Capítulo XLIV

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Capítulo XLIV

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Capítulo XLIV

Sanando heridas

En una fría y tranquila tarde de septiembre, por lo que podía parecer un motivo totalmente común y corriente, Daishinkan Ángeluz suspiró feliz

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En una fría y tranquila tarde de septiembre, por lo que podía parecer un motivo totalmente común y corriente, Daishinkan Ángeluz suspiró feliz.

Sí, habían pasado muchas cosas.

Habían transcurrido un par de meses desde que Miko Hendren regresó a su vida y todo alrededor parecía ser tan... bueno. Tan pacífico. Ese punto de equilibrio que tanto había buscado: con Kala habiéndose esfumado de nuevo, su familia más unida que nunca y el amor que tanto necesitaba presente, buscar la felicidad no fue difícil.

Pensar que un año atrás estaba embarcándose en la aventura más grande que experimentaría.

Ahora, Cus estudiaba en un colegio diferente, en el instituto local. Todavía le costaba adaptarse a que ella no era más su nenita, pero la realidad le daba buenas y constantes pruebas: con Meerus en primer año, los mellizos y Korn un grado más arriba. Meerus protestando al volver a clases ya que su mamá estaría a cargo de tercer año y no sería más su querida maestra, Miko explicando cómo funcionaba el cambio de plantilla dentro del profesorado, el niño haciendo berrinche pero aceptando a regañadientes.

Su sobrinito Minki ahora tenía cinco años, Hana prácticamente dos... Mojito dieciséis. Marcarita trece, Sour diez y la lista podía seguir entre sus familiares cercanos.

Todos a su alrededor estaban creciendo. Estaba cambiando de atmósfera y por alguna razón, no parecía tan terrible de aceptar. Porque él estaba cambiando también y eso en gran parte se debía a la más importante decisión que había tomado durante ese año; ir a terapia.

Ponerse como prioridad era una cosa difícil tras varios años pensando en el bienestar de todo el mundo, menos el propio. Aprender que como la demás gente, también era importante pensar en su felicidad, tranquilidad y comodidad sin sacrificar cosas. Aceptar la ayuda de los demás en vez de aislarse. Ser más egoísta de vez en cuando, dejar de pensar en el pasado y en los traumas que su divorcio le había dejado debido a las circunstancias en que ocurrió: afortunadamente, el doctor Evans había actuado como un buen apoyo. Cada sesión con dicho profesional le hacía sentir mejor y bueno, tras un mes entero yendo y viniendo, podía decir que se sentía en la piel de un hombre nuevo.

Teach Me How To LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora