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Sunoo's POV: 

Ese día había llegado a tiempo al entrenamiento con suerte. No había nadie en la pista, sin embargo, podía oír cómo todos estaban en el vestuario cambiándose. Llamé a las chicas en el vestuario femenino, pero nadie respondía, lo había olvidado, hoy empezábamos nosotros a calentar antes. Entré con cautela por si alguna de ellas se encontraba allí. Para mi gran fortuna, estaba completamente vacío, así que procedí a ponerme el uniforme del equipo. Me miré en el espejo por unos segundos, comprobando que mi piel se veía bien aunque no llevara nada de maquillaje, ¿qué pensará ella de que un chico se maquille? Negué varias veces con la cabeza y salí a la pista.

Mi vista se posó en mi equipo, que miraba atentamente en dirección a la puerta, y mis ojos no pudieron evitar dirigirse al mismo lugar. Apreté mis puños con fuerza, ¿qué se suponía que estaban haciendo? ¿No había otros sitios en los que ponerse a hablar? Por supuesto, la primera carcajada estalló sobre mí, haciéndome bajar la cabeza avergonzado.

—¡Esto te pasa por ir de espabilado, Kim Sunoo!
—Veo a tu novia un poco suelta, oye.

Aquello no podía estar pasando verdaderamente. Volví a dirigir mi vista hacia aquellos dos y parecían estar más que listos para la acción. Ella lo tenía sostenido por el cuello de su camiseta y él, apenas con un par de palabras, la hizo sonreír tímidamente. Aquello hacía hervir mi sangre, ¿cómo se sentiría alguien si tu exnovio está hablando con la chica a la que pretendes acercarte? Ya me había parecido excesivo que la invitara a comer delante de mí, pero ¿comerse ambos delante de mí? ¡Eso ya era plato de mal gusto!

Aparté mi mirada dolido, una presión se había hecho vigente en mi pecho esperando que ellos desaparecieran de la puerta o que la imagen de ambos desapareciera en mi cabeza. El momento en el que pude desahogar toda esa frustración que tenía en mi pecho fue dándole golpes a esa pelota que siempre llegaba a mí. Más que nunca estaba activo, estaba intenso, me tiraba sin precaución alguna, de algún modo me gustaba el infligirme dolor para aliviar los pensamientos que me atormentaban, pero... Sabía que eso no estaba bien.

NiKi y yo lo habíamos dejado hacía poco menos de un año. Él mismo fue quien tomó aquella dura decisión cuando me confesó que quería dedicarse al fútbol profesional. Pensó que tener de pareja un chico no le daría una buena imagen como deportista y entonces sentí cómo mi corazón se rompía en pedazos. Yo no era algo que él debiera esconder, no sería justo que yo presumiera sus logros y él escondiera a la persona que supuestamente quería. NiKi lo pasó mal, pero peor lo pasé yo. Cada día y cada noche me culpaba a mí mismo por ser un chico. Había pensado en dejarme el pelo largo, en vestir ropas que todos asumieran que era de mujer, prácticamente quería transvestirme para estar con él, porque lo adoraba con cada célula de mi ser. Sin embargo... ¿Por qué debía cambiar yo de aspecto si para él fue más fácil dejar la pareja que su capricho de futbolista profesional?

No me confundáis, no es que pensara que su sueño era una estupidez, al contrario. Yo siempre estaba en todos sus partidos y lo animaba de la forma más vivaz que podía; sin embargo, al final del día, yo era "su mejor amigo" delante de los de su equipo y nada más. Entendía que ese era su espacio, su momento de felicidad, la euforia en estado puro, pero... ¿En qué momento su pasión se convirtió en una necesidad tan importante para él? Jamás le había oído decir que quería jugar en una liga, él era feliz jugando por gusto... ¿Dónde quedó el Nishimura Riki del que yo me enamoré?

Él me adoraba, seguíamos viéndonos después de romper, seguía besándome con el hambre con el que lo hacía al principio, seguía susurrando sobre mis labios cuánto me quería y cuánto le gustaba... Fue así hasta apenas un par de meses antes de entrar a la universidad. Efectivamente, fue así hasta que decidió que se apuntaría al club de fútbol. 

Me había dejado llevar tanto por mis propios pensamientos mientras entrenaba, que ni siquiera me di cuenta de que a mi alrededor no había movimiento

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Me había dejado llevar tanto por mis propios pensamientos mientras entrenaba, que ni siquiera me di cuenta de que a mi alrededor no había movimiento. Acababa de ¿abrir los ojos? Para encontrarme con un coro de gente a mi alrededor que me miraban con preocupación. ¿Qué estaba pasando?

—¡Sunoo, joder! Qué susto me has dado...

Reconocí esa voz rápidamente y mis puños se apretaron sin fuerza, sintiendo la intromisión de una mano en uno de ellos. Ladeé la cabeza para ver de quién era la mano y para mi gran sorpresa ella era la que la estaba sosteniendo, mirándome con pavor, asustada de que me hubiera pasado algo. NiKi me ayudó a incorporarme lentamente y yo miré a mi alrededor lleno de confusión.

¿Qué ha pasado?
—¡¿Qué ha pasado?!
—exclamó KeonHee.— ¡Te has lanzado contra el poste para salvar una pelota! ¡Estás loco!

Llevé mi mano a mi frente, ciertamente dolía un poco. Sobé con suavidad aquella zona y cerré los ojos... ¡Agg! Todo esto había pasado por haberme dejado llevar por los recuerdos y los pensamientos intrusivos. Noté una caricia que me dejó confuso, yo había llevado una mano a mi frente pero... La otra seguía tomada por alguien más. Aquella caricia se sintió como un consuelo, como si todos mis malos pensamientos se fueran borrando con su huella. Me dedicó una pequeña sonrisa al ver que estaba bien... Ya no puedo dejarte ir, tu huella está en mi alma.

End Game.-Kim Sunoo y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora