22.

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Sin darnos cuenta, la hora se había pasado volando, y un barullo de gente salía y entraba de la universidad. Pude reconocer de lejos una cabellera rosa que se acercaba hacia la máquina junto a la que estábamos sentados. Sunoo saludó con la mano y sacó un snack para atrasar el hambre hasta el almuerzo. JungWon le observaba con una sonrisa maliciosa, esperando a que se acercara a nosotros, cosa que iba a pasar, eventualmente.

¿Qué hacéis aquí?
—Tenemos que esperar hasta el almuerzo para ir luego al entrenamiento.
—¿Y os quedáis junto a la máquina?
—rió, sentándose frente a nosotros en el suelo.
Por si nos da sed o algo... De tanto darle a la lengua.—JungWon levantaba y bajaba las cejas rápidamente.

Sunoo frunció sus cejas en una mueca divertida y rodé los ojos, dándole un golpe en el hombro a JungWon para que cerrara el pico. JungWon acabó por reír a carcajadas él solo. Me vi en la obligación de explicarle a que se refería a que estábamos hablando todo el rato; aunque Sunoo lo había entendido, sólo le había parecido curiosa la elección de palabras.

JungWon se levantó de su sitio junto a mí y agarró las asas de su mochila para ponérsela. Le miré fijamente con el semblante serio, pero eso no lo frenó, se encogió de hombros y se puso la mochila. Acabé por fruncir el ceño y agarrarle del asa trasera, evitando que caminara.

¿Se puede saber dónde vas, Yang JungWon?
—¡Lejos! Quiero dejaros intimidad y espacio.
—¡Qué dices!
—reí negando y volví a sentarlo en el banco.—¡Si vamos a comer juntos!
—¿Por qué no nos vamos los tres a comer juntos? Luego tenemos entrenamiento, podemos volver...
—¿Seguro?
—se inclinó JungWon para verle a través de mí.
¡Claro! Así conozco al famosísimo JungWon del que tanto habla ______.

Era mentira, yo tampoco hablaba tanto de JungWon, pero si quería que viniera tenía que convencerle. Le sonreí con ternura a Sunoo al descubrir su táctica y le seguí el juego asintiendo repetidas veces. Los ojos de JungWon brillaron como bombillas y acabó por asentir sutilmente, haciéndose el desinteresado, aunque en su interior estuviera dando saltos de emoción.

Casualmente, NiKi se acercó a la máquina también en silencio a pesar de habernos visto. Le miré y luego observé el rostro de Sunoo, que se veía ciertamente inquieto, mordisqueando el interior de su mejilla. Decidí hacer algo para aliviar la incomodidad que sentía Sunoo al ser ignorado por su amigo japonés y me levanté, di un par de pasos hacia delante, acercándome a él y de alguna forma así gané su atención.

¡NiKi! ¿Tienes clase ahora?
—No, tengo una antes del entrenamiento, pero ahora tengo descanso para comer.
—¿Te vienes con nosotros?
—¿Sunoo y tú?—
frunció el ceño, no muy de acuerdo.
—JungWon también viene.

Su rostro pareció relajarse ante la presencia de alguien más además de Sunoo y yo y sorprendentemente acabó por asentir, acercándose hacia donde estábamos sentados los tres para entonces tomar asiento junto a Sunoo en el suelo. Muy cerca de Sunoo. 

Los cuatro habíamos tomado asiento en el restaurante estratégicamente: Yo estaba junto a JungWon, y NiKi junto a Sunoo

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Los cuatro habíamos tomado asiento en el restaurante estratégicamente: Yo estaba junto a JungWon, y NiKi junto a Sunoo. Cada uno acabó por pedir una cosa distinta que no fuera muy pesada para poder aguantar los trotes que nos traería la tarde. Mientras llegaba la comida, Sunoo me señaló con el dedo, terminando de darle un sorbo a su bebida. Yo le observé con ambas cejas alzadas, esperando a que hablara.

Ya tenemos avión para Japón.
—¿Japón?
—NiKi giró su cabeza para mirarle.
Tenemos campeonato allí.—asintió Sunoo un par de veces.
¡Anda! ¿Dónde vais?
—Kyoto.
—sonrió asintiendo.
¡Sunoo es genial! ¿Recuerdas cuando fuimos juntos?

Miré a JungWon unos segundos, sabiendo en lo que podía tornarse la conversación. JungWon me sonrió sin saber exactamente cómo leer mi expresión. Yo simplemente me dediqué a escuchar, viendo como Sunoo seguía aquella conversación animado.

Los templos eran tan bonitos...—asintió de nuevo Sunoo, mordisqueando sus labios.
Lo más bonito fue... Ver los cerezos contigo.

Se miraron durante unos instantes que parecieron largos minutos para mí. Dirigí mi mirada hacia otra parte, sintiendo como algo se removía en mi interior de forma desagradable. No quería sentir celos, pero la forma en la que se miraban y hablaban... La forma en la que Sunoo adoraba a NiKi con todo su corazón y la forma en la que NiKi se sentía completamente arrodillado ante Sunoo... Quise desaparecer de ese lugar en ese mismo instante. Rogaba mentalmente que llegara la comida para poder irnos de allí y, como si mis plegarias fueran escuchadas, el camarero apareció con un par de platos.

Había perdido completamente el apetito y era demasiado notable, sobre todo porque JungWon no paraba de insistirme en que comiera e incluso a veces me daba a probar cosas de su comida para que tuviera algo más en el estómago. Sunoo se dio cuenta de eso y me señalaba el plato con la cabeza cada vez que llegaba a hacer contacto visual con él; era entonces cuando volvía a probar bocado. Los únicos que mantenían una conversación animada eran Sunoo y NiKi. Al parecer habían pasado mucho tiempo en Japón juntos y llegó a hacerme pensar que quizá sería mejor que fuera RiKi con él en lugar de ir yo. Al fin y al cabo, él conocería el idioma, el lugar, la gastronomía, la cultura... Todo, muchísimo mejor que yo.

Fue cuando nos levantamos de la mesa y nos dirigimos a la universidad el momento en el que Sunoo se acercó a mí con cierta preocupación. Posó su mano en mi espalda para llamar mi atención y, sin ni siquiera mirarle, asentí dejándole claro que estaba bien. Se veía a leguas que no era así, pero no quiso insistir mucho más para no incomodar a nuestros acompañantes. El primero en despedirse fue RiKi, que debía asistir a una clase antes del entrenamiento, y una vez pasamos la puerta del pabellón de deportes, JungWon se despidió, caminando a paso rápido hacia las canchas de tenis.

Nos habíamos quedado Sunoo y yo solos, en un pulcro e incómodo silencio. No tenía nada que reclamarle teniendo en cuenta que no éramos nada oficial, y que por supuesto... Podía seguir sintiendo cosas por su ex; ex que le dejó por su propia reputación, no porque se hubiera acabado el amor entre ellos.

Fue apenas a unos pasos de cruzar el umbral para entrar a las pistas de voleibol cuando sus manos tiraron de mí y me empujaron contra la pared, posando sus manos a cada lado de mi cabeza para evitar que me escapara. Me miró fijamente a los ojos, haciéndome sentir algo intimidada y vulnerable por la forma en la que estos se habían llenado rápidamente de lágrimas, y entonces chasqueó la lengua antes de hablar.

¿Qué es lo que está pasando por tu cabeza ahora mismo, _____...?

No quiero ser otro ex-amor que no quieras ni ver...

End Game.-Kim Sunoo y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora