—Señor Perez, aquí están los planos que estaban mal. Corregí las cotas y los ejes al igual que la perspectiva estaba 20 grados alejada a la izquierda— dijo el joven Tsunoda mientras le daba el portaplanos a Sergio.
—Muchas gracias, ahorita los reviso y los mando autorizados— dijo esbozando una sonrisa —Y no me digas señor Pérez, dime Sergio o Checo para no sentirme tan viejo.
—Gracias jefe— dijo el de ojos rasgados saliendo de la oficina.
Sergio saco los planos y observó las correcciones perfectamente arregladas, corrigió unos pequeños detalles que habían quedado y se aseguró que el plano estuviera completamente limpio para mandarlo hacer en el programador. Era bastante perfeccionista y aunque sabía que la tecnología podía hacer todo digital le gustaba hacerlo a mano y revisar detalladamente cada detalle; eso es lo que lo había posicionado en el lugar y prestigio que tenía y a pesar de ser un arquitecto y CEO de una empresa relativamente jóvenes ambos de había ganado el sello de calidad que a todos los clientes les gustaba.
Mando llevar los planos y comenzó con el diseño de un plano de una nueva vivienda, amaba el diseño de casas desde sus cimientos, el mismo había diseñado la suya. Tenía sus anteojos puestos y su cara de concentración mientras hacía los cálculos, buscaba los materiales adecuados y hacia llamadas a George su ingeniero civil de confianza y mejor amigo. Carlota dormía en el sillón tapada con una frazada de colores pastel que Sergio tenía guardada especialmente para cuando ella tuviera que pasar la tarde en su oficina como el día de hoy. Sus libros de colorear y sus crayones regados en el suelo, tendría que hablar con ella sobre la organización y limpieza y también por la rabieta que hizo al no querer hacer su tarea. Carlotita era una buena niña y demaciado dulce pero como cualquier infante tenía sus deslices y Sergio podría ser un excelente padre pero no era perfecto y también a veces perdía la paciencia.
El reloj marco las 6:30 hora de irse a casa. Guardo sus cosas incluyendo las de su hija en su mochila de Star wars. Se colgó su maletín, la mochila de Carlota y tomo a la pequeña en brazos para dirigirse a su carro, sentó a la pequeña en su silla para niños y se regaño a si mismo por no haberlo hecho esa tarde, se le olvidó pero los accidentes pueden ocurrir sin importar y lo que menos quería era exponer a su hija a algún accidente, era lo más importante que tenía en su vida. Le coloco el cinturón de la silla y la volvió a tapar con la frazada ya que el invierno estaba comenzando y la ciudad de Nueva York se caracteriza por su crudo invierno. Puso su maletín y la mochila en la cajuela y se subió para manejar rumbo a su casa.
Carlota había despertado y se bajó sola directo a su habitación, al parecer si se había enfermado y Sergio se puso a prepararle un té y llevárselo. Hacer té era de las pocas cosas en las que no era un desastre, si no fuera por las recetas sencillas que le había dicho su madre y la ayuda de Carmen ya hubieran muerto de hambre ambos. Subió a la habitación decorada a los gustos de su hija y le dio el té, después que le leyera un cuento y se durmiera de nuevo Sergio bajo a acomodar un poco lo escaso que se había ensuciado la casa y sentarse en la sala a ver lo que la programación basura de la televisión tenía para ofrecerle.
—Nos complace anunciar el evento de caridad de este año donde empresas como Debra architecture & designs y wallows son invitadas de honor al igual que extender la invitación a artistas y más empresarios locales que me complace leer la invitación.
Sergio observó atentamente el comercial, su empresa Debra estaba entre las invitadas, ya lo sabía pero le interesaba saber quiénes más iban a asistir a esos eventos tediosos a los que estaba obligado a asistir.
—Entre los invitados están artistas plásticos, músicos, actores y actrices al igual que deportistas y más personas destacadas del medio. Voy a empezar con los artistas plásticos que son Carlos Sainz, Óscar Piastri, Alexander Albon, Lily Muni y Max Verstappen...
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Paint (Chestappen) M-preg
Fanfiction(M-Preg) Tal vez ambos estábamos un poco grises y necesitábamos un poco de color