21.

78 17 1
                                    

A la mañana siguiente llamaron a mi puerta justo minutos antes de ponerme en marcha para ir a la universidad. Al abrir me encontré con la grata sorpresa de que Sunoo había recorrido todo el camino hacia mi casa, aunque la universidad quedara mucho más cerca de su casa que de la mía. Le di un suave golpe en el hombro, riendo con incredulidad.

—¡Kim Sunoo! ¿Qué estás haciendo?
—Vengo a por ti, ¿no lo ves? Vamos a la universidad.
—No tenías que haber dado tantas vueltas.

Rápidamente, tomé el bolso donde llevaba los materiales para las clases, libros, ordenador... Sunoo tendió su mano hacia mí, y por supuesto yo no dudé ni un segundo al cogerla, entrelazando los dedos de ambos mientras balanceaba ambas con ilusión de delante a atrás. Sunoo me miraba sonriendo; sus ojitos eran dos cuartos crecientes que brillaban con ternura. Debería ser yo quien se sintiera tierna por ese chico, no él. Era como un chupachups de fresa y nata, tan delicado y suave, y olía tan bien. ¡Yo debería estar enternecida! Le devolví la mirada y observé que llevaba puesto un brillo de labios rosado, haciéndome celebrar por dentro dando volteretas al haber logrado que Sunoo volviera a sentirse cómodo usando algo que siempre había usado.

Me gusta ese rosa, ¿qué marca es?
—¡Oh! Es un gloss nuevo que ha salido, es un colorcito parecido a la leche de fresa... ¡Vayamos después del entrenamiento a por uno para ti!
—¡Me parece una idea genial!
—asentí repetidas veces.

Me parecía increíble la espontaneidad con la que surgían planes nuevos entre ambos y lo cómodos que estábamos con ellos. Nunca había disconformidad, siempre encontrábamos el plan ideal para que ambos lo pasáramos bien... ¡Definitivamente, comprar maquillaje con Sunoo sería una gran idea!

Al llegar a la universidad nos encontramos con NiKi de frente, frenando nuestro paso para saludarle; sin embargo, NiKi pasó de largo sin dirigirnos ni una sola mirada. Nos giramos para verle, observando como se alejaba de ambos de aquella forma tan fría. Miré a Sunoo con un rostro lleno de confusión y Sunoo me miró de igual forma, encogiéndose de hombros.

El pelirrosa me acompañó hasta mi clase, específicamente hasta mi asiento. JungWon miró a Sunoo con una enorme sonrisa, reconociendo que era ese chico del que le había hablado. Tendió su mano hacia él para sacudir ambas en forma de saludo. Sunoo tomó la mano de JungWon saludándole de igual forma.

—¡Soy JungWon, el compañero de clase de ______!
—Yo soy Sunoo, su... Su amigo

Reí al verle dudar y levanté una ceja, cuestionándole la tardanza en responder. JungWon, sin embargo, alzó su ceja con incredulidad. Él sabía lo que estaba pasando entre nosotros. Me senté en mi sitio junto a JungWon, preparando los materiales para aquella clase, mientras ellos dos conversaban animadamente hasta que un silencio se hizo entre ambos. Miré a Sunoo, que revisaba la hora en su teléfono.

Me tengo que ir ya.—guardó su móvil y nos miró a ambos.— ¡Nos veremos más a menudo, JungWon!
—¡Por supuesto!
—Y a ti te veré luego en el entrenamiento.

Yo asentí varias veces, sonriendo de oreja a oreja. Si me hubieran dicho lo que iba a pasar, definitivamente no habría usado un pintalabios más anaranjado que Sunoo, puesto que cuando besó mis labios para despedirse, sus brillantes y suaves labios se quedaron notablemente anaranjados. JungWon se tapó la boca, pero en sus ojos se podía ver aquella traviesa sonrisa de gatito que solía asomar sus hoyuelos. Sunoo sonrió, frotando sus labios entre ellos para extender de nuevo su pintalabios de forma uniforme, y salió de la clase, dejándome completamente roja de la vergüenza. 

En cuanto acabó la clase, JungWon y yo nos dirigimos a la máquina expendedora que había junto a la puerta y nos sentamos en uno de los bancos que había fuera

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En cuanto acabó la clase, JungWon y yo nos dirigimos a la máquina expendedora que había junto a la puerta y nos sentamos en uno de los bancos que había fuera. Teníamos una hora libre antes de la siguiente, y por supuesto, JungWon quería enterarse de todo lo que estaba pasando con Sunoo, ya que había ido a mayores desde la última vez y se sentía desactualizado.

Creo que me debes una explicación.
—No sabía que tenía un novio tóxico.
—le miré dándole un sorbo al zumo que me había comprado.
¡Oh, vamos! ¡Sabes que me encanta el chisme!

Reí, dejando el zumo a un lado y me puse de pie frente a él. JungWon se acomodó en el banco, mirándome con las mejillas llenas de comida, expectante por mi respuesta.

Recuerdas quién es, ¿verdad?
—¡Pues claro! Ese es el chico que fingió para acercarse más a ti, ¿no?
—Ese mismo, Wonnie.

Comencé a contarle en el orden más cronológico que podía todo lo que había pasado desde la primera vez que nos conocimos. JungWon parecía escandalizarse con el más mínimo detalle de contacto físico entre nosotros, y daba golpes al aire avergonzado.

¡¿Cómo que compartisteis baño para ducharos?!
—¡JungWon, no fue así! ¡Ya te lo he explicado!
—mi rostro enrojeció rápidamente.
¡Lo tuviste prácticamente desnudo frente a ti!
—¡Tenía una toalla!
—grité, tapándole la boca antes de que gritara algo más y más personas se giraran a mirarnos. 

JungWon gritaba incoherencias aún con mi mano en la boca y yo le siseé para que dejara de decir aquellas cosas tan vergonzosas en alto. Cualquiera que escuchara al conversación podría malinterpretarlo todo, no sería muy difícil hacerlo con las palabras "lo tuviste desnudo frente a ti". Ni siquiera sabía cómo explicar aquello sin que pareciera una locura. 

End Game.-Kim Sunoo y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora