Capítulo XXXVIII

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Capítulo XXXVIII

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Capítulo XXXVIII

Puntos de respaldo

Equivocarse es parte de la vida, dice la gente por ahí cada vez que puede

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Equivocarse es parte de la vida, dice la gente por ahí cada vez que puede.

Pero nadie te dice que algunas equivocaciones y errores pueden evitarse, ya enmendarse o incluso no sucederían si piensas de otra forma. El tipo de cosas que puedes esquivar con obviedad, pero el ser humano algunas veces parece... predispuesto a cometer éstos errores, como si fuera una parte vital de su naturaleza. Mayormente hombres, no puedo mentir, no tendría sentido.

Daishinkan al parecer no era una excepción, pues ahora mismo estaba dejando entrar a casa al que probablemente, sería el mayor error de su año.

Kala llevaba una pequeña maleta al hombro y no tenía derecho a molestarse, pero lo hacía. Pensar que estaba en su casa con total libertad, como si nunca hubiera salido corriendo de allí, le puso de un terrible mal humor. Peor sabiendo que estaba allí bajo su consentimiento.

Cerró la puerta de mala gana.

—¿Remodelaste la sala, por mera casualidad?

—Cuando me ascendieron en el trabajo.—dijo de forma automática, incómodo ante la manera con que esa mujer parecía mirar todo—. No importa y de todos modos, no es asunto tuyo.

Kala suspiró al quitarse la maleta del hombro.

—Creí que serías más amable.

—¿Por qué? ¿Acaso porque dejaste de amenazar momentáneamente con llevarte a mi hijo? Ni lo sueñes.—resopló al notar que ella ni se molestó por su actitud—. No estás aquí por mi gusto, por favor intenta recordar eso.

La albina hizo caso omiso, recorriendo aquella estancia con su mirada.

—Quitaste muchas fotos.

—Sólo algunas en las que salías. No sabría cómo explicarles eso a los niños.—avanzó hasta dejarla un poco rezagada—. Que por cierto, todavía están demasiado enojados contigo. Y dudo mucho que se interesen por convivir.

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