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Al día siguiente tras el partido, me decidí a presentarme al club de voleibol para firmar la solicitud de entrada. Aquel día me había encargado de llevar una ropa deportiva por si me hacían entrenar allí mismo o al menos probar el deporte durante ese entrenamiento para determinar si me quedaba o no. 

Fue al terminar las clases cuando específicamente me dirigí a aquel pabellón donde había estado el día anterior, encontrándolo con las puertas abiertas de par en par. Giselle me reconoció de lejos y me saludó efusivamente con su mano, haciendo que Dosie se girara con curiosidad hasta divisarme.

—¡Al final te has animado!
—Así es, he decidido darle una oportunidad.

Giselle sonrió y se acercó a mí, enhebrando nuestros brazos con cierto orgullo en la mirada. Me señaló con su dedo índice y le sacó la lengua a Dosie. 

—Yo la he traído al club, la medallita es para mí. 

Dosie rodó los ojos riendo y enhebró en mi otro brazo, guiándome hacia lo que supuse que era el banquillo. De su mochila sacó unos papeles junto con un bolígrafo y me los tendió amablemente.

—Debes rellenar este formulario, es importante. Una vez lo rellenes me avisas y llamaré al entrenador para que encargue un uniforme más. 

Yo asentí sonriendo y comencé a rellenar nombre, apellidos, edad, cumpleaños, dirección... Típicas preguntas. Lesiones, alergias, operaciones, medicamentos... Todo estaba casi listo cuando algo quitó la luz directa que llegaba a mis papeles. Alcé mi vista y me encontré un muy alto y sonriente KeonHee, mirándome con los ojos llenos de ilusión. 

—¿Te unes a nosotros? ¡Eso es genial! ¡Bienvenida al club!

La energía de KeonHee se me contagió rápidamente y echándole una última firma al papel me puse en pie para poder enfrentar de una forma más cómoda la altura de KeonHee. Ambos estábamos bromeando y riéndonos cuando un gran estruendo comenzó a resonar a nuestra derecha. 

—Ahí vienen...

Me encontraba conversando con las chicas mientras me enseñaban cómo solían comenzar los entrenamientos

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Me encontraba conversando con las chicas mientras me enseñaban cómo solían comenzar los entrenamientos. A nuestro lado se encontraba el equipo masculino, calentando de una forma ruidosa y exagerada. 

Les encanta exhibirse así... Seguramente estén buscando llamar tu atención.—Me miró Dosie. 
—¿Mi atención?
—Así es, por ser la nueva.

Los miré por un momento sin localizar por ninguna parte la cabecita rosa que me había hecho apuntarme al club. Los chicos comenzaron a reír entre ellos al ver que habían conseguido mi atención y KeonHee aplaudió un par de veces para devolver la concentración al equipo. 

Las chicas parecían cansadas de sus comportamientos infantiles, al parecer KeonHee y Sunoo eran los únicos pasables en ese lugar. Antes de comenzar con el entrenamiento más intenso, las puertas del lugar de abrieron de sopetón, dejando ver a quien había estado esperando durante tanto tiempo. 

—¡Perdón! La clase anterior se alargó más de la cuenta...
—Hasta que apareces.

Habló uno de los ruidosos chicos, que supuse que sería el capitán, y señaló su reloj en señal de que era muy tarde. Sunoo se acercó rápidamente al capitán y se agarró a su brazo con ambas manos mientras negaba. 

Pero he llegado a tiempo para entrenar, déjame entrenar con vosotros.
—Has llegado después de la hora acordada para empezar el entrenamiento. Ahora tienes que cambiarte y calentar y eso nos v a quitar tiempo... Ve a entrenar con las tías, Su. 
—¡Pero en los partidos no sabemos jugar juntos porque jugamos distinto!
—¡Haber llegado antes! Además tienen nueva adquisición, por fin vas a poder ganarle a alguien en el entrenamiento. 

Los chicos rieron en coro excepto KeonHee, que observó a Sunoo con lástima. Sunoo se giró hacia nosotras, haciendo rápidamente contacto visual conmigo, logrando así que sus orejas se enrojecieran notablemente. Los jugadores notaron aquel gesto tan tierno y comenzaron a gritar entre risas y empujones. 

¡Sunoo tiene novia! ¡Y yo que pensaba que se las comía de dos en dos!
—¡Eso no es verdad!
—Sunoo le devolvió el empujón al culpable. — ¡Deja de decir esas cosas!
—¿Acaso tienes miedo de que se entere de lo que te gusta realmente? ¡Vaya!

Abrí mi boca con gran sorpresa por el trato que verdaderamente recibía Sunoo y miré a Dosie, que no tardó ni dos segundos en dar la cara por él. 

Vete a tocarle los cojones a tu padre, porque a mí no me los vas a tocar.
—Oh, Dosie, qué miedo...
—Alzó sus brazos sarcásticamente, como si estuviera asustado.—No te haces una idea de cómo me gusta domar chicas como tú.

Volvieron a burlarse de lo que ella decía, dejándome con un mal sabor de boca. Sunoo corrió al vestuario para cambiarse al uniforme del club, tratando de evitar una trifulca innecesaria y yo me giré hacia Giselle con la impresión de que iba a ser difícil lidiar con gente así. Ella simplemente sonrió y me señaló con un gesto con la cabeza en dirección a Dosie. Al girarme lo único que pude ver fue como el puño de la más bajita chocaba contra la nariz de aquel niñato con fuerza, haciendo que se quejara de dolor. 

¡Estás loca!
—Nunca subestimes a la líbero. 

Tras eso Dosie se giró hacia nosotras con una enorme sonrisa, reuniéndonos más cerca para hablar sobre el plan de entrenamiento. Era una chica admirable. 

End Game.-Kim Sunoo y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora