Capítulo 36: Darse la oportunidad de ser feliz.

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— ¿Y cómo te sientes con eso? —Pregunto la rubia de anteojos sentada en su sofá, Miriam, que estaba sentada en un sofá más amplio delante suyo le levanto una ceja.

— ¿No se cansa de repetir la misma frase siempre? —La mujer rió.

— Lo siento, es que de verdad quiero saber cómo te sientes, sabes que es una gran parte del proceso. —Miriam desvió la mirada molesta.

— No lo sé, es fastidioso, te distraes un segundo con alguien y Jo ya está jodiendo todo de nuevo, y otra vez tengo que correr para salvarla... —Apoyo su codo en el apoyabrazos del sofá y se restregó la frente.

— ¿Te distraías? Sabes que no tienes que estar pendiente de todo lo que hacer tu hermana.

— Lo sé, lo sé... es solo que somos tan parecidas que siento como si fuera mi... mi culpa todo lo que ella hace.

— Ser gemelas no las convierte en la misma persona, linda... ¿Te distraías con Donnie? —Miriam la miró, la mujer sonreía más tranquila.

— ¿Ya se prendió de mi novela, Sophia?

— Lo siento, es que cuentas muchas cosas maravillosas de este chico —Admitió riendo, la verdad era que Miriam llevaba más de un año visitando a esta psicóloga, desde que llegaron al país —, ya hasta siento que me enamora a mi.

— Pues que fácil lo tiene. —Se quejó la asiática.

— ¿Aun no estas segura de sí te gusta? —Pregunto con esa melosa y calmada voz.

— Es que... —Se dejó caer sobre el respaldo, mirando al techo —, jamás me había gustado ningún hombre hasta... hasta él.

— ¿Y qué hay de Henry? —Miriam la miró — ¿Él no te caía bien? Salieron por meses.

— Yo no le llamaría salir... No, Henry el... le hice un favor hace un tiempo y por lo que se le está yendo mejor, así que me mantengo todo lo alejada que puedo.

— Entonces, si Donnie es el primero que te gusta ¿No te sientes lista?

— Es que usted no lo conoce... —Se reclino hacia adelante, llevando sus nerviosas manos a sus rodillas—, él es un maldito ángel, es bueno, amable, confiable, simpático, inteligente... es... fuerte... y alto, y musculoso y —se quedó callada al ver que hablaba de mas, la doctora le sonreía, Miriam bufo molesta —... y yo no soy digna de él.

— Las personas no siempre son buenas o malas, todos tenemos facetas, nadie es completamente malo... puedes haber hecho cosas malas en el pasado pero eso no define quien eres hoy en día, has ayudado mucho a muchas personas, has salvado civiles, niños, gente mayor, adultos... amigos... incluso le diste un trabajo a ese chico Henry...

Miriam se acomodó en el asiento, suspirando y pensando en las palabras de la doctora, luego la volvió a mirar.

— ¿Usted cree... que no soy una mala persona?

— Creo... que te juzgas demasiado por cosas que estaban fuera de tu control —Miriam iba a hablar pero la mujer continuo—, y creo, que deberías darte la oportunidad de ser feliz.

— Sabe, es muy machista que crea que mi felicidad depende de un hombre —Respondió cruzándose de brazos a la defensiva, tratando de quitarle importancia, sin embargo, la asiática pestañeo varias veces bajando la vista al suelo, quizá Sophie tenía razón y ella se estaba juzgando de más.

— Sabe, es muy machista que crea que mi felicidad depende de un hombre —Respondió cruzándose de brazos a la defensiva, tratando de quitarle importancia, sin embargo, la asiática pestañeo varias veces bajando la vista al suelo, quizá Sophie tenía r...

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