26.

114 22 3
                                    

Al llegar a Japón, nos bajamos del avión y nos dirigimos perezosamente a las cintas donde recogeríamos nuestro equipaje antes de salir. Al traspasar todas las puertas que nos llevarían a la salida del aeropuerto, un grito nos interrumpió en el camino. Dos chicas se abalanzaron sorpresivamente sobre Sunoo, dejándome congelada a su lado. Sunoo las abrazaba de vuelta entre risotadas y caricias. No entendía qué estaba pasando.

—¡Qué de tiempo, Sunoo!

Eran japonesas, no había duda alguna. No entendía qué estaban diciendo, por lo que miré a Sunoo en busca de una explicación a lo que estaba pasando. Sunoo pasó su mano por mi cintura y señaló a ambas chicas, una más alta que la otra.

—Mira, _____, ella es Konon, la hermana mayor de RiKi.—señaló a la más alta, que me saludó efusivamente con su mano.— Y ella es la hermana pequeña, Misora.

Ambas chicas me sonrieron antes de darme un hogareño abrazo de bienvenida a su país. Por mucho que me pareciera un tierno gesto el hecho de que estuvieran allí, no entendía por qué estaban ellas y no el equipo de voleibol. Volví a mirar a Sunoo, que parecía inmerso en el momento, y acaricié la mano que tenía sobre mi cintura para llamar su atención.

¿Qué están haciendo aquí, Su? ¿Por qué no está el equipo?
—Vamos a ir a visitar a la madre de RiKi antes de ir con ellos.
—¡¿A su madre?!

Tenía un nudo en el estómago. ¿Para esto me había traído? ¿Para que la familia de su exnovio me conociera? ¿Para presumir? ¿Acaso quería compararnos? ¿Por qué tenía que conocer a la madre de RiKi? Mis ojos se aguaron por unos segundos, pero mi llanto fue disipado por el movimiento con el que Sunoo me guiaba en dirección a donde Konon y Misora se dirigían.

 ¿Para esto me había traído? ¿Para que la familia de su exnovio me conociera? ¿Para presumir? ¿Acaso quería compararnos? ¿Por qué tenía que conocer a la madre de RiKi? Mis ojos se aguaron por unos segundos, pero mi llanto fue disipado por el movim...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La casa de la familia Nishimura parecía ser muy tradicional en términos de arquitectura. Parecía que estaba en una serie japonesa donde hay un enorme patio con flores tanto en el delantero como en el trasero y un pequeño tejadillo de madera donde poder sentarse a disfrutar de la naturaleza. Todos se quitaron los zapatos antes de entrar y yo no fui menos, siguiendo sus movimientos allá donde fueran y haciendo lo que ellos hicieran. No quería causar malas impresiones.

La puerta principal se abrió, asomando una mujer no muy mayor pero tampoco muy joven, que se acercó hasta Sunoo con los brazos abiertos. Sunoo corrió hasta abrazarla con fuerza mientras hablaban animadamente, y la mujer parecía hacer comentarios sobre su nueva apariencia. Yo me quedé atrás en aquella estampa familiar donde yo parecía sobrar, pero en cuanto Sunoo se separó de la mujer, tomó mi mano para acercarme a ella. Intercambiaron unas cuantas palabras más y la mujer entonces me abrazó a mí, gritando con lo que yo asumía que era ilusión mientras daba suaves caricias en mi espalda.

¿Qué está diciendo Sunoo?
—Pues... Que eres muy bonita, que está muy feliz y que eres bienvenida a su casa.
—¿De verdad?
—sonreí levemente, mirando a la mujer, que ahora tomaba mis manos con ilusión.
—Muy verdad.

La madre de RiKi tiró de mi mano hacia dentro, murmurando unas cosas que hicieron reír a todo el personal menos a mí, por supuesto. No entendía qué estaba pasando y sólo podía mirar a Sunoo en busca de su salvación como traductor.

Dice que vamos a quedarnos a comer aquí. Que tiene que conocer a su nueva nuera.
—¡¿Nuera?!
—Mi rostro enrojeció notablemente, robándole una risa más sonora a Sunoo.

Todos entraron en la casa, caminando hacia donde había una mesa de centro con un kotatsu... O como yo lo llamaría una mesa camilla. Konon y Misora tomaron asiento cómodamente a un lado de la mesa, mientras que Sunoo se sentó justo frente a ellas, palmeando el sitio a su lado para que yo me sentara también. Hice lo que me ordenó, tomando asiento torpemente a su lado y él tomó el kotatsu para arroparme por encima de las piernas, sintiendo cómo la cálida temperatura que había bajo las mantas gracias al calentador me hacía atemperarme al clima.

Sunoo llevó su mano bajo las mantas a mi muslo, dándole una suave caricia y un pequeño apretón. Mi mano fue en busca de la suya y entrelazamos los dedos lejos de la vista de todos. Su me miró sonriendo, acariciando con su pulgar en círculos el dorso de mi mano y yo le miré aún algo indispuesta con la situación.

Lo siento por haberte puesto en una situación así...
—Honestamente... Esto era lo que menos me esperaba, Sunoo.—
negué un par de veces.—No tengo lugar en esta casa como tú.
—Lo tienes, ______.
—asintió un par de veces, apretando mi mano con fuerza para que sintiera que la tomaba.—Porque ahora tú eres parte de mí. 

End Game.-Kim Sunoo y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora