Jungwon pretendiendo fundirse su boca, y Jungwon aceptaba bien las acciones del otro. Nisiqueira Jay se dio cuenta cuando su camisa había sido desabrochada sin permiso pero ahora los ojos de Jungwon podían apreciar una vez más aquel cuerpo que prometió jamás volver a tocar y que ahora estaba semi desnudo sobre el suyo.

Comenzó a sonrojarse tímidamente cuando se detuvieron para respirar y se puso a apreciar aquella vista, Jay semi desnudo encima suyo, con las mejillas rosas y toda su boca brillosa, estaba metido entre sus piernas y acariciaba su cuerpo con delicadeza pero con desespero como si lo necesitará. Y sintió un escalofrío cuando sintió como ahora su boca y sus labios tenían frío a la ausencia de su amante.

Jay volvió a tomar la iniciativa al acercarse a Jungwon quién estaba recostado, pero esta vez no sólo se dedico a besar su boca, beso su mejilla con tanto cariño y continuo bajando hasta su cuello. Jungwon giro su cabeza para darle más comodidad y cerró los ojos para sentir todo aquello que jamás imagino. Cuando sintió "aquello" en su intimidad, se dio cuenta que estaba destinado a volverse loco.

— ¿Me permites?

Susurró en su oído mientras acariciaba lento la piel que no cubría su pantalón de dormir. Asintió con su cabeza y con los ojos cerrados, le causaba la piel de gallina cuando le hablaba de esa forma, temía responder y que se notará cuan débil era su cuerpo.

Lentamente desde un extremo bajo despacio la esquina de su pantalón, Jungwon abrió los ojos curioso sabía lo que se venía y no quería tener los ojos cerrados para eso. Pero al mirar más allá notó aquel abrigo tirado en un rincón del living y sobre el otro mueble ,al lado de la planta que su marido le regalo hasta ya un año, descansaba la foto encuadrada de los recién casados.

Entonces todo aquel hervor que sentía hace cinco minutos terminó por enfriarse y quedarse quieto. Obviamente Jay notó y dejo de besar, tomó distancia y no dijo nada. 

— Perdón, sigamos.

Dijo Jungwon, junto sus manos al rededor del rostro de Jay y lo acercó lo suficiente para besarlo. Sin embargo, el beso no conecto como antes.

Jungwon se desesperaba por ir rápido y Jay no le encontró el ritmo. Y por más besos y caricias que hubieran, no era como antes porque Jungwon tenía algo más en mente.

— Won, ¿pasa algo?

Indagó finalmente Jay, no entendía que era lo que lo puso tan nervioso y ansioso de un momento a otro.

Detuvo todas sus acciones y se sentó en el sofá, tomando distancia para que se entienda la seriedad con la que quería hablar.

— Si estas así por... lo que dije. No hace falta, yo no haré nada que tú no quieras. Si no quieres esta bien, pero ya no estés tan ansioso.

— No, no es eso.

Jungwon también se sentó en el sofá.

— Quiero, es solo que... no lo sé.

Suspiro y descanso su cabeza apoyándola contra el respaldo del sofá. Lo que sea que antes sucedía, ya no iba a pasar.

— No te preocupes.

Dijo Jay mientras volvía a vestirse.

— No es el lugar, así que no te presiones. Así que, esto no se va a dar. Lamento si te hice pasar un mal momento, ya es hora que me retire.

Jay se acercó a Jungwon y dejo un beso en su mejilla.

— Descansa Jungwon.

Dijo con una sonrisa y se fue.

Jungwon quedó completamente inmóvil y e silencio sobre el sofá, aún con la ropa desalineada y el cabello todo revuelto.

Procesaba cada momento.

Y  no podía creer que estuvo a un solo paso de volverse a acostar con Jay y que lo único que lo detuvo fue pensar que iba hacer aquello en la casa que compartía con Nicholas.

Ahora sentía que le había faltado el respeto a su propio hogar, y deseaba poder salir de allí. Sin embargo, sólo se quedó estático sentado sobre el sofá. 

Lo único que lo despertó fue el llamado en su celular, al que no quiso responder sabiendo que solo había una persona quien era capaz de llamarlo a estas horas.

— Hola.

¡Amor, ¿cómo estás?!

— ... Es tarde, ¿sabes?

Lo sé, perdón. Solo quería llamarte antes de subir al avión, ya muy pronto estaré en casa. Me emociona pensar que estaremos juntos en menos de un día, quiero que sepas que cenaremos juntos.

Antes de contestar se dirigió hacia la puerta, solo para ponele la llave. Sin embargo por curiosidad, al salir solo se encontró con la mirada de su vecina. Ella lo miraba muy sorprendida.

Cierto, aun estaba muy desalineado.

¿Te parece bien, cierto?

Cerró la puerta antes de contestar, la mirada juzgadora lo estaba alterando.

— Me gustaría hablar contigo cuando estés aquí.

Bien, a mi me gustaría escuchar lo que tienes para decirme.

Antes de colgar Nicholas hablo una vez más.

— Wonnie, ¿puedo pedirte un favor?

Sí, claro que sí. Dime.

— ¿Podrías comprar un pastel?

— ¿Un pastel?

Es que me gustaría que compartamos algo dulce.

Si te parece bien, lo haré.

— Genial. Muchas gracias, amor. Tengo que abordar, no te preocupes nos veremos muy pronto. Te amo, ¿sabes?. Adiós.

Amor Floral (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora