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Max se encontraba trabajando en el mural del edificio de Sergio, ya había terminado la pintura de Carlota y ya la iba a entregar. Pensaba en lo extraño que era el mundo y como ese encargo de un padre buscando un regalo extraño para su hija hubiera terminado en una relación que jamás pensó que iba a tener.

Su cabeza también estaba en lo que había pasado esa noche y en quien o que pudo haber sido lo maldito que provocaría eso. Cómo si un desgraciado estuviera en contra de la felicidad de el y sus amigos. Se prometió que buscaría al maldito y que también arreglaría todo lo que se dañó y aunque el seguro pago todos los daños le dolía ver el rostro de las personas que amaba destrozado al ver su trabajo y dedicación reducidos a cenizas; sin olvidar a Carlos y la cara de Charles al ver a su prometido en esa situación.

—Max, voy a tener que salir. Me hablaron de la escuela de Carlota y voy a ir— la dulce voz de su novio lo saco de sus pensamientos y asintió para darle un beso.

Pensó en si en el lugar de Carlos y Charles, el que estuviera ahí fuera Sergio o como estaría Sergio si en esa situación estuviera Carlota, incluso él ya que realmente le tenía tomado cariño a la pequeña hija de su pareja.

Una llamada telefónica entro a su celular y sus ojos se abrieron incluyendo su mandíbula, colgó y le mando un mensaje a Sergio que al ver un "no hay problema, corre" salió rápidamente a la comisaría.

Sergio llegó a la escuela de Carlota, estaba molesto pero no con la pequeña ya que sabía que era una buena niña y ya sabía lo que había pasado otra vez. Se sentía nervioso por qué la antigua maestra de había tenido que cambiar de escuela y ahora le tocaba enfrentar esto con un nuevo profesor.

—Señor Pérez, pase por favor— escucho la voz de la directora y Sergio paso a la dirección.

Observó a Carlota sentada en una silla con el uniforme desarreglado, el cabello desordenado y manchas de tierra al igual que raspones y el labio y el ojo morado -sin mencionar que la otra niña estaba igual- cerro los ojos al ver esa escena y mantuvo la cordura para no gritar algo que después de arrepentiría.

—Nadamas esperamos que los padres de Stephanie lleguen y comenzamos con la reunión.— dijo el misterioso profesor con un acento Australiano.

En cuestión de 10 minutos llegaron los padres de la otra niña que Sergio ya tenía conocidos muy bien, llegaron molestos inmediatamente gritándole a Pérez.

—Silencio todos, estamos aquí por qué somos adultos y podemos resolver esto de mejor manera que lo hicieron dos pequeñas de 4 años— dijo la directora —Profesor Webber, hablé por favor.

—Buenas tardes, soy el profesor Mark Webber y yo soy ahora el profesor a cargo del grupo. Los reunimos aquí ya que me menciono la señorita Mcdonald que no es la primera vez que ocurre está problemática pero ahora escaló a los golpes. Quiero escuchar por parte de ustedes que es lo que está pasando ya que no creo que dos niñas pequeñas inicien algo así de la nada, no comúnmente.

—Yo tengo algo que decir— empezó la señora Wayne —Esta niña vino al mundo en pecado y concebida de una manera antinatural bajo un acto homosexual de su degenerado padre.

—Señora, guarde silencio. Estoy enterado de la situación y no me parece nada antinatural ni degenerado, el padre independientemente si fue planeado o no está criando a la niña con valores y principios y le da todo lo que un niño puede tener y merecer tanto de derechos y obligaciones.— dijo Mark observando firmemente a los padres y suavizando su mirada al ver la molestia e incomodidad de parte del de cabellera oscura.

—¿Entonces si la está criando con principios y valores por qué golpeó a nuestra pequeña?— interrumpió el señor Wayne

—Carlota ¿Puedes decirnos que nos pasó? Señorita Mcdonald, háblele a Martha Russell que fue la que me notificó lo que estaba pasando— menciono el profesor y la directora fue a hablarle a la otra niña.

Paint (Chestappen) M-pregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora