Capítulo IX
Un consejo infalible
Hay cosas que no se pueden olvidar fácilmente.
Conversaciones, fiestas, personas. Tipo de datos que sea como sea, están ahí, girando en tu mente una y otra vez. Dando vueltas sin parar hasta que llega un punto en que, simplemente desaparecen de la nada, como llegaron. Con tanta importancia o algunas veces, sin importancia. Atacando en el momento más inesperado, sobre todo cuando no tienes nada por hacer.
Pues bien, Daishinkan estaba en uno de esos.
Usualmente, la casa Ángeluz siempre estaba de patas arriba. Raro era el día en que sus niños no estuvieran gritando, jugando, haciendo desastre y otros tipos de cosas. Nunca había silencio, sobre todo porque él no les prohibía expresarse, así que pocas veces tenía un día de total paz: justo como ahora, extrañamente. Estaba sentado en el sillón, leyendo uno de sus libros favoritos y ningún niño había interrumpido desde hace rato. Sospechoso si no supiera dónde estaban.
Meerus de cabeza en el sillón, viendo televisión y Whiss a su lado. Korn leyendo sentado justo a su diestra, Vados jugando con sus muñecas.
Faltaba Cus, pero ésta última estaba en la planta de arriba, arreglándose para salir. No estaba muy complacido por eso, pero tampoco podía evitarle divertirse con algunas amigas, pues era toda una adolescente en pleno crecimiento; terrorífico, sin dudar. Estaba en la etapa donde más problemas podía causar una discusión.
El automóvil estaba en casa al fin, tenía día libre de trabajo. Fácilmente podía llevarla al cine, para ahorrarse preocupaciones y paranoia, pero tenían un acuerdo: que no habría ningún chico dentro de dicha salida. Suficiente molestia sentía ya con la idea de que su hija cada vez querría alejarse más hacia el mundo exterior... ya no era esa pequeñita que dormía con él cuando tenía pesadillas, que le daba besitos y jugaba todo el tiempo a esconder sus cosas, como pirata buscando tesoros.
Extrañaba esos días.
—Papá, ¿de verdad Cus saldrá con sus amigas?
—Es lo que acordamos, Vados. ¿Por qué?
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Teach Me How To Love
Fanfic«No. Tal vez no es así. Tal vez los errores de una persona favorecen a otra. Tal vez las caídas sólo sirven para tomar aire, y seguir corriendo. Para sanar heridas. Para que esperes a que llegue alguien... y te enseñe cómo amar otra vez.» Porque inc...