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—¿Me vas a explicar por qué te cambiaste la camisa manchada con vino de un extraño?— pregunto George mientras conducía cuidadosamente por las calles de madrugada en su Mercedes clásico con Carmen de copiloto y el en la parte trasera.

—¿Es una larga y divertida historia— respondió sergio que estaba algo ebrio, tenía mucho que no bebía y esa noche necesitaba tener algo de alcohol adormeciendo su sistema. Sumado que el auto fuera convertible y el aire que le estaba pegando hacia el efecto más fuerte.

—Tenemos mucho tiempo Chequito— dijo con un tono serio George y Carmen lo volteo a ver a los ojos mientras se quitaba su joyería. Sergio suspiro y hablo.

—Vi a Lewis en la fiesta y sentí que el aire me comenzaba a faltar y salí a tomar aire y... ¿Recuerdan al hombre que se tropezó conmigo el otro día? Resulta que es el agradable artista que te dije el otro día "Mira George, el pinta muy bonito y está muy bonito, quiero pedirle un cuadro para Carlota en su cumpleaños número 5 y compensar que soy una mierda de padre"

—Tranquilo Checo ¿Cuánto alcohol bebiste está noche?— pregunto Carmen tratando de no reír.

—Lo suficiente, pero déjame continuar— dijo Sergio haciendo ruido con su boca para que guardara silencio — el caso es que le avente mi copa de vino en su linda camisa blanca y fue mi culpa y dijo que iba a hablar. No quería que pasara vergüenza así que le dije que cambiaramos camisa.

—¿Osea que cambiaste camisa con un hombre que apenas conociste?— le pregunto George viéndolo sorprendido mientras esperaban en un semáforo.

—Corrección, no es un extraño por qué ya lo había visto en su perfil de LinkedIn y segundo, ya nos habíamos tropezado y tercero... Mierda George ¿No puedo ser feliz con un hombre por 5 minutos?

—La última vez que fuiste feliz con uno termino con una pequeña niña amante del helado.

—Y no olvides al imbécil de Saul que ni a la segunda cita llegaron al enterarse como fue que Carlota llegó a este mundo.— dijo Carmen casi escupiendo al suelo al recordar a ese idiota.

—Lindo detalle al recordar eso— dijo Sergio con la voz quebrada.

—No llores ¡Maldito alcohol! ¿Cuánto tenías sin tomar nada así?

—Desde el embarazo de Carlota...— dijo sorbiendose la nariz y con la voz quebrada.

—Es mucho— dijo Carmen viendo a George tratando de aguantarse la risa ambos al ver a su mejor amigo así de ebrio —Podemos hablarle a tus papás que no vas a llegar a la casa, no creo que a Martha le moleste hacer pijamada con Carlota y tú duerme en nuestra casa, no estás en la mejor de las situaciones.

—Lo bueno es que tus padres viajaron de Nueva Jersey para acá y cuidaron a las niñas— concluyó George mientras conducía cuidadosamente por la lluviosa ciudad.

Sergio asintió y se puso a observar por la ventana. Cerró los ojos y quiso sacar de su mente los recuerdos de su pasado y mejor pensar en el desastroso artista que poco a poco iba llenando espacio en su mente, el aroma de su perfume y sus ojos irresistiblemente hermosos y esa risa que salía cuando sonrió.

Llegando a la casa de los Russell corrió rápidamente al baño a vaciar su estómago de todo el alcohol que había consumido esa noche. Levantó la cabeza pero las arcadas y el mareo volvieron haciéndolo vomitar de nuevo, no volvería a tomar de esa manera. Sintió una mano sosteniendo su hombro y era George que le traía una pijama.

—Te traje esto, toma un baño y Carmen te está preparando un té.

—No se por que hice todo esto, simplemente son cosas que a pesar de que pasaron casi 5 años no puedo superar— dijo viendo al suelo aún sentado en el piso.

Paint (Chestappen) M-pregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora