A la mañana siguiente, Lucifer entró en mi habitación. Esta vez, su semblante amable había desaparecido, reemplazado por una fría severidad. Llevaba en la mano otro traje de danza egipcio, esta vez negro.
Lo miré y dije, "Lucifer—" pero fui interrumpida cuando alzó la mano en señal de que guardara silencio. Mostró el traje y me pidió de manera brusca que me lo pusiera, ya que hoy comeríamos con sus amigos, los pecados capitales. También me ordenó que me bañara.
"Sigues molesto," dije mientras veía cómo él me aventaba el traje.
Lucifer me miró con dureza. "No se trata solo de estar molesto, Annelise. Se trata de entender tu lugar aquí," respondió con voz cortante. "Hoy no es un día para discutir. Vístete y prepárate. No quiero más problemas."
Tomé el traje, sintiendo el peso de su mirada. "Está bien, lo haré," dije con resignación. "Pero no pienses que voy a olvidarme de lo que pasó anoche. Tienes que entender que tus acciones tienen consecuencias."
Lucifer no respondió de inmediato, simplemente me observó con una mezcla de frustración y algo que podría haber sido arrepentimiento. Finalmente, dio media vuelta y salió de la habitación, dejándome sola con mis pensamientos.
Me dirigí al baño y me sumergí en el agua caliente, tratando de calmar mi mente. Las palabras de Lucifer resonaban en mi cabeza, y aunque sabía que no sería fácil, estaba decidida a mantener mi dignidad y mi fuerza, incluso en un lugar tan oscuro como el infierno.
Una vez lista, me puse el traje negro. Al mirarme en el espejo, me di cuenta de lo mucho que había cambiado desde mi llegada aquí. Pero también sabía que, sin importar lo que sucediera, debía mantenerme fiel a quien era.
Bajé al comedor, donde Lucifer y los pecados capitales ya estaban reunidos. Al entrar, todas las miradas se volvieron hacia mí. Lucifer me hizo un gesto para que me sentara a su lado. Mientras tomaba mi asiento, pude sentir la tensión en el aire, pero también una determinación renovada dentro de mí. Esta batalla no sería fácil, pero no estaba dispuesta a rendirme.
Los pecados capitales comenzaron a conversar animadamente, ignorando en gran parte la tensión entre Lucifer y yo. Aunque participaba en la conversación, mi mente seguía dando vueltas sobre lo que vendría después y cómo enfrentaría los desafíos que aún me esperaban en el infierno.
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SE MI EMPERATRIZ
FanficAnnelise la personificación de la virtud de la humildad. Fue creada por el Padre, sí, el mismísimo Dios, y mi propósito es velar por la humanidad. Amo a cada uno de los seres humanos, y como miembro de las siete virtudes, me esfuerzo por guiarlos ha...