Capítulo 84: Hermanos y hermanas...

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— Eva... —La llamo Leo, bajito, casi en un susurro inundado de miedo, puesto que la mujer llevaba cerca de diez minutos encerrada en el baño, se acercó más a la puerta, su corazón oprimía doloroso, no había nada peor que hacerle daño a la mujer que amaba—, Eva... estas...

— Aquí estoy... —Abrió sus ojos con sorpresa, por fin podía oírla al otro lado, el agua que fluía en el baño dejo de sonar y la puerta de madera tembló, pensó que ella abriría pero no fue así, su voz estaba casi tan apagada como la de él—, necesito un tiempo...

El pecho de Leo se inflaba con dolor en cada respiración, retrocedió sintiéndose el ser más horrible del mundo, pudo escuchar el temblor en la voz de su prometida, y su corazón se agrietó.

Le había hecho daño.

Y jamás se iba a perdonar a si mismo por ello, nunca. Asintió en silencio, sin conseguir la fuerza para hablar volteo yendo a la cocina y en el lavabo procedió a lavarse las manos, ya se había medio vestido y ahora sacaba de debajo de sus uñas los rastros de sangre mientras trataba de recordar lo sucedido.

Y no lo conseguía. Rebuscaba en su memoria pero era como si la última media hora se hubiera borrado, como si él no fuera él, y eso le aterraba. Por qué no sabía cómo sucedió y no sabía si podría evitar que suceda de nuevo. Se sentía nuevamente perdido, como cuando...

''Maldita Usagi... mil veces maldita...''. Aguantó sus ojos húmedos y miró la puerta del baño aun cerrada, secándose las manos con un repasador que dejo sobre la barra de la cocina, camino lento hacia allí.

'' Si yo no puedo perdonarme... ¿Cómo va a poder ella? '', pensó y sus ojos se abrieron con horror cuando un segundo pensamiento lo atacó, '' ¿Y si se va nuevamente?'', no lo soportaría, su corazón golpeaba doloroso con la sola idea de pensarlo.

Por su parte la castaña apretaba los dientes fuertemente mientras se miraba al espejo, tirando del hilo que cruzaba la piel en su cuello, cerrando el pequeño orificio que Leo le había abierto con los dientes. Finalmente bajo la vista a la tijera en el botiquín y cortó el hilo, dejando la aguja a un lado se adelantó observando su cuello.

'' No es tan perfecto como la costura de Ru, pero servirá'', pensó complacida, por suerte había aprendido a tratar sus propias heridas durante sus años como militar del ARG-DC, donde no siempre tenía la ventaja de salir de misión con algún médico. Suspiró guardando y tirando lo que debía, finalmente se enderezo, su cuerpo estaba algo magullado, en su cadera habían hendiduras de uñas y moretones, algunos rasguños y su vientre dolía.

Suspiró. Sabía con que tenía que ver esto, y lo entendía, pero más dolía su corazón que su cuerpo, al saber que ni siendo ella pudo controlarse. '' ¿Acaso debo pagar por los pecados de otros? Ya estoy cargando con los míos...''.

Seco rápido la lagrima que se le desbordo, tratando de ser fuerte, la bañera ya la esperaba así que se metió dentro del agua tibia, refregándose a pesar de los rasguños ardientes, se refregó el cuerpo con abundante jabón y el cabello, saliendo pronto se enjuago y peinó, pasando crema por su cuerpo se envolvió en una toalla, coloco un parche sobre la herida de su cuello, y camino hacia la puerta.

Respiró hondo ¿Estaba lista para esta conversación? Quizá no, pero no podía evitarlo. Giró la perilla y salió al departamento. De inmediato la luz del baño ilumino el departamento apagado. Observo su alrededor. Estaba vacío.

— Quizá solo necesita pensar... —Camino hasta su armario esquivando la ropa del suelo y se vistió con ropa de entrecasa, los minutos pasaban y Leo no volvía así que levanto su teléfono del suelo y le mando su mensaje.

Pasaron varios minutos más y aún no volvía, al revisar su chat, el mensaje le llego pero tampoco respondía. Se quedó sentada, sola, en el borde de su cama en medio de la obscuridad.

Adaptation time | TMNT 2014/2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora