Capítulo II
Debes ser valiente
Muchas veces había recibido alguna llamada de los maestros o escuela, por supuesto.
Sus hijos tuvieron la mala tendencia de pelear en clase con algún compañero. Whiss porque cierto grupo de niños lo insultaba diciéndole que era un afeminado, Vados porque jaló el cabello de niñas que le llamaron dramática. Un par de años antes ellos siempre terminaban castigados, pero dicha mala época ya se había acabado.
Con Meerus parecía volver. Vamos, apenas era el primer día y había recibido una llamada. Terrible.
Terrible, pero completamente justificado.
Regresarse a la escuela fue sencillo. Subió hasta llegar al aula donde recordaba haber dejado a su pequeño hijo minutos antes... pero deteniéndose abruptamente cuando notó que alguien esperaba ahí, plantado frente a la puerta. Una persona que parecía ser del género femenino.
Hay momentos en la vida que parecen pasar con cámara lenta, por diferentes motivos. El asombro ante algo en particular, tristeza, enojo, felicidad e incredulidad. Todos son igual de importantes: en algunos casos, simplemente se sienten extraños, como si el mundo decidiera darle más enfoque a una cosa que no comprendes aún. Una situación que parecía estar desarrollándose cuando la persona desconocida volteó... hasta que Daishinkan pudo observar un bonito par de ojos marrones asomar bajo espesas pestañas.
Un par de ojos que eran extrañamente familiares aunque, no sabía de dónde, pues parecía ser una especie de misterioso dejá vu. Mágico.
Como un recuerdo fugaz de otras vidas.
Vestido floral, una chaqueta de mezclilla, cabello suelto, tenis color gris. Morena, cabellos castaño oscuros. Seguramente sería menor por un par de años que él: daba impresión de actuar como una maestra miel. Triste que en vez de dar seguridad, traía problemas; seguía siendo una mujer y no se consideraba especialmente bueno cuando tenía que socializar con esa parte de la evolución.
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Teach Me How To Love
Fanfic«No. Tal vez no es así. Tal vez los errores de una persona favorecen a otra. Tal vez las caídas sólo sirven para tomar aire, y seguir corriendo. Para sanar heridas. Para que esperes a que llegue alguien... y te enseñe cómo amar otra vez.» Porque inc...