Annelise la personificación de la virtud de la humildad. Fue creada por el Padre, sí, el mismísimo Dios, y mi propósito es velar por la humanidad. Amo a cada uno de los seres humanos, y como miembro de las siete virtudes, me esfuerzo por guiarlos ha...
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Estaba en mi habitación, peinándome después de un relajante baño, cuando la puerta se abrió y Lucifer entró sin previo aviso. Depositó un traje egipcio de color dorado en la cama y luego se acercó a mí, sus ojos observándome con una mezcla de posesividad y deseo.
"Es hora de prepararse para la ceremonia," dijo suavemente, inclinándose para darme un beso en el hombro y luego en la mejilla. Sentí el calor de sus labios y me estremecí levemente, pero me obligué a mantener la compostura. Lo miré a través del espejo, mis ojos encontrándose con los suyos brevemente antes de desviar la mirada.
"Gracias por el traje," respondí, tratando de mantener mi tono neutral. "Parece que realmente te importa que luzca bien."
Lucifer sonrió, su mirada nunca apartándose de mí. "Siempre he creído que la apariencia es importante, especialmente en eventos tan significativos. Quiero que todos te vean como la emperatriz que eres."
"¿La emperatriz que soy o la emperatriz que tú quieres que sea?" repliqué, no pudiendo evitar el sarcasmo en mi voz.
Él se enderezó y me miró con seriedad. "Annelise, esta ceremonia es crucial. Todos los overlords y pecados capitales estarán presentes. Necesito que estés a mi lado, que demuestres tu lealtad."
"¿Lealtad?" repetí, girándome para enfrentarlo directamente. "¿A qué precio, Lucifer? Me has mantenido aquí, alejada de mis hermanas, forzándome a actuar en contra de mi naturaleza."
Lucifer suspiró, acercándose aún más. "Sé que esto no es fácil para ti. Pero te prometo que todo tiene un propósito. Juntos, podemos gobernar de manera que nadie más pueda."
Lo miré fijamente, buscando cualquier signo de duda en su expresión, pero solo encontré determinación. "Está bien," dije finalmente, mi voz suave pero firme. "Haré lo que me pides. Pero recuerda, Lucifer, que esto no significa que me hayas ganado por completo."
Él sonrió, satisfecho con mi respuesta. "Eso es todo lo que pido por ahora. Confía en mí, Annelise. Con el tiempo, verás que esto es lo mejor para ambos."
Sin decir más, se giró y salió de la habitación, dejándome sola con mis pensamientos y el imponente traje dorado. Mientras me vestía, no pude evitar sentir una mezcla de resignación y desafío. Sabía que la ceremonia sería un verdadero test de mi fuerza y voluntad, pero también sabía que no podía dejar que Lucifer controlara mi destino por completo.
Finalmente lista, me miré en el espejo, ajustando los últimos detalles de mi atuendo. El traje dorado revelaba más de lo que me hubiera gustado: mi abdomen, mis piernas y mis pechos estaban marcados de manera provocativa. Respiré hondo y dije con un suspiro: "Típico de Lucifer."
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