Capitulo 23

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PERSPECTIVA RACHELL.

Ha pasado un año. No he visto más a Jungkook, solo en entrevistas, canciones y en todo lo relacionado con su carrera artística. Nuestra relación se acabó ese día en el auto. Desde entonces, no lo he vuelto a ver. Aunque prometió buscarme, ha pasado un año y no lo hizo.

Jimin y Tae son clientes frecuentes del estudio, pero no mencionan nada sobre él. Rose me ayuda aquí, y Mingyu ha decidido conquistarme. A pesar de que le he dicho que no quiero arruinar nuestra amistad, sigue trayéndome una rosa, chocolates y pequeños detalles todos los días.

Hace un mes que BTS está en EE.UU. y no saben cuándo regresarán.

—¿Estás lista para hoy? —dice Rose, sacándome de mis pensamientos.

Pues no, quien en su sano juicio va al lugar donde conoció a su ex.

—Ah, sí, sí. Mingyu nos viene a buscar en la noche —dije, volteando a verla.

—Vaya, qué ánimos tienes —dice, rodando los ojos.

Gracias por notarlo.

—Traje los vestidos. Están atrás. Nos podremos cambiar aquí —sonreí.

Íbamos a ir al casino. Tenía nervios; ese lugar me recordaba a Jungkook. Hace casi dos años, nuestra historia comenzó allí. Ir al casino me haría extrañarlo más de lo que ya lo extraño.

Se hicieron las 9 PM y Mingyu llegó por nosotras. Yo ya estaba lista y Rose terminaba de arreglarse en los vestidores.

—¡Wow! Realmente eres hermosa —dice Mingyu mientras se acerca a mí.

—¿Te parece? —le sonreí.

—Me encantas —sonríe.

Le devolví la sonrisa, aunque por dentro sentía un nudo en el estómago. Mi mente seguía enredada en los recuerdos de Jungkook, pero traté de disfrutar la noche con mis amigos

Me sonrojé mientras Mingyu se acercaba y me abrazaba. Con una ternura inesperada, levantó mi rostro y me robó un beso corto. Me quedé completamente sorprendida, con el corazón latiendo rápido en mi pecho.

WOOOOW.

¿Qué fue eso?

—¿Qué haces, Min? —pregunté, sonrojada y tratando de procesar lo que acababa de suceder.

—No sabes cuánto tiempo he estado deseando hacer esto —dijo, su sonrisa iluminando su rostro.

Me alejé un poco, nerviosa, y me dirigí hacia donde estaba Rose, quien había tardado más de lo esperado. Respiré profundo al entrar al vestidor, intentando calmarme. No quería arruinar mi amistad con Mingyu; es una persona encantadora, pero la verdad es que no es Jungkook.

—¡Lista! ¡Vámonos! —anunció Rose, con su vestido azul corto y brillante.

Subimos al auto con Mingyu. Me sentía un poco incómoda por lo que había pasado, pero él parecía estar en la luna, riendo más de lo habitual. Su traje negro le quedaba de maravilla, y su alegría era contagiosa.

—Ya estamos por llegar, ¡qué emoción! —dijo Rose, mirando por la ventana.

—No veo mucho entusiasmo por ir a un casino —añadí, tratando de distraerme.

—Veremos cómo pierde Min en los juegos —bromeó Rose, estallando en carcajadas.

—Hoy me siento con suerte —responde Mingyu, guiñándome el ojo.

Girar la cabeza hacia la ventana me dio un respiro de alivio. Era de noche y el cielo estaba estrellado, con una brisa acogedora que entraba por la ventana. La vista era tranquila y hermosa, y me ayudaba a despejar mi mente.

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