Lucifer me llevó a un armario lleno de vestidos. De todos los que estaban ahí, eligió el más escotado de nuevo. Carajo, ¿acaso no puede elegir un buen vestido? Esta vez su elección fue peor: un traje de danza árabe de color negro y zapatos a juego. Esa vestimenta era aún peor que la que traía puesta. Lo miré con miedo y le dije: "No me pondré eso... no lo haré," mientras miraba el traje árabe negro.
Lucifer me miró y sonrió. "¿Por qué no? Es ligero y te queda bien en esas lindas caderas."
"Ya te dije que no," repetí, volteando la cabeza para no mirarlo.
Lucifer empezó a perder la paciencia. "Por favor, póntelo."
Lo miré desafiante y dije: "Me lo pondré si me pides perdón por cortarme el cabello. Si lo haces, no me quejaré nunca más de la ropa que elijas para mí y tampoco de cuando mires mis pechos. Pero sé que no pedirás disculpas porque eres tan orgulloso," terminé, riendo con amargura.
Lucifer se detuvo un momento, su mirada fija en la mía. "¿Perdón?" repitió, como si la palabra fuera un concepto extraño para él.
"Sí, perdón," respondí, cruzando los brazos. "Si quieres que haga algo que me humille, lo mínimo que puedes hacer es disculparte por lo que me hiciste."
Lucifer dio un paso hacia mí, su expresión seria. "Annelise, el orgullo es mi esencia, pero...," hizo una pausa, como si estuviera luchando consigo mismo, "si eso es lo que se necesita para que cooperes, entonces... lo siento por haberte cortado el cabello."
Sorprendida por su disculpa, lo miré con incredulidad. "¿Lo dices en serio?" pregunté, tratando de detectar cualquier rastro de sarcasmo en su voz.
"Lo digo en serio," afirmó, su tono firme. "Ahora, por favor, póntelo."
Suspiré, resignada. "Está bien, una promesa es una promesa," dije mientras tomaba el traje de sus manos. "Pero esto no cambia nada entre nosotros, Lucifer. No confío en ti."
"No espero que lo hagas," respondió él, dándose la vuelta para darme privacidad. "Pero necesitamos entendernos, al menos un poco."
Me cambié rápidamente, sintiéndome expuesta y vulnerable en la nueva vestimenta. "Listo," anuncié, intentando mantener la dignidad.
Lucifer se volvió hacia mí y asintió con aprobación. "Perfecto. Ahora, ven. Hay algo que quiero mostrarte," dijo, extendiendo su mano.
Lo seguí, manteniendo la distancia, mientras me conducía a una gran sala con un trono imponente en el centro. "Este es mi trono, Annelise. Y quiero que entiendas algo muy importante."
"¿Qué?" pregunté, desconfiada.
"Quiero que seas mi emperatriz," dijo, su voz cargada de una mezcla de sinceridad y cálculo. "Quiero que gobiernes a mi lado."
Lo miré, atónita. "¿Qué? ¿Por qué yo?"
"Porque veo en ti una fortaleza que no he visto en nadie más," respondió, sus ojos brillando con intensidad. "Tienes el poder de cambiar las cosas, incluso aquí en el infierno. Juntos, podríamos... crear algo diferente."
Sacudí la cabeza, incrédula. "Nunca me uniré a ti, Lucifer. Nunca traicionaré a mis hermanas ni a Dios."
"Lo sé," dijo suavemente. "Pero piénsalo, Annelise. Tienes tiempo. Y mientras tanto, aprende todo lo que puedas. Porque el conocimiento es poder, y algún día, podrías necesitarlo."
Con esas palabras, me dejó sola en la sala del trono, con mis pensamientos y mis dudas. Sabía que debía mantenerme fuerte, pero la oferta de Lucifer y su aparente sinceridad me dejaron más confundida que nunca.
Me senté en el trono, exhausta por todo lo que había pasado. Mis pensamientos daban vueltas en mi cabeza, pero el cansancio me estaba ganando. Pronto, me quedé dormida, sumergida en un sueño profundo.
Aunque estaba dormida, aún era consciente de los pasos de Lucifer que resonaban por el castillo. Sus movimientos parecían llenar el lugar con una energía inquietante. Sin embargo, el cansancio era abrumador y no podía mantenerme despierta.
En medio de mi sueño, sentí cómo alguien me sacudía suavemente. Abrí los ojos lentamente y me encontré con la mirada de Lucifer. "¿Qué... qué está pasando?" murmuré, todavía adormilada, mientras me levantaba con torpeza.
Lucifer me miró con curiosidad. "Parece que te quedaste dormida en las escaleras," dijo, su voz llena de un tono que no podía descifrar. "¿Estás bien?"
Asentí, todavía un poco aturdida por el sueño. "Solo... estaba cansada. ¿Qué hora es?"
"Ya es tarde," respondió él, extendiéndome una mano para ayudarme a levantarme. "Deberías descansar."
Me puse de pie con su ayuda y me estiré, sintiendo los músculos adoloridos por la posición incómoda en la que había dormido. "Gracias," dije, agradecida por su ayuda, aunque aún desconfiaba de sus intenciones.
Lucifer asintió con una sonrisa y se dio la vuelta para irse. "Buenas noches, Annelise. Descansa bien."
Mientras lo veía alejarse, me preguntaba qué planeaba hacer a continuación. Pero por ahora, necesitaba encontrar mi camino de regreso a mi habitación y descansar, aunque solo fuera por unas pocas horas.
Nuevo capítulo de la historia Disfrútenlo y denme su comentario y⭐️
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SE MI EMPERATRIZ
FanficAnnelise la personificación de la virtud de la humildad. Fue creada por el Padre, sí, el mismísimo Dios, y mi propósito es velar por la humanidad. Amo a cada uno de los seres humanos, y como miembro de las siete virtudes, me esfuerzo por guiarlos ha...