Capítulo 59: Nuestro pequeño paraíso.

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Ya subidos en el camión iban de camino a la guarida, Ruth revisaba el brazo de Eva que no miraba ningún lugar en específico ni demostraba ninguna emoción en el rostro. La mayoría guardaba silencio. Leo estaba contra el muro de delante del sofá, observando a la castaña.

No se la veía bien, su cabello, su cuerpo y ropas eran un desastre entre sangre seca y fresca.

Miriam suspiró, apoyada contra el respaldo del asiento del acompañante que estaba vacío, escuchó un carraspeo y observo a Donnie que la miraba un momento antes de volver la vista al frente. Miriam se giraba por completo y conectaba su mirada con el quelonio que parecía dudar de si hablarle.

— ¿Quieres... sentarte? —Preguntó sin mirarla, Miriam sonrió y se adelantó al asiento, tomando su lugar al lado de Donnie.

Se miraron de soslayo y se sonrieron antes de volver la vista al frente.

Eva finalmente ladeo el rostro, siendo la primera vez que se movía desde que arrancaron y observó a lobo que estaba casi en la puerta, este la miró y también se sonrieron a modo de saludo silencioso.

Una vez estacionaron en la casa de las chicas Eva se adelantó por el pasillo, dejando a la mayoría detrás suyo, Isa y Leo fueron los primero en bajar detrás suyo y seguirla. La mujer caminó descalza sobre las piedras sin importarle, en silencio llegó hasta la entrada de su hogar y pasó por el pasillo hacia el cuarto de baño, donde cerró la puerta y apoyó la espalda contra la madera, respirando profundo.

Quitó la cadena de su vestido y lo dejó caer, quitándose la ropa interior no perdió tiempo en meterse bajo la ducha, con el agua más caliente que su cuerpo pudo soportar, observando el agua caer en el suelo, una mezcla de sangre que corría roja y opaca perdiéndose en el desagüe. Luego de quitarse la mayor parte de mugre con agua salió y preparó la bañera triangular, llegándola de agua caliente, se metió respirando hondo, sentía todo su cuerpo relajarse mientras agregaba jabón corporal y sales para mimar su agotado cuerpo.

No tenía idea de cuánto llevaba allí, solo se mantenía recostada, apoyando su brazo izquierdo en el borde de la bañera, manteniendo la venda fuera del agua.

Escuchó golpes en la puerta, aunque no tenía ganas de responder.

— ¿Eva? —Elevó la vista de su brazo, era Leo—. Ruth dijo que debías comer para curarte rápido, Isa te preparó huevos, tocino y pan con mantequilla, si quieres salir-

— Pasa.

Leo se enderezo al otro lado de la puerta, sorprendido. Pasó saliva mientras pensaba si estaba bien entrar o no, sin embargo carecía de la habilidad de negarse en estos momentos, así que tomó la perilla y entró lentamente, mirando hacia abajo, temiendo ser impropio al verla desnuda, tenía la esperanza de que quizá ella ya hubiera salido del baño y se hubiera tapado con una bata.

El vestido dorado tocó su pie, elevó un poco la vista encontrándola en la tina, la espuma tapaba su desnudez, y no la veía bien anímicamente, se acercó a ella.

— ¿Puedo ayudarte en algo?

— Siéntate... —Leo dudó antes de cerrar la puerta y acercarse, sentándose en el suelo a un lado de la tina, quedando de frente a la chica— ¿Cómo estás?

— ¿Me lo preguntas a mí? Fue a ti a quien secuestraron.

— Si, pero sé que debes haberte preocupado.

— Por supuesto que sí, pero estoy mejor desde que te vi bien —Eva sonrió sutil, inclinándose hacia Leo, ambos se apoyaban de lado contra el borde de la tina, la mujer movió sus dedos y el quelonio no perdió tiempo en acercar su brazo y enredar sus dedos con los finos dedos de ella — ¿Y tú?

Adaptation time | TMNT 2014/2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora