Annelise la personificación de la virtud de la humildad. Fue creada por el Padre, sí, el mismísimo Dios, y mi propósito es velar por la humanidad. Amo a cada uno de los seres humanos, y como miembro de las siete virtudes, me esfuerzo por guiarlos ha...
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Más tarde, salí de mi habitación y vi a Lucifer tirando todas las fotos de Lilith por la ventana. Me detuve un momento, observándolo con curiosidad y un poco de desconcierto. Cuando terminó, se giró hacia mí y se acercó con una sonrisa, plantándome un beso en la mejilla.
"Te ves hermosa con ese vestido egipcio que te di," dijo, admirándome de arriba abajo. "Y hoy, el pintor real vendrá para hacer una nueva foto a la nueva emperatriz."
Lo miré, sintiéndome un poco incómoda. "No entiendo por qué te gustan tanto estos atuendos," respondí, ajustando el vestido. "Se ve todo mi cuerpo y, especialmente, mis pechos... Solo me los pongo porque cuando te disculpaste por cortarme el cabello, prometí que te dejaría escoger mi ropa."
Lucifer soltó una carcajada suave, sus ojos brillando con diversión. "Tienes razón, Annelise. Tengo una inclinación por estos atuendos, pero no es solo por la apariencia. Es porque resaltan tu belleza de una manera única y poderosa. Quiero que todos vean la reina que eres."
Suspiré, tratando de entender su punto de vista. "Aun así, me hace sentir un poco expuesta."
Lucifer se acercó más y tomó mis manos. "Te prometo que nunca te pondré en una situación en la que te sientas verdaderamente incómoda. Si en algún momento quieres cambiar, solo dímelo."
Asentí, agradecida por su consideración. "Está bien, Lucifer. Aprecio que me escuches. Pero todavía me cuesta entender por qué tienes esta necesidad de mostrarme de esta manera."
Él sonrió, acariciando mi mejilla. "Es porque quiero que todos vean lo que yo veo: una mujer fuerte, hermosa y digna de respeto. Quiero que te sientas poderosa en cada momento, Annelise."
Miré a Lucifer, tratando de ver más allá de su fachada de rey del infierno. "Está bien, Lucifer. Haré un esfuerzo por entenderlo. Pero recuerda, mi comodidad también es importante."
"Lo sé," dijo, asintiendo con una sonrisa. "Y te prometo que siempre lo tendré en cuenta."
En ese momento, escuchamos un golpe en la puerta. Era el pintor real, listo para inmortalizar el nuevo comienzo. Lucifer me miró con una mezcla de orgullo y ternura. "Vamos a crear una nueva era juntos, Annelise."
Sonreí levemente y tomé su mano. "Sí, Lucifer. Vamos a crear algo nuevo, dejando atrás el pasado."
Al llegar el pintor, Lucifer me colocó junto a él. Él estaba sentado en su trono y yo parada a su lado, con él tomando mi mano y yo agarrándolo de los hombros. Mientras el pintor trabajaba, intenté mantener una sonrisa y mostrar mi cuerpo, aunque me sentía un poco incómoda. Pero ya no me iba a quejar; se lo había prometido a Lucifer.
Después de una hora, el pintor terminó. Al ver el cuadro, me sorprendió ver cómo me había retratado: como la nueva esposa de Lucifer y la nueva emperatriz del infierno. El pintor se despidió y Lucifer, orgulloso, me mostró la pintura.
