Capítulo XXXVII

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Capítulo XXXVII

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Capítulo XXXVII

Falsas esperanzas

El mundo es injusto y nadie puede argumentar lo contrario sin arrepentirse

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El mundo es injusto y nadie puede argumentar lo contrario sin arrepentirse.

Si bien aquel año había comenzado de maneras maravillosas, Daishinkan estaba muy seguro de que ahora, el karma estaba haciéndole pagar su felicidad con demasiados intereses: cobrándose deudas inexistentes. Por supuesto, ahora sentía que absolutamente todo era su culpa.

Para empezar, los mellizos habían cumplido sus nueve años hace poco: fue el primer cumpleaños que no habían celebrado de manera normal. Pues por glotón que Whiss pudiera ser, no quiso comer ningún pastel y Vados seguía molesta con él por todo lo sucedido, pero en tal grado que se quedó prácticamente todo el día encerrada dentro de su habitación. Sólo saliendo de ahí cuando les hizo saber que Miko estaba llamando para felicitar.

Se alegró porque sus hijos todavía tuvieran a esa mujer como consuelo. Él ya no podía decir eso.

¿El día de la madre, ese tan famoso diez de mayo que todos celebran? Estuvo completamente solo en casa después del trabajo mientras ellos iban a divertirse con la profesora Hendren.

Era injusto. Era terrible. Había días en que quería llorar, pero no podía decir que no se lo merecía.

Últimamente tenía esa sensación de que su vida se estaba fragmentando en diferentes mundos, y era irónico pues parecía tener al menos uno para cada persona que amaba. Porque dentro de casa, ahora solamente Cus y Korn le hacían caso: en el trabajo, estaba Tapion. En su familia... bueno, no mucho. Apenas tuvo algo de tiempo para charlar con Cabernet sobre todas esas desgracias. Pero eso significaba que ya todos estaban enterados por ese lado, de alguna manera.

Tenía que ser fuerte, el problema es que tampoco estaba hecho de piedra.

Era principios de junio, y aunque había pasado un buen tiempo, algunas cosas ya no parecían tener intenciones de mejorar: habían tenido que charlar constantemente con Kala, sólo para conocer sus exigencias y deseos, llegar a puntos medios que no hicieran daño a nadie más. Agotador en tanto sentido que apenas podía lidiar con ello. Apenas podía acostumbrarse a las cosas otra vez.

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