Las noches en el hotel suelen transcurrir con una calma sepulcral. Los huéspedes descansan; rara vez alguien llega pasada la medianoche, y apenas faltaban unas horas para el fin de mi turno. Me encontraba sola detrás del escritorio, asegurándome de que todo estuviera en su lugar. Desde mi posición, podía monitorear las cámaras de seguridad y a menudo me distraía observando el bar, el último reducto de actividad en el hotel donde algunos huéspedes solían matar el tiempo. Una reserva llamó poderosamente mi atención, inscrita bajo el apellido King. Era un apellido que resonaba con frecuencia, pero en esta ocasión, había algo que despertaba mi curiosidad. No había mucha información disponible sobre el huésped, solo que llegaría solo y que se alojaría en la habitación 502. No era particularmente solicitada, aunque en círculos literarios se le conocía como el refugio donde varios escritores habían culminado sus grandes obras; entre ellos, Stephen King. Esa coincidencia había alcanzado todo mi interés.
Una hora se escurrió sin señales del huésped. Carecía de detalles sobre su vuelo o si había reservado el taxi del hotel, lo que me dejaba en incertidumbre sobre si llegaría antes de que mi turno acabara. Intenté distraerme revisando la carpeta de reservaciones, deteniéndome en la suite nupcial. Era nuestra mejor habitación, dotada de una cama imponente, vistas espectaculares de la ciudad y una pequeña piscina privada, que usualmente atraía a los huéspedes más exigentes. Sorprendentemente, estaría desocupada toda la semana, un evento raro.
Absorta en los documentos, la puerta se abrió y entró John Walton, nada menos. Mi escritor favorito, cuyas novelas habían teñido de romanticismo mis relaciones amorosas y fortalecido mi convicción de merecer un amor tan grande como la vida misma, digna de ser narrada. Era más alto de lo que imaginaba y su apariencia, tan atrayente como en las fotos y entrevistas que había consumido con avidez. Retiró sus gafas de sol, revelando su identidad con una voz profunda que parecía hacer eco en los confines del hotel. Me costó un instante recomponerme para recibirlo con la profesionalidad que dictaba el protocolo.
—Señor King, aquí tiene su tarjeta. Su habitación es la 502. Disfrute su estadía.
—Muchas gracias —respondió, antes de dar unos pasos, regresar hacia mí y añadir—: Hice un pedido especial, por favor envíe a alguien en unos minutos.
Asentí con una sonrisa profesional y tan pronto las puertas del ascensor se cerraron, me apresuré a verificar su solicitud. Entre varios ítems para escritura, había solicitado una pluma, un cuaderno de hojas blancas, barras de chocolate y un café especial para la mañana siguiente en el restaurante. En el almacén tras el escritorio ya estaba preparada una caja con estos artículos, a la que se añadieron cortesías como dulces y un vino espumoso con hielo. Pensé en llamar al servicio para que llevaran la caja, pero mi turno estaba a punto de acabar y decidí hacerlo yo misma. Reorganicé los contenidos de la caja y, tras la llegada de mi compañero, la llevé yo misma en el ascensor. Durante el trayecto, me atreví a desabotonar el botón superior de mi camisa, mirándome en el espejo del ascensor y viendo reflejada una mujer decidida y fuerte, como las heroínas de las novelas de John.
Sin embargo, al abrirse las puertas, un miedo repentino me paralizó, impidiéndome salir. Las puertas se cerraron y el ascensor quedó inmóvil, igual que yo. Me observé de nuevo, tratando de recuperar la seguridad que había sentido instantes antes. Me ajusté la ropa, observando mis piernas en las medias de nylon, un pequeño placer personal. Subí un poco la falda frente al espejo, recuperando confianza. Me preparé para salir, llena de seguridad, y toqué la puerta con los nudillos.
—Señor King, aquí tiene sus cosas —dije, con una sonrisa que se amplió al notar su mirada fija en mí—. Si necesita algo más, no dude en llamarme.
Me di la vuelta, pero apenas un segundo después, él me pidió que regresara.
—Esta bebida no la pedí.
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Cuentos eróticos
RomanceEs una exquisita recopilación de cuentos eróticos que exploran los rincones más íntimos del deseo humano. Cada relato está cuidadosamente elaborado para despertar los sentidos, provocando una mezcla de emociones que van desde la ternura hasta la luj...