👑Capítulo 1: El Origen de las Virtudes👑

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En los tiempos antiguos, todos los hijos de Dios eran varones, como los siete arcángeles o como el favorito de todos, Luzbel, quien cayó en la oscuridad junto con la primera mujer y la primera reina del infierno, Lilith

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En los tiempos antiguos, todos los hijos de Dios eran varones, como los siete arcángeles o como el favorito de todos, Luzbel, quien cayó en la oscuridad junto con la primera mujer y la primera reina del infierno, Lilith. Sin embargo, Dios, al notar un desequilibrio en la tierra cuando el hombre llegó a ella, decidió crear a los seres más puros y bondadosos del mundo celestial: las siete virtudes, contrapartes de los siete pecados capitales. Todas eran mujeres, y nos crearon con cada estrella del cielo nocturno, pero a mí me formaron con una estrella fugaz. Mi nombre es Annelise, la virtud de la humildad, la más joven entre mis hermanas, con tan solo 212 años.

Las virtudes vivimos en el castillo celestial, en un área especial dedicada exclusivamente para nosotras

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Las virtudes vivimos en el castillo celestial, en un área especial dedicada exclusivamente para nosotras. Nuestra habitación está llena de nubes, como si estuviéramos rodeadas de pegasos. Se nos prohíbe hablar del infierno o de Lucifer, pues ninguna de nosotras conoce tales conceptos. Mis hermanas y yo pasamos la mayor parte del día en nuestra habitación, conversando sobre la humanidad o la belleza de la naturaleza terrenal.

Una tarde, mientras nos encontrábamos reunidas en la habitación, la virtud de la paciencia, Selena, rompió el silencio con una pregunta:

"¿Alguna vez se han preguntado por qué no podemos hablar del infierno ni de Lucifer? ¿Qué creen que hay allí?"

Las demás virtudes se miraron entre sí con cierta incertidumbre antes de que yo, con voz suave, respondiera:

"Padre nos ha prohibido hablar de esos temas, Selena. Supongo que deben ser lugares o seres peligrosos que debemos evitar."

"Pero, ¿cómo podemos proteger a la humanidad si ni siquiera sabemos lo que enfrentan?" cuestionó Valeria, la virtud de la justicia.

La conversación continuó, llenando la habitación con dudas y reflexiones sobre el misterioso infierno y su líder, Lucifer. Aunque ninguna de nosotras sabía qué nos deparaba el futuro, sentíamos que algo estaba por cambiar en nuestro tranquilo mundo celestial.

Miré a mis hermanas, frunciendo ligeramente el ceño, antes de hablar.

"Pero... ¿no estarán pensando en ir al infierno cuando los exorcistas abran el portal, verdad?", expresé con un dejo de preocupación en mi voz. "Miguel nos regañaría... Además, no sabemos cómo es ese tal Lucifer."

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