Capítulo 30: Problemas en el paraíso.

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Ruth aguardaba en la parte trasera de la camioneta, las puertas estaban abiertas y en el interior habían algunas cajas con cosas, se encontraba en el estacionamiento de su viejo edificio en reconstrucción. Aguardaba a que Eva se acercara, ella estaba en el lobby conversando con el dueño, ofreciéndose a donar algo de dinero para ayudar con las refacciones, sin embargo el hombre había oído como ellas y sus hermanas habían ayudado al resto de inquilinos, y no estaba dispuesto a aceptar su dinero.

Ruth busco en su chaqueta una cajetilla de cigarrillos algo arrugada que guardaba, la abrió, contenía la mitad del paquete, saco uno y el encendedor y lo prendió, exhalando la primera bocanada de humo con alivio.

No era de fumar desde que Eva estuvo embarazada, había prometido dejarlo para que el interior de la casa jamás tuviera ese olor, sin embargo con los años retomo un poco la costumbre. Aunque una cajetilla podía durarle más de un mes, dependiendo de si tenía más o menos ansiedad.

Comenzó a jugar con sus dedos, Eva realmente se estaba tomando su tiempo. Levanto la vista y se sorprendió de que al otro lado del estacionamiento había una figura encapuchada observándola. Ella no podía ver su rostro claramente, sin embargo le resultaba extrañamente familiar.

El hombre comenzó a acercarse a ella. Ruth le dio una calada al cigarro, lo puso entre su pulgar y el dedo medio y lo lanzo lejos, metiendo las manos en sus bolsillos se puso de pie y dio unos pocos pasos hacia adelante, no sería intimidada por ningún encapuchado.

Sin embargo no dijo nada, permaneció en silencio, como él.

Pronto él se encontró a menos de tres metro y se quitó la capucha.

— Hola linda —Su voz le resultaba familiar, y su rostro, perfilado y con una barba corta también le eran familiares, sin embargo no conseguía recordar de donde—, tiempo sin vernos —Él la miro de arriba abajo—, sigues igual de buena por lo que veo.

— Hiug —Dijo lento, poniendo cara de asco y aburrimiento— ¿Quién eres?

La cara de él se puso dura, como si no creyera lo que ella le preguntaba.

— ¿Tu puto novio? —Hablo con molestia mientras una de sus comisuras tiraba, incrédulo, sin embargo ella levanto con aburrimiento ambas cejas.

— Solo tengo un novio —Lo miro de arriba abajo—, y definitivamente no se parece a ti... piérdete —Le hizo un ademan con la cabeza antes de darse vuelta, queriendo volver a la camioneta, él no lo podía creer, se acercó para tomarla del brazo pero antes de que llegara ella freno y lo miro de reojo—, si me tocas te arranco la maldita mano.

El hombre trago con dificultad, la filosa mirada de ella le indicaba que no mentía. Él se irguió, alejando su mano de la de ella.

— Bueno, igual imaginaba que nuestra relación había terminado, solo no adivinaba cuando pasó —Hizo una pausa para suspirar cansado—, si cuando desapareciste o cuando tu hermana, Eva, casi me rompe la maldita espalda —Hizo otra pausa y le sonrió con malicia y burla, elevando el rostro con orgullo—, o quizá cuando le dije al clan del pie donde encontrarte una vez que pude hablar.

Ruth abrió sus ojos enormes, este tipo había mandado al clan del pie a su casa, ellos pusieron en peligro a sus vecinos, destrozaron la propiedad y casi matan a Eva. Miro hacia la camioneta, suspirando una risa antes de meter una mano en su espalda baja, de allí saco una de sus manoplas que uso más como daga y le apunto al hombre de prisa, el no tuvo tiempo de moverse, la punta de la hoja chocaba con su nuez.

— Dime ¿Por qué no debería terminar lo que supuestamente Eva empezó?

— De verdad eres una cabrona... ¿Me jodes que no me recuerdas? —Le pregunto indignado, juntando sus dientes.

Adaptation time | TMNT 2014/2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora