**Narrador omnisciente:**
Pasaron dos semanas desde la boda de Rubí y Alastor, y finalmente llegó el gran día: la boda de Lucifer Morningstar y Annelise. Todo estaba dispuesto para que fuera un evento monumental, digno de los reyes del Infierno. Annelise, radiante en su vestido blanco, tal como su padre, Dios, lo había deseado, sería entregada en el altar por él mismo, en un momento que todos sabían sería épico.
Bee, con su energía vibrante y carismática, sería la encargada de oficiar la ceremonia. Fizzarolli, con su usual mezcla de humor y picardía, había sido elegido como el padrino de la novia. A su lado, Asmodeus, imponente y sofisticado, se encargaba de ser el padrino de Lucifer, mientras que Charlie y Vaggie, emocionadas, serían las madrinas de los anillos de bodas.
Charlie, en particular, estaba llena de entusiasmo por la boda de su padre. Desde que Annelise había entrado en sus vidas, Charlie la había admirado profundamente, y la idea de que se convirtiera en su madrastra la llenaba de una nueva alegría. Lilith, la madre biológica de Charlie, seguía ausente de su vida, y aunque el vacío que había dejado nunca desapareció del todo, Annelise había comenzado a ocupar ese espacio, no solo como una amiga, sino como una figura materna.
**En la suite privada de Lucifer en el hotel...**
Annelise estaba sentada frente al enorme espejo dorado, su cabello largo y brillante cayendo en suaves ondas sobre sus hombros mientras Angel Dust aplicaba el último toque de su maquillaje con una sonrisa juguetona.
—**¿Lista para ser la estrella del espectáculo, cariño?** —preguntó Angel Dust, alzando una ceja mientras admiraba su obra—. **Si Lucifer no se desmaya cuando te vea, me sorprenderé.**
Annelise rió suavemente, sus ojos brillando con emoción.
—**Nunca imaginé que este día llegaría tan pronto,** —admitió Annelise—. **Aunque es una locura pensar que Dios mismo va a entregarme en el altar... Es surrealista.**
—**No te preocupes, Annelise,** —dijo Charlie, acercándose con una sonrisa radiante mientras sostenía un pequeño ramo de flores—. **Hoy es tu día. Papá ha esperado este momento por mucho tiempo. Estoy tan emocionada de que te conviertas en mi madrastra.**
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SE MI EMPERATRIZ
Hayran KurguAnnelise la personificación de la virtud de la humildad. Fue creada por el Padre, sí, el mismísimo Dios, y mi propósito es velar por la humanidad. Amo a cada uno de los seres humanos, y como miembro de las siete virtudes, me esfuerzo por guiarlos ha...