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—Toma, ponte esto para dormir— le extendió Sergio una pijama a Max. —Voy a ir a ver a Carlota en lo que te la pones.

—Gracias amor— le dijo Max y Sergio salió de la habitación dejándolo solo.

Max se quito la camiseta y observó sus brazos, piernas y abdomen y esas antiguas cicatrices y marcas redondeadas que le hicieron recordar las quemaduras de cigarro que le había regalado su padre. Se vistió con la mirada fija en la pared recordando cada moretón y cicatriz que le dejo su padre al igual que las cicatrices que se dejó el mismo y sin olvidar esa cicatriz cerca de su cien del accidente que lo seguía atormentando diariamente. 

—Maxie ¿Terminaste de vestirte?— el suave toquido de la puerta y la voz de Sergio lo sacaron de su trance.

—Ah... Si, ya terminé Chequito— dijo Max tratando de escucharse normal. No quería preocupar más a Sergio aparte que sabía que lo necesitaba después de recordar esa enorme marca de su pasado.

Max abrió la puerta y sonrió al ver a Sergio sonreírle.

—Le leí un cuento a Carlota y finalmente se quedó dormida— dijo mientras traía un baby Yoda de peluche en las manos —Quiso que Grogu durmiera conmigo para que me acompañará.

—Que afortunado— dijo Max con una sonrisa tierna.

—¿Quieres tomar un café y platicar?— dijo Sergio —Te sigo notando extraño, más bien tenso.

Max asintió y fueron a la cocina.

—Creo que es mi turno de platicarte mi historia— dijo Max y Sergio lo miro atentamente mientras le servía café.

—Si no quieres no tienes que hacerlo.

—Quiero hacerlo.

—Te escucho.

—Yo tengo otras dos hermanas mayores... Una de ellas falleció, desgraciadamente por mi culpa.

—Max...

—Se que suena estúpido pero siento que el Max Verstappen de 10 años tuvo la culpa que eso sucediera y lo peor es que dure 7 años sin recordar eso. Solo se que algo me decía que mi hogar estaba roto por mi culpa, que nos íbamos de Países Bajos como si fuéramos criminales por la noche por mi culpa, mi hermana y mi madre sufrían por mi culpa y yo merecía más allá del castigo que me daba mi padre a diario y... Comencé a lastimarme.

—¿Y lo dejaste de hacer?— pregunto Sergio preocupado.

—Si ¿Quieres saber cómo?

—Si

—Me enamore por primera vez, de la persona equivocada pero me enamore. Aparte que encontré consuelo en el arte, dibujar me ayudaba a sacar todo lo que no podía decir y poder sacar algo de mi dolor. Me enamore de la persona equivocada pero descubrí mi gran amor por el arte en el dibujo, pintura y eso y en la música.

Flashback

un joven Max Verstappen de 15 años se encontraba encerrado en el baño de la escuela llorando cuando escucho unas pisadas. Estaba cansado de ser la burla por su extraño acento o por ser la basura española como le nombraban algunos. No lograba adaptarse a esta nueva cultura y su marcado acento y facciones no le ayudaban.

—Max, se que estás ahí, sal por favor— escucho una dulce voz y seco su llanto. Era Daniel Ricciardo, su novio.

—Ya voy— dijo ahogando el sollozo y salió del baño con sus ojos y nariz rojizos por llorar.

—¿Que paso? Te golpeó de nuevo?

Max asintió y Daniel lo abrazo.

—Max, no hagas esto por favor— dijo tomando su brazo y viendo las cicatrices y cortadas frescas que habían en el. —Si tu padre te hace daño no debes hacerlo tu también.

Paint (Chestappen) M-pregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora