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El siguiente día el sol se metía por la ventana y ambos enamorados estaban durmiendo abrazados en uno del otro mientras afuera la blanca nieve estaba adornando el entorno.

Sergio se encontraba despierto mientras hacia algo sencillo para desayunar ambos y Max se despertó por el delicioso aroma.

—¿Que cocinas amor?— pregunto Max mientras se frotaba los ojos.

—Pan francés, es el desayuno favorito mío y de Cary los fines de semana— decía Sergio con una sonrisa mientras cocinaba. —Amamos comer esto mientras vemos las caricaturas sabatinas.

—Ahora también va a ser mi actividad favorita con ustedes dos— Dijo Max mientras lo abrazaba por detrás y le daba un beso en el cuello.

Sergio sonrió, sintió realmente que le llegó al corazón lo que había dicho Max, la propuesta de matrimonio y la noche anterior que hicieron el amor. Siempre que tenían sexo no importaba si era suave o rudo; Sergio y Max sentían que estaban haciendo el amor. Max estaba dispuesto a tener una familia con el sin importar sus secretos o que ya tuviera una hija, Max veía y quería que Sergio fuera su esposo y Carlota su hija, ambos estaban cumpliendo su sueño de tener una familia. Ya no existiría la fría soledad que carcomia sus colores. Ambos eran la pincelada que faltaba en su vida.

—Vamos a desayunar y darnos una ducha por qué tenemos muchas actividades que hacer el día de hoy amor mio— Dijo el rubio mientras terminaba de preparar el desayuno.

—Ya quiero ver las sorpresas.

Sergio termino de encender la chimenea y se sentaron a comer entre risas y anécdotas de ambos. Carlota y los padres de Sergio hicieron videollamada con ambos.

—Es increíble que mis padres te tengan más cariño ahora a ti más que a mí— dijo el del cabello semi rizado con un tono de falsa tristeza.

—Es algo inevitable corazón, yo siempre atraigo a las personas, es un don.

—Como tu don de la humildad— le dijo mientras le aventaba suavemente una servilleta de tela. —Ya en serio, hasta Carlota te espera más emocioanda que yo.

—¿Y eso es bueno o es malo?

—Es excelente, ella te adora. Creo de hecho que la noticia de que vamos a casarnos le va a caer de maravilla.

—Entonces he hecho bien mi trabajo.

—¿Cuál trabajo?

—El ganarme a la hija para ganarme a su guapo y ocupado padre.

—¿Te he dicho lo coqueto que eres?

—Un millón.

Ambos terminaron de desayunar y se alistaron para ir a conocer el pueblo vecino a dónde se estaban hospedando. Max conducía mientras Sergio escogía la música de ambos y se encargaba de avisar cuando habían vacas en el camino cosa que al rubio le daba ternura por qué parecía un niño pequeño.

Entraron a una pintoresta cafetería y pidieron dos cafés para posteriormente sentarse en las mesas del pórtico. Ambos estaban tranquilos hasta que el teléfono de Max comenzó a sonar y fue a responder

—Listo, eran los chicos, me dijeron que encontraron otro lugar donde colocar la galería, ya solo queda el restaurar las pinturas que se perdieron.

—Eso es genial, felicidades amor— dijo Sergio feliz por su prometido —Se me hace increíble que de todas las pinturas Carlos fuera en especial por la de las flores azules.

—Si, igual yo, díce que esa pintura es una reliquia familiar y que es una pintura poco conocida de Edgar Degas. Pero esa pintura y el mismo Carlos en torno a esa pieza es un misterio.

—¿No crees que tal vez esa pintura oculte algo relacionado al incendio?

—No creo, aunque realmente no lo sabremos.

Después de esa plática y otros dos días más de actividades la joven pareja regresaba de nuevo a la ciudad, no sin antes pasar por la pequeña Carlota.

—Me siento nervioso— Comento Max mientras agarraba con fuerza el volante del auto.

—¿Por qué? Mis padres ya saben que eres mi novio y ellos te adoran y aman pasar tiempo contigo.

—Si, pero no sé si se tomen diferente la noticia que me voy a casar con su hijo y voy a ser el padrastro de su adorada nieta.

—Tranquio, lo van a tomar muy bien— Sergio le depositó un tierno beso en los labios y ambos salieron del carro —Aparte... No es como que hayas hecho nada malo. Y ellos ya han de asumir lo que el rubio novio adulto de su hijo adulto que tiene una hija hacen cuando están solos

Max abrió los ojos rojo como un tomate y ya no supo que hacer al pensar en eso frente a la casa de sus suegros

Sergio tocó el timbre y salio la señora Pérez abrigandose con su suéter con la gran sonrisa que la caracterizaba siempre. La casa de los Pérez Mendoza siempre era acogedora al igual que la presencia de ellos.

—Checo hijo mío ¡Max, lindo! Por favor pasen, está helando. — dijo alegre mientras ambos entraban con una sonrisa —¿Que se traen ustedes dos? Cary está ayudando a tu padre con las cosas de pescar.

—Ya venimos del viaje y queremos darles una noticia— dijo Sergio mientras entraba

—Mas bien quiero decir frente a ustedes lo que le dije a Sergio en el viaje.

—Oh.

Marilú hizo una expresión de asombro asumiendo rápidamente lo que habían querido decir con sus palabras y salió casi corriendo a decirle a su esposo Antonio y la pequeña que fueran rápidamente a la sala de estar donde el silencio nervioso- y de emoción- lo rompía el crujir del fuego de la chimenea y el tik tak del antiguo reloj herencia de la abuela.

—Hola chicos...

—¡Papá! ¡Maxie!— Interrumpio Carlota emocionada corriendo a los brazos de su papá para después abrazar a Max.

—Bueno, si esta pequeña señorita no tiene algo más que decir ¿Que noticia tienen para nosotros?— pregunto Don Toño que ahora cargaba a Carlota.

Ambos se miraron sonriendo tomándose la mano que contenía la pequeña argolla de la sorpresa y dijeron al mismo tiempo.

—Nos vamos a casar.

Ambos padres miraron con asombro las finas argollas de compromiso y estallaron en felicidad abrazando a ambos jóvenes.

—¡Es increíble! Muchas felicidades— dijo Marilú mientras los abrazaba con lágrimas en sus ojos.

—Desde antes te consideraba hijo mío por ser novio de mi hijo y ahora vas a ser oficialmente, bienvenido a la familia— dijo el señor Pérez a Max quien había perdido completamente los nervios que lo invadían.

—¿Max va a ser mi papá?

—Solo si tú lo deseas pequeña— le respondió Max dulcemente a la pequeña que veía a todos

—¡Si! Quiero que seas mi papá, te quiero mucho Maxie— lo abrazo y Sergio sintió un gran alivio al ver cómo tomaba su hija esa noticia.

—Tenemos que empezar a planear la boda, hay mucho trabajo por delante.

—Ya quiero que sea, no puedo esperar a compartir el resto de mi vida con ustedes dos— dijo Max viendo a su prometido y a la pequeña que ya veía como su hija con orgullo.

—Igual yo, soy tan feliz.

—Yo quiero un hermanito— dijo la pequeña y ambos se soltaron riendo ruborizados.

—Despues pequeña, no te apresures— dijo Sergio.

Les quiere OpheliaHorror ❤️ 🖤

Paint (Chestappen) M-pregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora