👑Capítulo 42:Todo por la Livertad de un Amigo👑

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**Narrador omnisciente:**

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**Narrador omnisciente:**

Era una mañana tranquila en el Infierno, el silencio solo roto por los ecos distantes de los pecados que nunca cesaban. Lucifer Morningstar, en su forma imponente y majestuosa, caminaba con paso firme hacia la torre de Valentino, el Overlord polilla. Tenía un propósito claro en mente, y nadie, ni siquiera alguien tan astuto como Valentino, iba a desviarlo de ello.

Al llegar al opulento estudio del Overlord, Lucifer fue recibido por el mismo ambiente decadente y lujoso que caracterizaba a Valentino: cortinas de terciopelo rojo, el humo de los cigarros llenando el aire, y una música suave que parecía intentar aliviar el peso de la oscuridad.

Valentino, recostado en su sillón con una sonrisa arrogante, lo esperaba. Sus alas polvorientas se agitaban suavemente, y sus ojos dorados brillaban con malicia. Sabía que Lucifer no venía por una simple visita social, y eso solo lo divertía.

—Vaya, vaya... pero si es el gran Lucifer Morningstar, —dijo Valentino, su voz suave y melosa, pero con un toque de sarcasmo—. ¿Qué te trae por mi humilde morada, querido? No pensé que el Rey del Infierno tuviera tiempo para asuntos tan... mundanos.

Lucifer, sin inmutarse por el tono provocador de Valentino, se sentó frente a él, su postura imponente y calmada. El aire alrededor de él parecía cargar una energía poderosa, y sus ojos dorados centellearon con determinación.

—Vengo a proponerte un trato, Valentino, —comenzó Lucifer, su voz profunda resonando en la habitación con autoridad indiscutible—. Quiero que rompas el contrato que tienes sobre el alma de Ángel Dust.

Valentino arqueó una ceja, su sonrisa ampliándose mientras tomaba un largo sorbo de su copa, disfrutando claramente del espectáculo. —¿El alma de Ángel Dust, eh? —respondió, fingiendo sorpresa—. ¿Y qué te importa a ti ese desgraciado? Es solo un juguete, una marioneta que me pertenece por derecho. ¿Por qué querrías liberarlo?

Lucifer entrecerró los ojos, impaciente con el juego de Valentino. —Ese no es asunto tuyo. Solo dime qué es lo que quieres a cambio, —dijo Lucifer con firmeza—. Ángel Dust debe ser libre. Tiene derecho a redimirse.

Valentino rió suavemente, un sonido casi serpenteante que hacía eco en la habitación. Se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con diversión pura. —¿Redimirse? —repitió con burla—. Vamos, Lucifer, no me vengas con esas tonterías. ¿Qué es lo que realmente quieres? Porque, seamos sinceros, los "derechos" en el Infierno no existen, especialmente para almas como la de Ángel.

—Rompe el contrato, Valentino, —insistió Lucifer, su tono más afilado—. Sabes que puedo hacerte la vida muy difícil si no lo haces. No es una sugerencia, es una advertencia.

Valentino se detuvo un momento, evaluando la amenaza. Sabía que Lucifer no jugaba. Podía sentir el poder crudo que emanaba de él, y aunque se deleitaba con el control que tenía sobre Ángel Dust, también sabía que ir en contra del Rey del Infierno no era algo inteligente. Pero, por supuesto, no lo haría sin sacar algo de provecho.

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