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Dosie aplaudió para llamar la atención de todas nosotras una vez que Sunoo se unió a nuestro grupo. Todas parecían estar listas para lo que venía excepto yo, por lo que explicó en lo que consistía el entrenamiento.

¡Bien, chicos! Carrera suave, rodilla arriba y talones atrás. Luego, rotación de articulaciones, vamos a ello.

Comenzamos a calentar corriendo alrededor de la pista, era un ejercicio al que normalmente todos estábamos ya acostumbrados desde pequeños por lo que no presentó gran dificultad. Para la rotación de articulaciones me dediqué a copiar a los demás miembros del club que por supuesto tenían más aguante y flexibilidad que yo. No podía exigirme más, acababa de empezar, por supuesto que sería un proceso lento.

Tras eso, dosie repartió una pelota por pareja. Claro estaba que todas acostumbraban a tener ya alguien con quien ponerse y que no iban a acercarse a ponerse con la que acababa de entrar. No por poca empatía o algo así, todas eran muy amables, pero... ¡Todas sabían que sería un poco patosa! Dosie entonces me lanzó un balón, dejándome un poco confusa, ya que no tenía pareja con quien realizar la actividad, o eso creí hasta que sentí una presencia justo a mi lado. Al girarme, lo encontré a él, bajando la mano lentamente. ¿Había sido él quien le había pedido el balón a Dosie para practicar conmigo?

Amm... ¿Sabes cómo hacerlo?
—Creo que sí.

Coloqué, como solía ver en las películas, las manos entrelazadas como puños. Sunoo dejó escapar una pequeña risita negando y se acercó por detrás, agarrando mis dos manos para deshacerlas de aquel agarre y las colocó una sobre la otra, con ambos pulgares juntos.

—Así, de la otra forma puedes hacerte mucho daño si la pelota llega a impactar con fuerza.
—¡Ah, claro! Gracias.

Sunoo se separó botando la pelota un par de veces y unas fuertes carcajadas estallaron detrás de nosotras, haciendo que todas nos giráramos a ver al molesto equipo de chicos. Señalaban a Sunoo mientras se agarraban la barriga, sintiéndola adolorida por la risa.

—¡De verdad se cree que puede disimular la pluma!

Fruncí el ceño cansada de ese tipo de bromas, y robándole el balón a Sunoo, se lo lancé al gracioso que había soltado aquella frase. Dosie fue la que dejó escapar una enorme carcajada entonces, llena de regocijo y victoria.

—¡Ya te estás haciendo a esto!

Tras el entrenamiento empezamos a estirar nuestros miembros para evitar que se entumecieran

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Tras el entrenamiento empezamos a estirar nuestros miembros para evitar que se entumecieran. La flexibilidad de todas y cada una de ellas me dejaba perpleja, pero cuando giré mis ojos hacia Sunoo y lo vi superar con creces a las chicas, pensé que este chico se había equivocado de deporte, debía ser gimnasta como mínimo.

Las chicas nos dirigimos al vestuario para asearnos y cambiarnos de ropa. Entre ellas comentaban la sesión del día y siempre se encargaban de halagar a Sunoo de alguna forma u otra. Parecía un miembro más común de lo que parecía en el equipo de las chicas. Decidí poner la oreja para saber qué más contaban.

¡Hoy estaban insoportables, lo juro!—Exclamó una de ellas.
Si yo fuera Sunoo les habría partido la boca.—Asintió otra.
¡Pero si Sunoo es un pedacito de cielo! Hoy ha estado increíble. Se nota que entrenar con nosotras le da fruto. —Sonreí para mis adentros, tenían mucha razón, Sunoo era talentoso y me lo había demostrado ese mismo día.
¡Aun así es frustrante ver cómo le tratan!—Reclamó Giselle.
Lo es, pero es él quien tiene que poner límites. —Respondió Dosie tranquilamente.

Ladeé mi boca al escuchar aquello. Dosie sabía de sobra que Sunoo debía solucionar sus problemas solo; sin embargo, me dio la sensación de que tal vez le ayudó por evitar que le dejaran en ridículo de formas más crueles, solamente por hacerse los interesantes delante de mí. Me perfumé y eché un suave brillo a mis labios antes de salir con las demás del equipo de aquel zulo llamado vestuario. Una de las chicas del club llamó a Sunoo a lo lejos y él corrió hacia nosotras con una enorme sonrisa de agradecimiento. Entró en el vestuario del que habíamos salido, dejándome atónita, incapaz de entender el porqué.

Sunoo no puede cambiarse ni asearse delante de los chicos.—Me explicó Giselle en susurros.— Hay veces que le han cambiado la ropa por faldas o vestidos, se la han roto, e incluso han intentado desnudarle para dejarle en ridículo de las peores formas... Desde entonces dejamos que use el nuestro cuando terminamos de cambiarnos.

Llevé las manos a mi boca, sintiendo lástima. Ciertamente, ahora entendía por qué SungHoon me pedía que cuidara de él con tanta urgencia y es que no podía fiarse de absolutamente nadie a su alrededor.

¿Por qué Sunoo no hace nada?
—¿Defenderse, dices? No lo sé... Debería hacerlo, honestamente.
—¿Y por qué sólo le hemos defendido Dosie y yo?
—Sunoo no quiere que nadie le defienda. Los chicos sólo se burlan más de él porque asumen que él es incapaz y "una chica le tiene que defender"
—Hizo comillas con los dedos.— Una pérdida de honor para ellos, supongo.

Apreté mis puños furiosa con aquel puñado de primates. ¿Acaso era delito tener unos rasgos andróginos tan delicados y hermosos? No terminaba de entender el conflicto entre los chicos y Sunoo. ¿Ser bonito? ¿Parecer delicado? ¿Parecer una mujer? Ni siquiera lo parecía. Sentí un par de manos en mis hombros, zarandeándome suavemente y sacándome así de mi ensoñación. Giré un poco la cabeza y observé a un sonriente KeonHee esperando junto a nosotras. Todas las chicas se sentían cómodas con KeonHee y lo hacían notable dejando cualquier postura hostil a un lado. KeonHee era un buen chico... Aunque fuera igual de cobarde que Sunoo. 

Sunoo, estoy a una llamada de distancia cuando me necesites.

End Game.-Kim Sunoo y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora