Capitulo 7

42 7 1
                                    

Terminé mi clase de fotografía y llamé a Rose para que me pasara a buscar a la academia, ya que ella pensaba que estaba en la cafetería.

Pasaron 20 minutos y ella ya había llegado por mí junto con Mingyu. Él se bajó del auto, me abrazó y me saludó.

—¿Qué amigo es ese? Me debes muchas explicaciones —dijo Mingyu abriendo la puerta del auto para que yo ingresara.

Esta celoso.

Claro que no.

Eso ni te lo crees.

—Sí, eres tonto —sonreí—. Hola, mi bebesita hermosa, te tengo una sorpresa —dije a Rose.

—Ya quiero saber qué es —respondió ella con una sonrisa enorme, mientras manejaba hacia el apartamento.

Camino al apartamento, solo hablábamos y reíamos de los chistes malos de Mingyu. Yo iba en la parte de atrás del auto.

***

Subimos al apartamento. Ingresé a mi cuarto rápidamente, dejé mis cosas en la cama y quería ducharme.

—¡Bebes! Me voy a duchar rápidamente y bajo. Mingyu, prepara algo rico de comer —grité desde mi habitación.

—¡Mueve ese rabo y bájame mi sorpresa ya! —respondió gritando Rose.

—Si necesitas ayuda para que te coloque el jabón, me avisas. Yo te ayudo —soltó Mingyu con una carcajada.

Otro pervertido.

Ingresé al baño, me quité el maquillaje y me metí a la ducha. Estuve allí por varios minutos. Salí de la ducha, me apliqué unas cremas en el rostro, peiné mi cabello y salí a mi habitación a colocarme mi pijama. 

Debí haberme traído una camisa de Jungkook, me quedaban mejor

Mientras me colocaba las medias, sonó mi teléfono. Sonreí como idiota al ver quién era.

Ya nos extraña.

Eso ocasionamos.

No podía negar que me emocionaba cada vez que Jungkook me escribía o simplemente hacía cualquier gesto hacia mí.

—¿NECESITAS QUE TE AYUDE A VESTIR? —gritó Mingyu, sacándome de mis pensamientos.

Agarré mi teléfono, las entradas y bajé corriendo las escaleras.

—Huele riquísimo, ¿qué estás cocinando, osito lindo? —dije sonriendo, acercándome a la cocina donde estaban ellos.

—Al fin bajas, Mingyu estaba a punto de sacarte del baño —dijo Rose mordiendo una manzana.

Mingyu se volteó y le lanzó un pañuelo a Rose, y comenzamos a reír.

—¿Cuál es la sorpresa? Me tienes intrigada en muchos aspectos —preguntó Rose acercándose a donde estaba yo—. ¿Con quién estabas? ¿Es guapo tu amigo? —agregó.

Mingyu se acercó rápidamente y su rostro quedó muy cerca del mío.

Es bien guapo nuestro amigo.

Pero no es Jungkook.

Pues no.

—No es más guapo que yo, lo dudo. Y, Rachell, esos ojos tuyos solo me tienen que ver a mí —dijo con un tono seco. Luego se alejó, me guiñó el ojo y sonrió para seguir cocinando.

—A veces creo que Mingyu está enamorado de ti, y ojo de loca no se equivoca —susurró Rose en mi oído.

—¿Qué tonterías dices? —rodé los ojos—. ¿Preparada para lo que te voy a dar? —dije sonriendo, ocultando las entradas detrás de mí.

—¡Síii! —dijo Rose, ansiosa.

Le entregué las entradas y pegó un grito, dando saltos de emoción. Me tomó de la mano y comenzamos a gritar emocionadas las dos.

Nos va a dejar sordas un día de estos.

—Espera, son VIP. ¿Cómo las conseguiste? Estaban agotadas.

—Tengo mis contactos —dije, guiñándole el ojo de manera graciosa.

El mismísimo Jungkook, de hecho.

—Son tres entradas, ¿para quién es la otra? —preguntó Rose.

—Bueno... —dije con voz de bebé, acercándome a Mingyu y abrazándolo por detrás—. ¿Vas a acompañarnos, verdad? —le hice pucheros.

Hora de ser tierna.

—S-sí, yo las acompaño —dijo él con tono nervioso.

—Ya me lo pusiste nervioso. Ahora falta que nos digas dónde estabas y con quién —dijo Rose, agarrándome y alejándome de Mingyu.

—Fui con un amigo que conocí en el casino a unas cabañas fuera de Seúl, y me dio las entradas —respondí, apenada, rascándome la nuca.

—¡¿Qué?! Te fuiste con un desconocido. ¿Cómo le pagaste las entradas? ¿Con tu cuerpo? —dijo Rose, alzando varias veces las cejas de manera insinuante.

Cuando iba a responder, sentí que me apretaban duro del brazo.

—Mingyu, me estás lastimando —dije, asombrada por su reacción.

Un puñetazo si me vuelve a tocar así.

—¿Estás loca? ¿Cómo te vas con un desconocido? Ni siquiera lo conoces bien, pudo haber pasado cualquier cosa —dijo Mingyu, soltándome el brazo, con tono de molestia y desagrado.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué me hablas así? —fruncí el ceño.

No dijo nada. El ambiente se puso tenso e incómodo. Rose me tomó del brazo, agarró las entradas y, mientras las observaba, sonrió. Luego, tomó mi cara y me dio un beso en la mejilla.

—Eres la mejor amiga del mundo. Ahora sí, Jimin se enamorará de mí y Jungkook de ti —soltó una carcajada.

Guardé las entradas y me dirigí a poner la mesa con Rose. Mingyu aún parecía molesto. Terminó de cocinar y colocó la comida en la mesa.

Nos sentamos los tres a comer. Mingyu no decía ni una palabra y Rose solo me miraba, abriendo los ojos como si habláramos a través de nuestras miradas.

Mingyu terminó de comer antes que nosotras. Se levantó, me lanzó una mirada de molestia y se fue al baño. Rose se acercó a mí.

—¿Y a este qué mosco le picó? Yo creo que está celoso —susurró con la boca llena de comida.

Yo también lo creo.

—Deja de decir bobadas y no hables con la boca llena —respondí.

Sonó mi teléfono, pero no le presté atención y terminé de comer. Lavé los platos, sequé mis manos y revisé mi teléfono.

 Era Jungkook. Había enviado una foto de él acostado en su cama, con una sonrisa y deseándome buenas noches. Sonreí como idiota al ver su mensaje y sentí un calorcito en el pecho.

Guardé la foto que Jungkook había enviado en mi galería y no pude evitar sonreír.

Mingyu estaba sentado en el sofá conversando con Rose, y cuando pasé cerca, me ignoró completamente.

—Voy a dormir, los amo —anuncié mientras subía las escaleras.

Rose respondió con amabilidad, pero Mingyu siguió concentrado en la televisión, sin prestar atención a mi presencia. Su indiferencia me molestó un poco.

Lo miré esperando alguna reacción, pero no hubo ninguna. Me resigné y continué subiendo hacia mi habitación.

Una vez allí, revisé de nuevo mi conversación con Jungkook y las fotos que me había enviado. No podía evitar sonreír ante cada mensaje.

Decidí colocar una clave en la aplicación de mensajería para evitar que Rose y Mingyu revisaran mi teléfono sin mi permiso.

Coloqué mi celular a cargar y me preparé para dormir, sintiendo una mezcla de felicidad y cansancio.

SOLO UNA FANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora