12.

109 19 1
                                    

Entré en la cafetería observando todo con detenimiento y me acerqué hasta la barra junto con Sunoo, encontrándome con la grata sorpresa de que detrás se encontraba HeeSung lavando unos vasos. Le sonreí con alegría al encontrarlo allí y me senté en la barra frente a él.

¡Hola, qué de tiempo!—me saludó con entusiasmo.
No esperaba encontrarte aquí.—admití sonriendo.

HeeSung resumió la situación con un "hay que trabajar para tener algo en la vida" y yo simplemente le di la razón. Carraspeé dudando un poco antes de presentarle a Sunoo, hasta que finalmente le señalé con mi mano sin olvidar sonreír para que el gesto no fuera desagradable.

—Mira, Hee, él es mi amigo Sunoo.
—Encantado, Sunoo, me llamo HeeSung.

Sunoo sonrió, volviendo a hacer que sus ojitos quedaran en dos tiernas líneas, y asintió con su cabeza como saludo. Poco a poco sus facciones volvieron a ser serias y yo no sabía cómo escapar de este bucle que yo había creado hasta que decidí dar el paso.

—HeeSung, cuando puedas... Un batido de menta y chocolate y un café con caramelo, por favor.
—Marchando, enseguida.

Mi acompañante de algodón de azúcar giró la cabeza hacia mí con una gran mueca de sorpresa en su rostro. No sabía si había acertado con la elección, quizá sólo le gustaba el helado y no un batido, quizá debía darle mi café en lugar de la bebida de menta... Mil preguntas rondaban en mi cabeza, y al igual que llegaron, se fueron cuando escuché una risita escapar de él.

—¿Cómo sabes que la menta es mi sabor favorito? ¿Te lo dijo NiKi?
—Algo así, a decir verdad.

Ladeó a un lado su boca no tan conforme con aquella última dudosa afirmación. Entonces se escuchó la puerta abrirse y por las puertas asomó un rostro bastante familiar, tanto para mí como para HeeSung: JungWon había entrado a la cafetería con una gran sonrisa en su rostro, sus dos hoyuelos asomando y su mano moviéndose violentamente para saludarme. Se acercó rápidamente a la barra y se sentó junto a nosotros. El que parecía ser el gerente o jefe salió de una oficina y se acercó a JungWon, saludándolo con un beso en la cabeza.

¡Pensé que llegarías más tarde!
—Nos han dejado salir antes, papá.

Mi boca se abrió en una enorme "O" mientras HeeSung parecía pestañear a cámara lenta para asumir lo que acababa de escuchar. JungWon se giró hacia mí y me señaló dando pequeños saltitos sobre su sitio.

Papá, ella es mi compañera de clase, _______.
—¿En serio? ¡HeeSung, no cobres sus pedidos! Invita la casa.

Mi rostro enrojeció notablemente, sintiéndome mal por tomar el café gratis en lugar de pagarlo como debería. JungWon me guiñó un ojo cómplice y se dirigió detrás de la barra junto a HeeSung para ayudarle a continuar el trabajo allí. Sunoo miraba fijamente una mesa que acababa de quedarse libre y de nuevo, ya que él no daba el paso, decidí hacerlo yo.

—Vamos a esa mesa, Su.

El silencio entre ambos era inminente e incómodo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El silencio entre ambos era inminente e incómodo. No sabía cómo volver a iniciar un tema de conversación después de lo que había pasado en el baño y hacía apenas unos minutos. Jugué con el surco que había dejado el vaso tras sudar el frío y comencé a hacer un pequeño dibujo con el agua mientras buscaba un tema.

—¿Puedo saber por qué escogiste el voleibol?—rompió el hielo Su. 
—Ah, pues, si te soy completamente honesta fue porque llamaste mi atención.
—¿Qué? ¡Dime al menos que no fue por lo que pasó en la fiesta! —rió a carcajadas tapándose la cara.
—¡No, para nada! Jugabas tan bien que no pude evitar fijarme en ti... ¡Juro que no fue por la fiesta!

Sus mejillas comenzaron a colorearse y descubrió su rostro, llevando las manos únicamente a su boca y riendo a carcajada limpia. Aquel sonido era bonito, era divertido y contagioso y por supuesto no pude evitar reír junto a él ante la situación. Parecía que aquello había soltado un poco más su lengua y que se sentía más cómodo.

¿Sabes?—volvió a hablar él, sorpresivamente.—Conozco a NiKi desde que se mudó a Corea.
—¿No es de aquí?
—pregunté sorprendida.
—NiKi es japonés.
—¡Entonces tiene sentido que quiera jugar en la Liga japonesa!

Sunoo asintió ladeando de nuevo su boca; sentía que eso era un gesto muy habitual en él cuando le desagradaba algo. Quería preguntarle pero no quería sonar demasiado curiosa. Un silencio volvió a rodearnos. No sabía si él estaba buscando las palabras correctas o la forma de explicarlo, o si simplemente la conversación había vuelto al inicio, pero quería saber más de ello.

NiKi y yo fuimos pareja desde el instituto.—comenzó a explicar, justo como si me hubiera leído la mente.— Lo conocí mientras jugaba con mi equipo de voleibol. La pelota salió del campo, llegó a él y... ¡Se puso a darle patadas! Al principio me enfadé tanto por eso. ¡No soporto que pateen de esa forma el balón de voley! Para algo existe el de fútbol.—dejó escapar una risa llena de nostalgia, terminando en un apesadumbrado suspiro.
—¿En serio?—traté de hacerme lo más sorprendida posible.— Vaya, no lo sabía... ¿He hecho mal yendo con él?
—¡Para nada! Supongo que no le gusta hablar de mí o de lo que pasó entre nosotros...
—De hecho, fue él quien me dijo que tomabas mucho helado de menta...
—Eso es algo que solíamos hacer mucho. No era difícil darse cuenta de que me gustaba ese helado.

Volví a dirigir mi vista a las gotas de agua que había sobre la mesa, escuchando una risa algo más forzada por su parte de fondo. Se había vuelto una conversación algo fría y tensa. Por mi cabeza pasaba absolutamente de todo, desde el hecho de que quizá Sunoo seguía enamorado de NiKi y NiKi no, al contrario, e incluso llegué a pensar que yo era un simple parche entre ambos y una especie de lechuza mensajera para saber qué seguían sintiendo el uno por el otro.


End Game.-Kim Sunoo y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora