16.

132 20 8
                                    

Antes de entrar a clases la mañana siguiente, me volví a acercar a la máquina de café para llevar uno a clase mientras llegaba la profesora. Los pasillos seguían vacíos, puesto que la gente solía llegar más tarde y con el tiempo más justo, pero a mí me gustaba llegar con tiempo suficiente. Apenas me dio tiempo a darle un sorbo al café saliendo del ascensor cuando me frenaron en seco de camino a mi aula. El café estuvo a punto de desbordarse y estaba a punto de disculparme pensando que había sido mi torpeza por ir tomando el café sin mirar... Claro que cuando divisé la mano de alguien tomando el asa de mi bolso para pararme, entendí que no había sido culpa mía. Me giré a ver de quién se trataba y mis ojos chocaron de lleno con los almendrados que conocía muy bien.

______, sal conmigo.
—¿Qué? ¿Así en seco?
—¿Cómo, sino...?—
frunció el ceño y ladeó la cabeza.
Pues... No sé. Qué poco decoro, ¿no?

Sunoo seguía sin entender a lo que me refería y dejó escapar una risita nerviosa. Me miraba fijamente esperando una respuesta directa, pero yo no tenía muy claro lo que iba a decirle... Al menos no después de lo que había pasado el día anterior.

Sunoo, no quiero salir contigo.
—¿Cómo? ¿Por qué?
—su rostro palideció.
—No es momento para hablar de esto... Te espero después del entrenamiento.

Acomodé mi bolso sobre mi hombro para que lo soltara y volví a dirigirme a paso lento hacia la clase que me tocaba. Me senté junto a JungWon en las mesas que compartíamos y dejé caer mi cabeza sobre la mesa, dándome con algo de fuerza en la frente. Una carcajada se escuchó a mi lado y la diestra del mismo dueño de la risa acarició mi cabello suave y delicadamente.

—Buenos días, ______. ¿Qué tal?
—Buenos días, Jungwon... Estoy muy confusa.
—¿Quieres contarme?

Alcé la mirada, encontrándome con la curiosa mirada de JungWonnie que me observaba con ojitos brillantes. Una pequeña sonrisita se postró en mis labios y suspiré pensando por dónde debía empezar a contarle, por lo que resumí la forma en la que conocí a Sunoo, lo que pasó con NiKi y la forma en la que había cambiado de la noche a la mañana. JungWon frotó su barbilla haciéndose el pensativo mientras asentía a cada cosa que yo decía.

Pero esto está muy claro, eh.
—¿Qué? ¿Qué es lo que pasa?
—incorporé la cabeza de la mesa.
¡Está haciéndose el "masculino" para llamar tu atención!
—¡¿Cómo va a ser eso?!—
abrí mi boca sorprendida.—¡Pero si le dije que...!

Me callé en seco al darme cuenta de lo que estaba a punto de decir y JungWon sonrió travieso, tapándose la boca con una de sus manos para acto seguido dejar escapar una carcajada. Movía sus cejas rápidamente de arriba a abajo y con su brazo libre me dio un par de codazos.

—Entiendo...
—Silencio Yang JungWon...

Apenas quedaban 20 minutos para que el entrenamiento llegara a su fin, y lo más destacable había sido la de veces que Sunoo había perdido la pelota, se había tropezado o ni siquiera había hecho el amago de golpearla

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Apenas quedaban 20 minutos para que el entrenamiento llegara a su fin, y lo más destacable había sido la de veces que Sunoo había perdido la pelota, se había tropezado o ni siquiera había hecho el amago de golpearla. Los chicos del equipo habían comenzado a gritarle de forma brusca e incluso a empujarle para que espabilara, pero aun así, Sunoo estaba completamente disperso. Me sentí algo mal... ¿Y si eso era mi culpa? ¿Y si yo había hecho que se distrajera de esa forma? Dosie y Giselle se acercaron a preguntarme qué estaba pasando y yo me encogí de hombros.

Sunoo lleva raro desde ayer... —comentó Dosie.
Eso es cierto, ahora tiene una presencia mucho más incómoda...—continuó Giselle.
Está imitando los comportamientos más "masculinos" del equipo para llamar la atención.—hice comillas con mis dedos.

Las chicas a mi alrededor asintieron, dándome la razón por completo. Al final JungWon tenía razón, y de alguna forma u otra todas veíamos que el origen de su comportamiento era la mimesis. Dosie volvió a su posición, negando con la cabeza, mientras que Giselle y yo volvimos a pasarnos la pelota, esperando a que el silbato final sonara y así poder cambiarnos e irnos. Un fuerte golpe volvió a ponernos a todos en alerta y mis ojos se dirigieron con rapidez a una cabellera rosa que se encontraba cerca del suelo. Frente a él se encontraba uno de los simios del equipo masculino, amenazándole con tirarle la pelota a la cara. Sunoo no sabía cómo o qué responder y podía notarlo en su rostro, que se había puesto igual de pálido que por la mañana.

Di un par de pasos para oponerme entre el balón y Sunoo, pero entonces fue KeonHee quien lo hizo, dejándome completamente sorprendida. Una sonrisa se plasmó en mis labios de oreja a oreja, llena de orgullo cuando fue él mismo quien defendió a Sunoo en una situación tan vulnerable y de hecho fue quien se llevó la peor parte, puesto que fue quien se llevó el golpe al final. Sunoo se levantó rápidamente para atender a KeonHee, pero él se dirigió sin decir ni una sola palabra más a sentarse al banquillo. Miré a Giselle para pasarle la pelota una última vez y corrí tras KeonHee, tomando una de las botellas que teníamos en la nevera llena de hielo. Me paré frente a él y posé la botella fría sobre la rojiza leve marca que le había dejado el golpe. No era tanto el golpe físico como el golpe en el orgullo al ser golpeado por defender a un compañero que no se defendía a sí mismo. Yo no iba a preocuparme por su "herida": él estaría bien, yo sólo iba a felicitarle por su gran actuación.

Muchas gracias, KeonHee.
—No deberías ser tú quien me las dé...
—Lo sé, pero quiero hacerlo. Si no lo hacías tú, iba a hacerlo yo...
—una sonrisita se plasmó en nuestros labios antes de volver al rostro serio.
Sunoo me tiene agotado hoy... No hay forma.—dio un sorbo a la botella que le había dado.
No te preocupes, Hee... Luego hablaré con él y veré qué está pasando por su cabeza. Lleva comportándose extraño desde ayer.
—Yo también lo he notado.
—suspiró y ladeó su cabeza observando cómo Sunoo se escabullía al vestuario.—Sácale toda la mierda que tenga de la cabeza, porque no sé qué pretende últimamente... Aunque puedo hacerme una idea.

KeonHee me observó entonces a mí con una ceja alzada y yo rodé los ojos. ¿Debía sentirme culpable de verdad por hacerle sentir así? ¿Acaso yo no podía sentirme incómoda con su comportamiento? A mí nadie me engañaba; tenía el mismo derecho que él a sentirme mal, solo que yo no lo había exteriorizado así.

—Hablaré con él y punto, Lee.

Me levanté, dejando a KeonHee con la palabra en la boca. Sabía que iba a tratar de justificarse; pero en ese momento no iba a ser buena idea. 

Finges personalidad de chico malo porque crees que eso les gusta; A ti no, a mi menos porque tú eres mi tipo ideal. 


End Game.-Kim Sunoo y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora