👑Capítulo 35:Valentino👑

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Narrador

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Narrador

En el infierno - en el Anillo del Orgullo

Pasaron dos días y Annelise ya se sentía muy feliz en su nuevo hogar al lado de su hobbit, Lucifer. Hoy, Annelise se encontraba comprando comida para Lucifer y también había adquirido un regalo especial para él: un peluche de patito. Sabía que a él le encantaban esos detalles, especialmente cuando se trataba de patitos de goma o de peluches.

Mientras caminaba, vio a Angel Dust dirigirse hacia el estudio de Valentino y decidió saludarlo. Lo que Annelise no sabía era que Angel Dust era la estrella porno de Valentino, habiendo hecho un contrato con él mucho antes de que Annelise llegara al infierno. Angel Dust era el juguete favorito de Valentino, utilizado y explotado sin piedad.

Annelise siguió a Angel Dust al estudio de Valentino, con la intención de sorprender a su amigo. Al entrar, quedó horrorizada al ver a Angel Dust grabando en la cama mientras varios demonios lo tocaban. Asustada y deseando ayudarlo, Annelise intentó intervenir, pero Valentino la sorprendió, sometiéndola al poner su mano en su espalda y lamiendo su cuello, disfrutando del delicioso aroma que emanaba de una virtud. El olor de Annelise era tentador, como un aperitivo exquisito que Valentino no podía resistir.

Valentino terminó la grabación de Angel Dust, desviando su atención hacia su nuevo aperitivo. Miró a Angel Dust con una sonrisa maliciosa.

Valentino: —Ya te puedes ir, Angel. —dijo, sus ojos fijos en Annelise con un brillo depredador.

Angel Dust apretó los puños con frustración, sabiendo que no podía hacer nada contra el poderoso Overlord polilla. Con una mezcla de rabia y resignación, salió del estudio, dejando a Annelise sola con Valentino.

Valentino: —Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? —murmuró Valentino, acercándose a Annelise. —Una virtud en mi estudio. Esto es un verdadero regalo.

Annelise: —Déjame ir, Valentino. —dijo Annelise, tratando de mantener la calma aunque su corazón latía con fuerza. —No tengo nada que ver contigo.

Valentino: —Oh, pero yo creo que sí. —respondió Valentino, deslizando sus dedos por el cuello de Annelise. —Eres un verdadero manjar, y no puedo dejarte ir tan fácilmente.

Annelise: —Lucifer no permitirá esto. —dijo Annelise, intentando sonar más segura de lo que se sentía. —Si sabe que me has tocado, te hará pagar.

Valentino: —Lucifer puede intentar lo que quiera. —dijo Valentino, riéndose. —Pero aquí, en mi estudio, yo hago las reglas. Y tú, querida virtud, estás bajo mi control.

Annelise sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Sabía que debía encontrar una manera de salir de allí antes de que las cosas se pusieran aún peor.

Annelise: —No tienes por qué hacer esto, Valentino. —dijo, intentando razonar con él. —No hay necesidad de más violencia ni de más sufrimiento.

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