No sé en qué momento me había quedado dormida. Me desperté al sonido del despertador, indicándome que ya era hora de ir a la cafetería. Me levanté rápidamente, entré en la ducha, me bañé lo más rápido posible, me sequé el cabello y me hice una coleta alta. No me maquillé mucho, solo un poco de gloss. Me vestí sencillamente, agarré mi celular y mi bolso, y me dirigí rápidamente hacia la cafetería. Rose no había dado señales de vida aún, probablemente se quedó con su ligue de anoche o con Mingyu, así que no me preocupaba por ella.
Llegué a la cafetería y ahí estaba mi jefe con su típica cara de perro bravo.
—Buenas tardes, señor —dije haciendo una reverencia, antes de ir a ponerme mi uniforme. Él ni siquiera se molestó en responderme.
Ojala se vaya, no lo soporto.
Pues somos dos.
Cuando salí al mostrador, ya había desaparecido de mi vista, lo cual me pareció estupendo; quizás no tendría que verlo en todo mi turno.
Era sábado y como era de costumbre, la cafetería estaba muy llena. Las horas pasaron volando y no me di cuenta de que ya faltaba poco para terminar mi turno. Me tomé un breve descanso dejando a mi compañero Jin a cargo por unos minutos. Jin era una persona callada y no sabía mucho sobre él, solo que era mi compañero.
Entré a la habitación de los empleados, tomé agua y revisé mi celular. Había llamadas perdidas de Rose y de Mingyu, además de mensajes de Jungkook. Cuando vi que él me había escrito, casi escupo el agua que estaba tomando.
Jungkook me escribió preguntándome por qué no le contestaba. Suspiré y decidí responderle simplemente:
"Ha sido una agradable noche, pero no creo que sea apropiado seguir adelante."
¿Es que eres idiota verdad?
Sabes cuantas mujeres hermosas tiene Jungkook, es algo sin sentido continuar esto.
Después de despedirme de él por mensaje, sentí un vacío en el estómago. Decidí no responder más sus mensajes ni sus llamadas, que en ese momento se volvieron constantes. Puse mi celular en silencio y salí para terminar mi turno de trabajo.
Al concluir mi jornada laboral, caminaba hacia mi apartamento con la intención de descansar, ya que al día siguiente no trabajaba. Al llegar al edificio, vi a un chico con gorra y mascarilla, vestido todo de negro, en la entrada. Cuando iba a entrar, el chico tomó mi brazo. Sentí miedo, pero él puso su dedo índice en mis labios.
—Soy yo —dijo él, y reconocí su voz. Era Jungkook.
Es el, es el.
—¿Estás loco? ¿Qué haces aquí? Casi me matas del susto —dije, un tanto alterada.
—Tenía que verte. No respondías mis mensajes ni mis llamadas —respondió con tono suave.
—¿Y si venía tarde? Realmente estás loco.
Él se quitó la mascarilla y me miró fijamente. Su mirada era penetrante, haciendo que todo mi ser se estremeciera.
Podrías mirarme así las veces que quieras, no me molestaría.
—Cuando te dije que quería verte, lo dije en serio. No puedes simplemente desaparecer —dijo.
—Jeon, en serio no quiero que tengas problemas por verme.
—Vamos a un lugar más tranquilo para hablar mejor. Deja de preocuparte por mí, sé cómo manejar las cosas. Dame la oportunidad de conocerte —dijo él, acercándose a mí.
—Pero Jeon...
—No tomes decisiones por mí. Yo quiero conocerte. Ahora te pregunto: ¿Tú quieres conocerme? —dijo esta vez con un tono seco y firme.

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SOLO UNA FAN
Romance"Solo una fan" narra la transformación de Rachell, una joven con ojos azules como el mar y cabello rojizo como llamas, cuya vida estaba centrada en el estudio y la rutina. Al mudarse a Corea del Sur, descubre una nueva pasión por la fotografía y una...